Fue un partido diferente, como se ilusionaba Marcelo Lewandowski pero tuvo un resultado mucho peor para las expectativas de Juntos Avancemos. Con Maximiliano Pullaro y Gisela Scaglia a la cabeza, Unidos para Cambiar Santa Fe ganó la gobernación de la provincia con más de treinta puntos de ventaja, se aseguró el control de la Cámara de Diputados y de Senadores y obtuvo las intendencias de los centros urbanos más importantes, incluida Rafaela, la ciudad del gobernador Omar Perotti.
“Es el entierro del kirchnerismo”, dijo Patricia Bullrich, la última oradora del festejo en el búnker de Unidos para Cambiar Santa Fe. A su lado estaban Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau, protagonistas de la celebración del triunfo de Pullaro en las PASO, cuando parecía que se encaminaban a disputar la presidencia y el gobierno de la ciudad de Buenos Aires respectivamente. “Con Pablo Javkin en Rosario, Maxi y Gisela en la provincia y Bullrich en la Nación, Rosario se libera de los narcos”, proclamó Bullrich, hablando de sí misma en tercera persona. El búnker, copado por la militancia radical, saludó con una ovación la promesa.
La elección de Pullaro respondió de modo contundente a los interrogantes previos al comicio: pudo mantener los votos que había logrado la coalición en las PASO y contribuyó al triunfo de Clara García en diputados, una instancia decisiva para su gestión de gobierno. Según lo que establece la Constitución de la provincia, Unidos tendrá mayoría en la cámara al recibir 28 de los 50 cargos en disputa. El resto se repartirá entre el peronismo, la lista de Amalia Granata -que ratificó su gran elección de las primarias-, los libertarios no reconocidos por Javier Milei, el Frente Amplio por la Soberanía que encabeza Carlos Del Frade e Igualdad y Participación, de Rubén Giustiniani.
El dirigente radical basó su triunfo en un intenso trabajo territorial, con un objetivo que no perdió de vista en la interna de su frente. Lewandowski definió en cambio su candidatura sobre el plazo del cierre de listas y Perotti, primer candidato en la lista de diputados provinciales, se mostró distante de la campaña y, si faltaba algo para irritar al peronismo provincial, declaró que votaría a Milei en un balotaje con Patricia Bullrich por la presidencia.
Lewandowski se mostró agresivo y cuestionó la gestión de Pullaro como ministro de Seguridad durante el gobierno de Miguel Lifschitz -uno de los caballitos de batalla del actual diputado provincial- recién en el debate que protagonizaron ante canales de televisión de Rosario y Santa Fe. Fue tarde, y Pullaro dejó de pasar esas críticas así como no se distrajo con los dardos que le enviaba Carolina Losada durante la interna del frente.
Los candidatos principales a la gobernación se presentaron por igual como agentes del cambio en la provincia y plantearon la elección como la confrontación de dos modelos. Pullaro enfatizó en “dejar de lado un modelo populista y asumir un modelo productivo”, haciendo eje en la crítica del kirchnerismo, “lo peor que nos pudo pasar”, y en el desgastado gobierno del Frente de Todos. Lewandowski fue menos claro en su propuesta y se vio complicado por la gestión de Perotti en la seguridad pública.
El apoyo al campo, la educación para garantizar “180 días de clase” y mejores salarios y un “Estado más eficiente” fueron las consignas centrales de la campaña de Pullaro. “Es una elección que no tiene comparación en cuarenta años de democracia en la provincia. Desde 1983 nunca el pueblo santafesino le expresó tanta confianza a un espacio político”, dijo el radical Lisandro Enrico, reelecto senador por el departamento General López. Unidos para Cambiar Santa Fe contabiliza 1.023.579 votos.
Pullaro será el primer gobernador radical de Santa Fe después de Aldo Tessio, quien condujo la provincia entre 1963 y 1966. Griselda Tessio, hija de Aldo y vicegobernadora del Frente Progresista en la gestión de Hermes Binner, criticó sin embargo la alianza con el PRO y no integra Unidos. El dirigente radical se referencia en Lifschitz, cuyo recuerdo puso una nota emotiva en los festejos de esta noche.
“Esta elección entierra el kirchnerismo en Santa Fe. Demuestra que hay una sociedad que está diciendo que no quiere más una provincia con expoliación fiscal y con narcos que volvieron a crecer”, dijo Bullrich, en medio de un clima de euforia. Después de los aplausos, agregó que los santafesinos “abrieron un surco para que este triunfo repercuta a nivel nacional”. Pullaro la presentó como “la próxima presidenta de la Argentina”.
La propuesta del cambio fue también compartida por los candidatos a la intendencia de Rosario, aunque con significados distintos. Pablo Javkin recurrió durante la campaña a una metáfora: Rosario padeció vientos en contra con los gobiernos del Frente de Todos en la Nación y en la provincia y ahora comienzan a soplar vientos a favor. En línea con Pullaro, el cambio expresó en su discurso la necesidad de rechazar al kirchnerismo. Su rival, Juan Monteverde, señaló en cambio la propia gestión de Javkin en la intendencia como aquello que debía ser superado, y estuvo cerca de obtener el triunfo.
El resultado de la elección en Rosario plantea un escenario distinto respecto del resto de la provincia. La ciudad quedó virtualmente dividida entre Javkin y Monteverde. El candidato de Juntos Avancemos, y referente del partido Ciudad Futura, se proponía cerrar la grieta y representar a los rosarinos más allá de su pertenencia política. Habrá que ver cómo continúa el diálogo entre las principales fuerzas.
La performance de Amalia Granata es otro dato relevante. Si la disputa por la gobernación se polarizó, en diputados Unite por la Libertad y la dignidad alcanza casi el 20 % de los votos y suma gobernabilidad para Pullaro, a la vista de la buena relación que mantienen ambos.
OA