La protesta social

Massa demora las medidas sociales: busca ganar tiempo y asegurarse la red de contención del Evita

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El asado comenzó pasadas las 22 del lunes y se extendió hasta las 4 de la madrugada del martes. En su casa de Tigre, Sergio Massa hizo de anfitrión de los principales referentes del Movimiento Evita, la organización social oficialista más grande, con al menos 130 mil planes en su haber e importantes resortes dentro del loteado Frente de Todos. Entre los comensales que se acercaron a su country de Tigre se anotaron Emilio Pérsico –a su vez secretario de Economía Social del Ministerio de Desarrollo Social, para varias voces el ministro ad hoc de la cartera que conduce Juan Zabaleta–, Fernando “Chino” Navarro –ahora secretario de Relaciones con la Sociedad Civil y Desarrollo Comunitario, en la Jefatura de Gabinete– y Leo Grosso –diputado nacional y con diálogo propio con Máximo Kirchner–. 

Lejos de hablar de cuestiones sociales, la conversación fue sobre política. Massa y el Evita sellaron un pacto que ya se venía negociando desde que se supo que el tigrense desembarcaba en Economía, como publicó elDiarioAR. “Concluimos en que podemos transitar un camino juntos en el marco del Frente de Todos”, aseguró a este medio uno de los protagonistas del ágape. ¿Jugarán juntos en 2023?

Por ahora, el acuerdo Massa-Evita significa para el tigrense lograr cierta “contención” social y ganar tiempo para demorar medidas concretas frente a una coyuntura asfixiante: casi 40 por ciento de pobreza y una inflación proyectada para todo el año cercana a los tres dígitos. “Antes de que anuncie medidas, a Massa le falta ordenar algunas cosas. Igual no debería tardarse mucho. No hay tanto tiempo. Todo el tiempo que está ganando es porque se hace mucha contención”, consideró otra voz dentro del Evita que confirmó la cena.

La rosca de Massa con Pérsico y compañía también se replica en las otras agrupaciones nucleadas en la UTEP, el gremio de la llamada economía popular que integran además el Movimiento de los Trabajadores Excluidos (MTE) de Juan Grabois, Somos-Barrios de Pie de Daniel Menéndez y la Corriente Clasista Combativa (CCC) de Juan Carlos Alderete, entre otras. El ministro tiene contacto directo con cada dirigente, con todos “está armando”, según recogió este medio en las distintas terminales territoriales. 

La estrategia de –por ahora–, esquivar anuncios de corte social no tiene como contrapartida voces disonantes. El miércoles, por caso, en la columna que la UTEP concentró en Av. de Mayo y 9 de Julio para la marcha de la CGT, cuatro referentes distintos le dijeron a elDiarioAR que Massa les había transmitido que post marcha iba a haber anuncios. Nada pasó, y eso no caldeó el ánimo popular en las agrupaciones oficialistas. 

Grabois –el más cercano a Cristina Kirchner– no volvió a alzar la voz desde que juró el ministro y tampoco se lo vio en la marcha de la CGT, aunque sí hubo una columna del MTE en la calle. “Lo conocemos desde hace tiempo, tenemos una buena relación”, confió por su lado una fuente cercana a Alderete, cuyo hilo rojo con Massa se explica por la histórica comisión interna que la CCC domina en la planta de la ex Terrabusi (hoy Mondelez) en Tigre.

La cercanía con Massa sí tiene como contracara una relación heterogénea de las organizaciones de la UTEP con Alberto Fernández, pese a que más de una vez el Presidente defendió los postulados de la economía popular. “Alberto ya fue, ahora es con Massa”, dijo con honestidad brutal un dirigente-funcionario de la UTEP entre los bombos que sonaban el miércoles en el microcentro porteño. “Con Alberto es difícil armar. Está en Marte”, fue más demoledor un vocero que conoce el paño. Curiosamente, un encumbrado  referente de la misma organización lo retrucó: “Para nosotros la política la organiza Alberto Fernández y su Gobierno. Obvio que seguimos creyendo en él”

¿Ansiedad por ganar una agenda social postergada?

