El presidente Javier Milei decretó este viernes cambios en el sistema de Defensa nacional que, entre otras cosas, habilita a las Fuerzas Armadas a actuar ante amenazas de grupos terroristas y colaborar en las tareas de vigilancia de las fronteras.
Mediante un decreto publicado este viernes en el Boletín Oficial, el mandatario derogó una disposición adoptada en 2006 por el entonces gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) que limitaba el accionar de las fuerzas armadas a agresiones externas perpetradas exclusivamente por fuerzas armadas de otros Estados.
La medida de Milei es polémica por varias razones. Por ejemplo, porque los militares ahora podrán intervenir en tareas que previamente estaban restringidas a las fuerzas de seguridad. En la Argentina, existe una tradición de mantener separadas las funciones de Defensa nacional y Deguridad Interior para evitar el involucramiento militar en asuntos civiles, algo que históricamente estuvo asociado con abusos durante la dictadura militar (1976-1983).
Además, el hecho de permitir que las fuerzas armadas colaboren en el control de fronteras o actúen ante amenazas internas podría interpretarse como un paso hacia la militarización de la seguridad pública, algo que siempre fue alertado por organizaciones de derechos humanos y sociales.
Por otra parte, los términos “amenazas” y “agresiones” incluidos en el decreto son amplios y esa ambigüedad podrían dar lugar a interpretaciones subjetivas. Es decir que podría abrirse la puerta a que el accionar militar sea aplicado de manera discrecional.
En América Latina, además, el uso de fuerzas armadas en seguridad interior tiene antecedentes negativos de sobra respecto de la democracia, que incluyen conflictos sociales y violaciones de derechos humanos.
Qué establece el decreto
El nuevo decreto establece que las fuerzas armadas podrán actuar “en forma disuasiva ante amenazas, o efectiva contra agresiones” de origen externo “con independencia del lugar de ocurrencia”.
Según la resolución, se considerarán amenazas todas las “acciones o los mensajes explícitos que llevan a cabo eventuales oponentes que, teniendo la capacidad, muestran la intención o dan indicios de la probable concreción de perjuicios en contra de los intereses vitales” de la Argentina.
En tanto, “se considerarán agresiones la ejecución y consumación de un conflicto armado o guerra, que provengan de Fuerzas Armadas u organismos paraestatales extranjeros, de organizaciones terroristas u otras organizaciones trasnacionales, o cualquier forma de agresión externa que sea incompatible con la Carta de las Naciones Unidas”.
Las fuerzas armadas quedan habilitadas a actuar de manera “disuasiva o efectiva en los conflictos originados por amenazas y agresiones de origen externo” que se desarrollen o incidan no solo en los espacios terrestres, marítimos, fluviales y lacustres sino también en el ámbito “ aeroespacial, ciberespacial y en el espectro electromagnético”.
De acuerdo con el decreto, el sistema de Defensa nacional “tendrá presente los desarrollos más recientes que influyen sobre los conflictos presentes y futuros como la inteligencia artificial, la internet de las cosas, la robótica avanzada y los sistemas no tripulados”.
Otra novedad es la posibilidad de que las fuerzas militares colaboren “en tiempos de paz” con las fuerzas federales de seguridad en las tareas de vigilancia y control de fronteras.
“En esos despliegues podrán llevar a cabo actividades de adiestramiento operacional, brindar apoyo logístico al sistema de seguridad interior, realizar acciones de apoyo a la comunidad y prestar asistencia ante catástrofes naturales o emergencias”, indica la resolución.
JJD, con información de EFE