Panorama Político Milei muestra sus cartas

Un nuevo orden hostil con los débiles que se ve amenazado por su propia rusticidad

17 de diciembre de 2023 00:01 h

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El entusiasmo con que actores de la política y la economía recibieron el clásico plan de ajuste y devaluación maxi que Javier Milei trajo bajo el poncho de la dolarización es revelador en muchos aspectos. Tras una extenuante campaña electoral que exacerbó ruidos e imposturas, la puesta en marcha del experimento libertario actúa como un tamiz de las verdaderas intenciones.

Las fuerzas del cielo condujeron al presidente ultraderechista a aplicar una drástica devaluación del 54,2%, anunciar despidos y sablazos a repetición en los ingresos de los trabajadores y los jubilados, y premios para los privilegiados de siempre. Una versión que cotiza alto en el historial de ajustes que han asolado a la Argentina y cuyas consecuencias se medirán en la mesa de millones de hogares en lo inmediato. Sus autores advierten que es sólo el comienzo.

No hubo demoras ni intentos de maquillaje demasiado sofisticados. Milei reservó su voz para decir algo sobre su transición mística en una festividad judía y un vivo de Instagram para transmitir el sorteo de su último sueldo como diputado, minucia para un consultor que cobraba en dólares. En su única definición relevante de la semana, el Presidente deslizó que “la inflación está viajando al 3.678% anual”. Horas después, duplicó la estimación, 7.550%, lo que da cuenta de la seriedad de sus estimaciones y del entusiasmo que le genera una híper para el fin ulterior de dolarizar.

Mientras, Luis Caputo, el vocero Manuel Adorni, el experto en redes Iñaki Gutiérrez y el periodista Jonatan Viale llevaron la voz cantante sobre las medidas adoptadas. Se trata de decisiones impuestas por la urgencia y corresponde cargar la cuenta de los sufrimientos en “la peor herencia de la historia”. Fin.

Macrismos ante el espejo

Mauricio Macri se ilusiona con este segundo tiempo en el que ve consagrado desde el vamos lo que él hizo a cuentagotas durante sus dos primeros años de Gobierno e intentó aplicar a los ponchazos en los últimos, ya con su capital político diezmado y una deuda estallada.

La senda adoptada por su sucesor ultra actúa como un aliciente para Macri ante la pulseada perdida con el grupo “Aeropuertos” (Posse, Francos, Ferraro) por la integración del gabinete nacional. Esa derrota desarrollada entre el 19 de noviembre y el 10 de diciembre fue dura e inesperada para el fundador del PRO, pero resultó parcialmente matizada por avances en las segundas líneas. En particular, voces del oficialismo ven un hilo hacia la nueva conducción de la Agencia Federal de Inteligencia, a cargo de Silvestre Sívori, hombre reportado como de la preferencia de Nicolás Posse, pero también, de Guillermo Dietrich, el exministro por el que Macri pulseó fuerte. En principio, esa doble lealtad parece imposible en el mapa de relaciones que ordenó el entramado oficalista.

El tamiz de la sinceridad también llegó para unos cuantos presuntos moderados del PRO y radicales que no pueden disimular lo bien que les sienta el disparo inaugural de Caputo, sea por convicción o por la voluntad de juntarse por un cargo que alguien denunciara en la campaña. Tanta bandera antigrieta, tanto equipo programático, tanta ONG, tanto estudio de caso, para terminar celebrando un ajuste tan rústico como conocido.

En este contexto, destaca Carlos Melconian, quien disintió a tiempo al cabo del primer año de Cambiemos (“ojo porque se puede ir todo a la mierda” ) y vuelve a expresar reparos disonantes ahora: “Se ha canjeado la motosierra por la licuadora”, “está claro que se armó sobre la marcha”. Gentil, el economista de Valentín Alsina aclaró que le sigue “dando la derecha al Toto”.

El Presidente pide en Twitter que 'a los delincuentes los caguen matando' y llama 'Chikitoff' al gobernador de la provincia en la que habita 37% de la población argentina

La contracara de Melconian es José Luis Espert, quien este año se dio un impasse en su perfil de inadaptado social al sumarse al equipo “moderado” de Horacio Rodríguez Larreta. Las cosas no salieron como esperaba y Espert volvió a golpear las puertas de su exsocio ultra. Se le abrieron. Atrás quedaron las maledicencias surgidas de la mesa chica del hoy Presidente sobre valijas con dólares y compra de cargos. En su regreso a la casa extremista, Espert amenaza con “cárcel o bala” a opositores que interpretan que la Constitución sigue vigente y, con ella, el derecho a la protesta.

