Mauricio Macri, recluido en La Angostura, no intervino en la engorrosa negociación legislativa que enfrenta el gobierno de Javier Milei para lograr la aprobación de la ley ómnibus. El expresidente tiene previsto volver recién cuando arranque febrero y, hasta acá, decidió seguir expectante, pero sin involucrarse en la dinámica del Congreso donde el bloque de su partido, el PRO, es una pieza esencial pero no suficiente para que avancen el proyecto libertario.
Tampoco fue necesario: los diputados del PRO tuvieron, hasta acá, una actitud de plena colaboración con Milei y es esa actitud, o la falta de retribución de esa actitud, lo que generó ruido en el macrismo y, especialmente, en Macri, que deslizó a su entorno cierto malestar por el modo en que La Libertad Avanza (LLA) se vincula con los legisladores del PRO, un modo que en el macrismo se considera como de destrato.
“Ellos se mueven como si el bloque del PRO tuviese que votar, a libro cerrado, todo, como si fueran diputados de Milei. Y no lo son”, explicó una fuente de diálogo con el presidente. En verdad, es lo que piensan en Casa Rosada: que la incorporación al gabinete, con roles protagónicos de figuras como Patricia Bullrich, a quien responden al menos diez diputados del bloque PRO, y el respaldo explícito de Macri y dirigentes como Diego Santilli o María Eugenia Vidal, ponen al PRO en la condición de aliado puro.
Algunos gestos de legisladores macristas, como el acercamiento al bloque de opositores amigables para proponer un dictamen compartido que incluya la aprobación del DNU -que fue rechazo por Hacemos y los provinciales- reconfirmaron la presunción libertaria de que el PRO es un actor con el que no es necesario negociar. No es lo que piensa Macri ni lo que creen algunos legisladores, que sostienen que LLA debería tener una actitud de contención de su principal socio legislativo.
El lado B de ese proceso es las demoras, algunas bajas o promesas incumplidas sobre la incorporación de dirigentes del PRO, en distintos cargos del Estado. En ese segmento, tampoco ocurrió lo que Macri esperaba referido a que Milei sume al gobierno a dirigentes que el expresidente considera importantes. Llegó, se cuenta en Rosada, a acercar una lista de nombres para cargos puntuales que no fue tenida en cuenta, al menos de manera general, por Milei. La figura que, como en otros casos se señala como filtro, fue Karina Milei aunque Nicolás Posse, el jefe de Gabinete, a “des-nombrado” a funcionarios puestos o propuestos desde el PRO, incluso algunos que habían entrado en funciones
La música de fondo tiene que ver con la relación entre Macri y Milei, que se intensificó cuando el expresidente presionó para el JxC apoye a Milei en el balotaje, lo que terminó en un acuerdo público que presentó Bullrich. Luego de la victoria en el 19-N, se especuló con un altísimo protagonismo de Macri en el armado del gobierno que al final no fue tal. Incluso, se desmarcó de la incorporacion de Bullrich y Luis “Toto” Caputo al decir que se trataba de decisiones personales, no partidarias como un acuerdo con el PRO.
Como se contó en elDiarioAR, Macri cree que en marzo o abril, la situación política económica será critica y Milei necesitará un acuerdo político para ganar gobernabilidad, y que eso derivará en un acuerdo político el presidente y el jefe del PRO. Hablan, cerca de Macri, de una fusión entre el PRO y LLA, lo que debería traducirse como una especie de co-gobierno con Milei como presidente pero una mayor presencia de dirigentes macristas en el gobierno.
En paralelo, como señal de que está activo, Macri trasmite que tiene decidido convertirse en presidente del PRO, lugar que dejó vacante Bullrich al renunciar para convertirse en ministra de Milei. El otro dato relevante fueron los contactos de Macri con Victoria Villarruel, la vice, que atraviesa una temporada de tensión con los Milei, Javier y Karina. Frente a los chispazos entre el presidente y la vice, las conversaciones de Macri con Villarruel adquieren otra entidad política.
PI/JJD