La agenda social demorada por Massa contempla desde un muy publicitado DNU que busca “transformar planes en empleo”, hasta la –más publicitada aún– auditoría de las universidades al Potenciar Trabajo. En el medio, la UTEP reclama un salario universal para los más postergados y un monotributo social para los trabajadores de la economía popular. Dos medidas sin feedback aún en Economía.

Sí fue desde el Palacio de Hacienda que se motorizó un “borrador” sobre el programa “Puente Empleo”, una versión massista del remanido “empalme” que en su momento armó Mauricio Macri. La medida contemplaría que unos 200 mil beneficiarios del programa Potenciar Trabajo –que en total suman 1,3 millones de personas– accedan a un empleo formal sin perder el plan de 22 mil pesos –la mitad del salario básico–. Durante un año, el Estado pagaría esa parte del sueldo, mientras que el empleador tiene bonificados los aportes y contribuciones, haciéndose cargo solo de los componentes que corresponden a la obra social, la ART y el sindicato. 

El jueves por la mañana el propio Massa confirmó en el Council of the Americas que el decreto estaba a la firma, y por la tarde la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti, dijo que salía al día siguiente. El viernes, brilló por su ausencia en el Boletín Oficial. “No tenemos fecha de eso”, dijeron a elDiarioAR en Economía. En la Rosada, a su vez, admitieron que aún no estaba ni escrito el DNU y hasta dejaron transmitir cierto malestar por las confirmaciones al aire

¿Fue cierta ansiedad de ganar la agenda ahora que parece que Massa “cambió el humor” político?  Algo similar pasó en el mismo evento en el Alvear ante empresarios norteamericanos con el embajador Jorge Argüello, que primero cometió el gaffe de llamar “presidente” al ministro y luego confirmó que la bilateral de Fernández con Biden se iba a hacer, aunque omitió el dato clave: la fecha. “Se apuró, no tendría que haber dicho nada, si la bilateral nunca se había caído y no sabemos cuándo se va a hacer”, cuestionó al diplomático un vocero en Cancillería. La interna oficialista y la falta de rumbo claro parece que aún están latentes.

Incluso en las organizaciones hay una mirada de que el “Puente Empleo” tiene más que ver con la necesidad de Massa de dar mensaje a la clase media, ya que reduciría los planes sociales, que otra cosa. Sin embargo, seguirían siendo arriba de un millón en el Potenciar Trabajo. “Hay una parte de eso que está operado. Algo de realidad tiene pero hay mucho humo, es más una presión cultural de la capa media. No nos oponemos al empleo formal, ¿pero cómo haces que el empresariado lo acepte y te garantice que una fábrica acepte diez del plan sin echar a diez fijos?”, cuestionó un dirigente de la CCC. “Massa lo que quiere es llegar a fin de año bajando el número de planes sociales, como para dar una señal a los que miran TN”, admitió otro referente de Somos-Barrios de Pie.

Además, creen que el impacto “real” del programa en la economía popular sería exiguo: teniendo en cuenta que ese universo abarca al menos unas 9,7 millones de personas –se toma como base los informales, desocupados y más vulnerables que recibieron el IFE durante la pandemia–, el número de 200 mil es apenas el dos por ciento. 

En la UTEP consideran que incluso más de esos 200 mil que están entre los 1,3 millones del Potenciar Trabajo tienen posibilidad de volcarse al empleo formal, pero no así el resto de los casi diez millones que están en la economía informal. De esa torta, estiman que hay alrededor de 1,7 millones de “indigentes” que –ante cualquier imposibilidad de siquiera hacer changas– deberían recibir un ingreso universal. Es el proyecto de ley que presentó Juliana Di Tullio en el Senado –y que conversó con Grabois: como si fuera la AUH de la Anses, pero para adultos y de unos 15 mil pesos mensuales. En estas dos semanas, la iniciativa ni siquiera se giró a comisiones en la Cámara alta que preside CFK.

Para las 6,7 millones de personas restantes –que viven de changas, son vendedores ambulantes, cartoneros, cuentapropistas, manejan un comedor, etc.– la UTEP espera que el Gobierno avance con un “monotributo social”, una regularización que de alguna manera les permita acceder tanto a una obra social o como a una jubilación futura. La iniciativa también está cajoneada en la Cámara de Diputados desde que Massa era su presidente.