La violencia que expresa el diputado tiene plena sintonía con la que emana de un Presidente que pide en Twitter que “a los delincuentes los caguen matando” y llama “Chikitoff” al gobernador de la provincia en la que habita 37% de la población. Que la democracia sea fuerte para lidiar con esa deriva presidencial.

El Primer Tiempo tuvo densidad política

Pese a las similitudes con el Primer Tiempo de Macri, la experiencia de éste en la Casa Rosada brinda un contraste crucial.

El macrismo fue una máquina de comunicar, con buenas y malas artes. Existieron la sordidez de Cambridge Analytica y la pantalla de Animales Sueltos, pero también la pericia estratégica y la experiencia acumulada en el Gobierno de la Ciudad.

El equipo Marcos Peña elaboraba a diario el dossier argumentativo que se repartía vía celulares y mails del elenco de Gobierno y los periodistas cama adentro. Hubo pensamiento, voceros calificados, muñeca negociadora y argucia para llamar ley de Reparación Histórica a un blanqueo que incluyo a las familias de los funcionarios, o para elaborar una narrativa de apertura al mundo que sacara a la bicicleta financiera del foco narrativo. Durante un tiempo, el macrismo se asumió obamista, hasta que el colapso económico y la mano de Donald Trump lo forzaron a mostrar su verdadero rostro.

El Gobierno libertario suple, por ahora, la carencia de todo eso con el carisma del Presidente y su estilo de comunicación sin intermediarios.  

Los jóvenes odiadores antiizquierdistas y antifeministas que acompañaron a Milei en su ascenso demostraron ser más que meros pendencieros de las redes sociales. Durante la campaña, se probaron efectivos para difundir el mensaje y explotar el desconcierto del rival, pero la conducción del Estado se trata de otra cosa. Algunos de ellos están en formación y otros parecen ni siquiera haberla iniciado.

Con más décadas recorridas, priman Karina, los exejecutivos de Aeropuertos 2000 y Corporación América, los entornistas de los grupos Werthein, Bulgheroni y Elsztain, el experimentado con agenda noventista Guillermo Francos, los financieros y los panelistas. La ausencia de densidad política es clamorosa.

Los jóvenes odiadores antiizquierdistas y antifeministas que acompañaron a Milei en su ascenso se probaron efectivos para difundir el mensaje y explotar el desconcierto del rival, pero la conducción del Estado se trata de otra cosa

Relato precario de un ajuste histórico

La voz pública de un plan de ajuste draconiano corrió a cargo de Luis Caputo: economista, inversor, consultor, trader, arquitecto del endeudamiento por US$65.000 millones con bonistas privados y coautor del préstamo por US$44.500 millones con el Fondo Monetario Internacional. Personas de su perfil ocupan un lugar relevante en el ágora de la democracia argentina. Montadas en su éxito, son validadas por entrevistadores y explican con tono doctoral sobre los fracasos nacionales, las profundidades de la historia y todo avatar de la vida humana.

Con esos recursos, Caputo apostilló un plan que procurará contener la inflación vía la demolición de la actividad económica, en un mensaje de 17 minutos para el olvido. Un gráfico disparado de inmediato en la cuenta de Twitter del Ministerio de Economía expuso el mendaz discurso de asunción de Milei. El déficit fiscal heredado del Gobierno de los Fernández fue del 3% del PBI, no del 15% como dijo el Presidente ante sus seguidores y mandatarios extranjeros, de espaldas al Congreso.

El gráfico oficial difundido en las redes también desmintió el argumento de que “por primera vez, al ajuste lo va a pagar la política”. El Excel apunta a elevar impuestos, bajar jubilaciones en términos reales, subir tarifas y despedir empleados públicos. Los “caídos”, lejos de ser salvados, lucen condenados. Si sus entrevistadores hubieran cumplido su tarea para saber qué significaba eso del ajuste a ser pagado por “la política y no la gente”, la mentira habría quedado expuesta a tiempo.

