La jueza María Eugenia Capuchetti determinó este lunes la falta de pruebas para mantener detenidos a los tres acusados de integrar una supuesta “célula terrorista” y ordenó sus libertades, informaron a elDiarioAR fuentes con acceso directo a la causa. El caso incluía contradicciones y pistas más sospechosas que algunos de los sospechados, publicó este miércoles elDiarioAR tras consultar el expediente y fuentes del caso.
Un peluquero y un profesor de tenis de mesa de origen sirio estaban imputados de formar parte de una organización que buscaba presuntamente atentar contra edificios de la colectividad judía en Buenos Aires. Permanecían detenidos desde el 30 de diciembre último en una dependencia de la Policía Federal Argentina (PFA). El tercer detenido liberado es un argentino que dijo ser agente inorgánico de la embajada de Estados Unidos y que denunció a los otros dos acusados. De los dichos de este hombre surge que el caso se habría basado en sus elucubraciones, según pudo establecer este medio con base en fuentes con acceso a la causa.
La jueza determinó la falta de mérito pero impuso a los tres hombres la obligación de concurrir ante el juzgado cada mes, entre los días 1 a 5, y les prohibió salir del país mientras dure la investigación.
El resultado del peritaje de los teléfonos permitió descartar las sospechas sobre los acusados hasta el momento. El profesor de tenis de mesa tiene nacionalidad colombiana y es de origen sirio mientras que el peluquero es argentino y vive en el Gran Buenos Aires. Los teléfonos no arrojaron ningún contenido que los vincule a actividades ni grupos terroristas, de acuerdo con fuentes judiciales. Tampoco que los vincule entre sí. Ellos dijeron a la Justicia que no se conocían entre sí, pero terminaron involucrados por la denuncia de un gendarme, dos denuncias anónimas y las elucubraciones de un hombre que se identificó como “El Rubio” y se hizo pasar por “agente inorgánico de la embajada de Estados Unidos” y los denunció a ambos ante la Policía Federal.
El peluquero y el profesor de tenis de mesa quedaron detenidos porque aparentemente iban a recibir un paquete sospechoso desde Yemen. El presunto paquete nunca fue hallado por las autoridades y estas determinaron que nunca existió. El expediente tiene contradicciones, escasas pruebas hasta el momento y pistas más sospechosas que algunos de los sospechados, como publicó elDiarioAR el último miércoles.
“En efecto, no se pudo corroborar la existencia de la supuesta encomienda —el paquete— que iba a llegar al país y que fuera aludida en la información que dio inicio a esta investigación”, afirmó la magistrada.
La Policía de Seguridad Aeroportuaria verificó además que las credenciales y documentos secuestrados al ciudadano colombiano de origen sirio y la fuerza corroboró que poseían las medidas de seguridad correspondientes y no observaban maniobras de adulteración física. Además, el Consulado de Colombia en Buenos Aires informó que tanto las cédulas de identidad como el pasaporte del hombre se encuentran vigentes y asociadas a dicha persona, por lo que se descartó la supuesta adulteración de los documentos y una falsa identidad.
Neutralizando
El 3 de enero último, la ministra Bullrich dijo a los medios: “Se obtuvo una información de inteligencia brindada por una conjunción de elementos tanto de Estados Unidos como de Israel y de un miembro de Gendarmería que ha sido formado en antiterrorismo de parte de sus pares de Colombia”. Luego afirmó: “Las tres personas están vinculadas -por los tres detenidos- y sabíamos que llegaban en distintos vuelos y que estaban a la espera de un paquete de Yemen”.
Bullrich agregó: “Estuvimos trabajando y mandamos todo el equipo porque teníamos la entrada de tres personas por distintos aeropuertos”, agregó Bullrich y dijo que la Dirección de Inteligencia Criminal (Dinincri) del ministerio de Seguridad estuvo trabajando sobre los perfiles de los denunciados. “Había un dato que nos preocupaba: que el hotel estaba cerca de la embajada de Israel”. Aquí, lo que sucedió más allá de la versión oficial.
“De momento, no se ha incorporado elemento de prueba que permita corroborar la hipótesis investigada y que formó parte de la imputación mencionada. En efecto, la situación de los nombrados plantea una serie de interrogantes que aún deben esclarecerse para dictar una decisión conclusiva en alguno de los sentidos dispuestos por el ordenamiento ritual”, sostuvo la jueza Capuchetti en su resolución.
La historia
La causa comenzó caratulada como “averiguación de delito” y los detenidos terminaron acusados de “integrar una asociación criminal trasnacional de existencia ininterrumpida en el tiempo que se dedica a la organización y perpetración de atentados terroristas” y que “registraría actividades en distintos países de la región, en particular Colombia, desde donde se habría organizado la perpetración de un ataque –presumiblemente, con explosivos– a un inmueble localizado en el ámbito de esta ciudad vinculado a la colectividad judía”.
El expediente se inició por una denuncia telefónica el 28 de diciembre por la tarde cuando un funcionario del área de Seguridad de la Embajada de Israel en Buenos Aires se comunicó con el Departamento Unidad de Investigación Antiterrorista (DUIA) de la Policía Federal, indicando que debía informar acerca de un posible delito.
El funcionario de la embajada sostuvo que un gendarme argentino había llamado a la sede diplomática para afirmar que un ciudadano de origen sirio y pasaporte colombiano estaba por ingresar al país, al cual identificó con nombre, apellido, fecha y lugar de nacimiento, y remitió incluso copia de su pasaporte.
La Federal dio intervención al juzgado de turno, a cargo de Servini, y por orden de la jueza ubicó al gendarme, pero su apellido no era Romero. Así comenzó la historia de la fallida “célula terrorista”, que sigue así.
ED/JJD
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