La auditoría a los planes y los silbidos para Zabaleta

En ese complejo marco de no-medidas, Zabaleta se puso al hombro en la última semana la auditoría al Potenciar Trabajo, aunque no sin dificultades. Anunciada por Massa para este mes, ahora la fecha de arranque es septiembre

Tras mostrarse el martes con un grupo de estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA que serán capacitados para hacer la auditoría en el conurbano, “Juanchi” viajó el miércoles a San Juan también para avanzar con la parte de la auditoría a 20 mil planes que hará la Facultad de Ciencias Sociales de la universidad nacional local. 

Allí se mostró con el peronista Sergio Uñac, con quien compartió un acto de entrega de 74 diplomas sobre “Cuidados de Adultos Mayores y de Género” a miembros de movimientos sociales oficialistas, que forman parte de la gestión pero que están enfrentados con el gobernador. Fue entonces cuando tanto el funcionario como el mandatario vivieron momentos incómodos: desde el auditorio de unas 500 personas los silbaron y los cuestionaron a viva voz –según supo elDiarioAR de testigos de la situación– cuando hablaron de la auditoría al Potenciar Trabajo. 

“No venimos a sacarle nada a nadie”, se apuró a contestar Zabaleta en un intercambio que no ganó los medios. Los titulares de su gira sanjuanina fueron las palabras más categóricas que le dijo a empresarios locales sobre los beneficiarios que serán auditados: “Si no quieren trabajar ni estudiar, se les da de baja el plan”.

“Hay mucha bronca. El circo de las auditorías es una estigmatización social”, justificó un dirigente los abucheos a Zabaleta. De hecho, referentes de la UTEP se sentaron con Zabaleta el jueves en una reunión de casi dos horas en Desarrollo Social para exigirle que el relevamiento no sea solo a las agrupaciones, sino también a todas las unidades de gestión que manejan parte del 1,3 millones de planes sociales: gobernaciones, intendencias, iglesias y ONGs. Además querían que la encuesta se realice en los lugares de trabajo, con grupos reducidos para evitar el “show mediático”, apuntó uno de los asistentes. 

“Se accedió a los dos pedidos. Juanchi reconoció que era la mejor manera”, agregó la fuente tras el cónclave, conclusión que confirmaron desde el ministerio, aunque negaron que haya habido una “presión” de las agrupaciones. Sentado al lado de Pérsico –que tiene pie en ambos lados del mostrador–, Zabaleta estuvo en esa reunión en minoría de condiciones: tenía en frente a 23 dirigentes sociales de todas las organizaciones de la UTEP, y que el día antes habían estado en la marcha de la CGT. Por la cartera, además del ministro y el jefe del Evita, solo estuvieron Gustavo Aguilera, virtual viceministro, y Pablo Pais, al frente del área que maneja el Potenciar Trabajo. 

“Nosotros nunca estuvimos en contra de la auditoría, pero sí en el enfoque de guerra contra los movimientos populares que empezó con el discurso de CFK el 20 de junio”, recordó un encumbrado dirigente de la UTEP y del Evita cuando Cristina Kirchner los cascoteó en el acto de Avellaneda que le armó la CTA de Hugo Yasky. Flamantes aliados de Massa, las agrupaciones con mayor peso –que son el Evita, la CCC y Barrios de Pie– tienen un encono particular con Zabaleta, puntualmente, y con CFK en general. 

“A Juanchi lo empuja más Cristina”, dijo otra voz con despacho y base territorial, memorioso de que, en plena crisis abierta del FdT, el ministro visitó a la vicepresidenta en su despacho. Creen que la auditoría es más un plan de ella que del titular de Economía. Y, con cizaña, remarcó la necesidad de Juanchi de recuperar la intendencia que dejó en manos del camporista Damián Selci: “Todo el mundo dice que se quiere volver a Hurlingham a fin de año. Y creo que ella puede ser determinante en su plan, porque ahí está ahora La Cámpora”.

MC