La identidad de los salvados del grillete de Milei y Caputo enlaza con los salvados del grillete de Macri, Alfonso Prat-Gay y el mismo Caputo ocho años atrás. El primer Macri devaluó —no tanto como su heredero— al tiempo que benefició a los sojeros con baja de retenciones y a los ricos, mediante una abrupta baja del impuesto a los bienes personales. Ahora, el Gobierno libertario aplasta el peso y vuelve a favorecer a los sojeros, al exceptuarlos del aumento de derechos a la exportación que carga al resto de las actividades. El sesgo antiindustrialista y anti economías regionales y la vocación por consolidar maxiganancias de la producción agropecuaria son explicados con dogma.

La identidad de los salvados del grillete de Milei y Caputo enlaza con los salvados del grillete de Macri, Alfonso Prat-Gay y el mismo Caputo ocho años atrás

Sortija y desdén

El guadañazo llegó con una sortija financiera, en otra similitud con lo vivido hace ocho años. De todos los desequilibrios dejados por Alberto Fernández, Milei acudió con premura y precisión a rescatar a empresas que acumularon deudas con sus vendedores del exterior por las restricciones del acceso a las divisas inexistentes en el Banco Central.

Sobreestimó el volumen de esas obligaciones hasta US$ 25.000 millones o US$ 30.000 millones, unánimemente computadas como menores por consultores privados. Dado que el Estado va a asumir la carga de un bono a ser saldado en dólares en 2027 a cambio de pesos entregados hoy, el Gobierno podría haber indagado sobre la composición de esa deuda, para dilucidar hasta qué punto incluía artilugios entre firmas relacionadas (por ejemplo, que alguna empresa radicada en Brasil o su offshore en Uruguay le haya facturado más de la cuenta a su hermana argentina, como vía para eludir el cepo).

Este tipo de observaciones son desdeñadas del mismo modo que, en 2016, el equipo económico de Macri desatendía con displicencia las alertas por el endeudamiento para el carry trade y concebía que la devaluación no tendría impacto en precios. A la hora de indagar por qué el terrateniente se ve doblemente beneficiado o Nicolás Caputo mantiene intactas sus exenciones en Tierra del Fuego, o cuáles fueron las causas que llevaron a reconocer un dólar a $800 y no a $650 como había dicho Francos hace días, se imponen el silencio y el esoterismo.

En un paso que lo edifica, Caputo se apresta a reparar la demagógica eliminación del impuesto a las Ganancias (ingresos o renta) al 5% de los trabajadores que más ganan, decisión instrumentada por Sergio Massa en su temeraria carrera electoral. El Presidente y su ministro lo hacen con pesar y prometen reinstaurar la eximición en el corto plazo, así como beneficiar a los ricos con la reducción de Bienes Personales y eliminar retenciones. Una motosierra sádica.

Desinformación oficial

Adorni fue el otro protagonista de la primera semana del Gobierno de Milei. Complementó los anuncios de Caputo con mensajes diarios en los que se caracterizó por opinar mucho e informar poco y, a veces, mal. En un panelista y tuitero, el rasgo no asombra, pero quien expresa la voz de un Ejecutivo está obligado a otra cosa. Entre sus yerros, sobresalió la atribución de un seguro para las obras de arte de la residencia de Olivos por US$2,7 millones. Intentó inflamar y salió inflamado. Eran pesos.

Ese traspié a costa del erario público —sus responsables son empleados estatales— conjugó con la operación en la que incurrieron Patricia Bullrich y el diario La Nación sobre la custodia presidencial de Alberto Fernández. El tándem atribuyó al exmandatario un decreto para darse a sí mismo protección policial en cualquier país del mundo a cargo del Tesoro.

Fernández obtuvo la que quizás haya sido su primera victoria en las redes sociales en cuatro años y dejó en ridículo a Bullrich, al demostrar que nada había cambiado al respecto. Resultó que Macri había gozado de custodia pagada por el Estado durante sus viajes por el mundo para jugar al bridge y asistir a cócteles de la FIFA. Por el contrario, lo que procuró Alberto Fernández fue sacar a la protección presidencial de la órbita de la propia Bullrich, cuya exmano derecha, Gerardo Milman, tiene explicaciones para dar sobre su probable vínculo con los ultras que intentaron el magnicidio el 1 de septiembre de 2022. Hay vasos comunicantes entre ex altos funcionarios peronistas y Milei en persona que explican la decisión de forzar a Bullrich a desandar su anuncio de derogación del decreto de Alberto.

