Los jefes de Estado y de Gobierno del G20 acordaron hoy en Roma trazar el objetivo de lograr “cero emisiones netas” de gases de efecto invernadero “para mediados de siglo”, al tiempo que ratificaron su compromiso para fijar el techo del aumento de la temperatura media mundial en 1,5 grados por sobre los niveles preindustriales.
“Aceleraremos nuestras acciones en los ámbitos de la mitigación, la adaptación y las finanzas, reconociendo la importancia clave de lograr cero emisiones netas de gases de efecto invernadero o neutralidad de carbono a nivel mundial para o alrededor de mediados de siglo”, dijeron los líderes del grupo que concentra el 80% de la economía mundial, en una declaración conjunta de 61 puntos dada a conocer tras la cumbre de dos días en la capital italiana.
El punto de la declaración que marca también “la necesidad de fortalecer los esfuerzos mundiales necesarios para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París”, fue el que requirió más negociación entre los miembros tras las posturas que buscaban trazar el objetivo de “emisiones cero” para 2050, como Estados Unidos y Europa, y los Estados que querían posponerlo hasta 2060.
La referencia a los acuerdos alcanzados en 2015 en la capital francesa, donde los líderes de 190 naciones acordaron mantener la suba de la temperatura global “muy por debajo” de 2 grados, estuvo también en otros dos puntos del documento publicado este domingo tras la cumbre en el centro de convenciones La Nuvola.
“Seguimos comprometidos con el objetivo del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2°C y continuar con los esfuerzos para limitarlo a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, también como un medio para permitir el logro de la Agenda 2030”, plantearon los países, que concentran además el 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Reconocemos que los impactos del cambio climático a 1,5°C son mucho menores que a 2°C”, agregaron los jefes de Estado y de Gobierno de los países más desarrollados del mundo y algunos emergentes, entre ellos el presidente Alberto Fernández.
Según el documento, “mantener (la meta de) 1,5°C al alcance requerirá acciones significativas y efectivas y el compromiso de todos los países, teniendo en cuenta diferentes enfoques, a través del desarrollo de caminos nacionales claros que alineen la ambición a largo plazo con los objetivos a corto y mediano plazo, y con la cooperación internacional y el apoyo, incluidas las finanzas y la tecnología, el consumo y la producción sostenibles y responsables como facilitadores fundamentales, en el contexto del desarrollo sostenible”.
Las negociaciones para lograr un acuerdo de consenso amplio, aun a costa de traducir las fechas concretas de las emisiones cero en alusiones imprecisas, buscaron durante toda la presidencia italiana del G20 mostrar algún tipo de avance en materia ambiental antes de la conferencia de la ONU sobre clima COP26, que inicia mañana en Glasgow, Reino Unido.
“Esperamos una COP26 exitosa”, agregaron hoy los jefes de Estado y de Gobierno en la declaración final.
El documento enmarca sus líneas en un escenario en el que “los impactos del cambio climático se están experimentando en todo el mundo, especialmente entre los más pobres y vulnerables”, por lo que los líderes del G20 acordaron “movilizar conjuntamente 100.000 millones de dólares por año para 2020 y anualmente hasta 2025 para atender las necesidades de los países en desarrollo”.
En el plano de las energías de combustibles fósiles, el documento planteó el compromiso para “movilizar financiación pública y privada internacional para apoyar el desarrollo energético ecológico, inclusivo y sostenible y pondremos fin a la provisión de financiación pública internacional para la nueva generación de energía de carbón en el extranjero para fines de 2021”.
“No ha sido fácil, los sherpas (delegados) han hecho un trabajo extraordinario”, planteó el premier italiano Mario Draghi en su discurso de cierre de la cumbre ante los demás líderes del G20.
“Continuamos el esfuerzo en la lucha contra el cambio climático. El éxito de esta cumbre es que nos hemos empeñado en mantener el objetivo de 1,5 grados de suba de las temperaturas, y eliminamos los financiamientos al uso de carbón”, destacó.
En el plano sanitario, uno de los principales logros de la cumbre fue la adopción del compromiso para “vacunar al menos al 40 por ciento de la población en todos los países para fines de 2021 y al 70 por ciento para mediados de 2022, según lo recomendado por la estrategia mundial de vacunación de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”.
En ese punto, propusieron “tomar medidas para ayudar a impulsar el suministro de vacunas y productos e insumos médicos esenciales en los países en desarrollo y eliminar las limitaciones de suministro y financiación pertinentes”.
Por otro lado, como se había ya confirmado durante el primer día de la cumbre, el G20 acordó establecer un impuesto mínimo global para las multinacionales, que consideraron un paso para “un sistema tributario internacional más estable y más justo”.
Sin mayores precisiones sobre el mecanismo con el que buscarán evitar el denominado “dumping fiscal” por el que las grandes empresas globales tributan en los países con menores niveles de tasas y no donde tienen sus sedes centrales, la cumbre del G20 expresó su intención de “asegurar que las nuevas reglas entren en vigencia a nivel global en 2023”.
“Estamos orgullosos de estos resultados pero debemos recordar que es solo el inicio”, dijo Draghi.
Este domingo, al inicio del segundo día de la cumbre, un grupo de los líderes de las principales economías del mundo y de países emergentes visitó la tradicional Fontana de Trevi en Roma. La visita se realizó en medio de un operativo de seguridad que blindó el centro romano.
Draghi, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, encabezaron el grupo de 15 líderes, en su mayoría europeos, que tiró la moneda en la fuente.
El grupo, en el que no estaban ni el presidente Alberto Fernández ni el mandatario estadounidense Joe Biden, había recibido una moneda de un euro de parte del Gobierno italiano para lanzarla a la fuente construida entre los siglos XVII y XVIII e inmortalizada en La Dolce Vita de Federico Fellini.
CB con información de Télam