La ministra de Seguridad lleva décadas haciendo gala de la hostilidad al débil como herramienta política. Escaló cuando dio pelea para bajar 13% a los jubilados con el Gobierno de Fernando de la Rúa. Con Macri, celebró el accionar ilegal de uniformados que asesinaron por la espalda a manifestantes o presuntos delincuentes, y ahora regresa con un protocolo antipiquetes que fracasará por inaplicable o colocará al Gobierno en la ilegalidad de la cárcel y la represión fuera del marco constitucional. En el medio, Bullrich demostró limitadísimas dotes como candidata presidencial. Esa voz desgastada y obligada a pasarse de rosca para seguir vigente es la integrante del gabinete de Milei con más carnadura política.

A Kristalina la entusiasma la motosierra

Si Cristina fue quien solicitó el decreto para escindir a Bullrich de su custodia, tuvo motivos válidos mientras Comodoro Py siga protegiendo a Milman. A la expresidenta, habitué de las teorías económicas terraplanistas los pasados cuatro años, le cabe otro acierto.

La exmandataria fue enfática al advertir que la amabilidad de la búlgara Kristalina Georgieva, contrastante con la opaca acritud de la francesa Christine Lagarde, no debía llevar a la conclusión de que el Fondo Monetario Internacional había modificado sus prácticas y sus fines, tesis sostenida en el primer bienio del Gobierno de Fernández.

En otra de las revelaciones facilitadas por la puesta en marcha del experimento ultraderechista, la ratificación de que la presunción de la vicepresidenta era válida llegó esta semana desde el propio FMI. Minutos después de que Caputo esbozara un plan con impronta reconocible en la música y letra de Ricardo López Murphy de 2001 o de José Alfredo Martínez de Hoz de 1976, el organismo expresó su decidido respaldo.

En un tuit, se evaporaron las imaginaciones de heterodoxia y preocupación por la equidad social. Nada que sorprendiera por parte de un organismo que apenas se esforzó en hacer una pantomima de revisión del préstamo fraudulento dado a Macri en 2018 y que volvió a mostrar las cartas este año, el de la sequía, al transformar vencimientos de la deuda contraída por Macri en un arma extorsiva contra Sergio Massa en plena campaña electoral. La legítima desconfianza de Cristina no la eximía de la responsabilidad de ofrecer una alternativa antes que encabezar un bombardeo cotidiano contra su propio Gobierno, porque el préstamo por US$ 44.500 millones y sus fechas de vencimiento estaban ahí.

El que las hace, las paga

Con una agenda económica acuciante, Milei comenzó a pagar el costo de sus bravuconadas contra los gobernantes de los principales socios comerciales, China y Brasil. La administración del tiempo es legendaria en Pekín, tanto como la urgencia del Gobierno argentino para renovar US$ 5.000 millones del swap con el que ha venido pagando los últimos compromisos con el FMI.

Acaso a un líder aquilatado como Luiz Inácio Lula da Silva, cultor del valor del pragmatismo, no lo conmueva la liquidez política y la ausencia total de principios que llevaron a Scioli a integrarse a un Gobierno ultraderechista

Daniel Scioli siguió de largo y presta servicios desde Brasilia, mientras sepulta lo que le quedaba de capital político. “Lo de Daniel es peor que una deserción. No puede un dirigente estar todo el tiempo poniendo la carota con cualquier excusa y terminar penosamente en este mamarracho”, describe con pesadumbre ante elDiarioAR un exministro peronista que se declara cercano al embajador.

Nada menos que la canciller Diana Mondino se transformó esta semana en destinataria de los halagos que Scioli se ve compelido a hacer por norma política. “Así le paga Lula”, reflexiona el dirigente peronista.

El mandatario brasileño hizo notar su ausencia el 10 de diciembre y lo dejó a Milei solazarse en fotos con Jair Bolsonaro, un paria internacional. Acaso a un líder aquilatado como Luiz Inácio Lula da Silva, cultor del valor del pragmatismo, no lo conmueva la liquidez política y la ausencia total de principios que llevaron a Scioli a integrarse a un Gobierno ultraderechista de las características del de Milei.

El exmotonauta se precipitó a decir que sí, pero otro embajador que recibió un ofrecimiento de continuar en su destino, Rafael Bielsa, cerró la puerta de plano ante un pedido directo del Presidente. El exrepresentante argentino en Santiago de Chile, con quien Milei estableció una relación cordial desde la convivencia de ambos en Corporación América, anunció todo lo alto que pudo que volvía a Buenos Aires, para que a nadie se le ocurriera insistir.

Otra delegación diplomática clave entró en un cono de sombras. Mondino desplazó esta semana a la embajadora en el Vaticano, María Fernanda Silva. Esta diplomática de carrera, a quien Francisco conocía desde antes de que fuera designada en el puesto, en 2020, tiene las puertas abiertas en la Casa de Santa Marta. Además de una representante del Estado ante el Vaticano, Silva es un apoyo personal de un Papa que enfrenta problemas de salud a sus 87 años.

Ninguna figura con peso en el mundo se había atrevido a insultar al pontífice de la manera en que lo hizo el mandatario argentino en su vida pasada. Para subsanar esa relación, una vez consumada la victoria libertaria, medió Guillermo Marcó, el exvocero de Jorge Bergoglio y viejo conocido de Guillermo Francos.

Con las últimas novedades, al tiempo que el Papa volvió a dejar en el aire su viaje a Argentina el año que viene, una fuente con llegada al pontífice elucubra que la relación con Silva continuará por vía paralela, mientras Mondino decide qué hace con la silla vacante.

Una sociedad irreconocible

Brasil, China y el Vaticano cumplirán un papel clave para las urgencias económicas que enfrentará Milei en su mandato. Nadie, ni los votantes del ultraderechista, sabe a lo que se asoma un país que pasó de barajar una inflación de tres dígitos, de por sí, inaudita en el plano internacional, a otra de cuatro o cinco cifras que salió a la luz de boca del propio Presidente y el ministro de Economía.

El mandatario pinta el cuadro como una travesía bíblica hacia la emancipación. Incluso en el menos apocalíptico de los horizontes, si los dólares de la cosecha récord y el gas y el petróleo de Vaca Muerta despejan fantasmas en 2024, vienen tiempos duros en una sociedad a la que cuesta reconocer.

Si la inflación que 'viaja' a la velocidad que relata Milei no se detiene, millones de familias que vivían al límite pasarán a integrar el conjunto de 'los caídos'

Las tramas sociales de solidaridad y los pilares de un proyecto colectivo que se hicieron presentes tantas veces, pese a las acechanzas, parecen rotos o extraviados, mientras prima la pulsión de venganza, la exacerbación del individualismo y la saña con el débil. Si la inflación que “viaja” a la velocidad que dice Milei no se detiene, millones de familias que vivían al límite pasarán a integrar el conjunto de “los caídos”. Más hombres y mujeres jóvenes saldrán a revolver contenedores de basura. Los chiquitos poblarán subtes y trenes con mucha mayor frecuencia. El desempleo se reencontrará con los dos dígitos. Crecerá el odio social y las balas serán de goma o de plomo, según requiera la circunstancia.

Iñaki Gutiérrez podrá agitar a “la derecha” todo lo que desee, la joven agresiva podrá agraviar a cada feminista del país, los cuentapropistas podrán espiar a cuanto rebelde se cruce en el camino, Comodoro Py podrá desatar un festival de prisiones, algún represor podrá ser homenajeado con un monolito, Adorni podrá perfeccionarse como diletante, la panadería santiagueña Pauli podrá elaborar el postre Ku Klux Klan, Benegas Lynch Hijo podrá recitar aforismos infinitos, los DNU elaborados en el estudio Brouchou podrán reemplazar al Congreso, los fugadores podrán activar cuentas offshore en desuso, Clarín podrá denunciar campañas anti Argentina como supo hacer en su página más oscura, los traders podrán decepcionarse de los argentinos, pero sin un plan de contención social y una articulación política serios, en poco tiempo estaremos hablando de otra agenda. 

SL

La nota fue actualizada a las 9.30am del 17 de diciembre, día de su publicación, con la última mención de Clarín.