Victoria Villarruel quedó en el centro de las discusiones políticas luego de que en la Casa Rosada la desautorizaran por defender los cánticos racistas de la Selección contra los jugadores de Francia. La figura de la Vicepresidenta, con agenda propia y vínculo aceitado con los gobernadores, genera un malestar creciente en la cúpula del oficialismo y abre discusiones entre algunos dirigentes del peronismo que, como dijo públicamente Guillermo Moreno, consideran que tiene cualidades para “destacarse” en el futuro.
La última semana, Villarruel visitó por segunda vez la provincia de Catamarca y recibió un trato afectuoso del peronista Raúl Jalil. Concurrió a la Fiesta del Poncho y tenía una agenda cargada hasta el último domingo, con la idea de quedarse lunes y martes a descansar en la provincia. “El gobernador decidió invitarla a más actividades oficiales en esos días y ella accedió”, afirmaron a elDiarioAR desde el entorno de la vice, y ampliaron: “Tiene que ver con la calidez de las relaciones humanas, con la forma de expresarse que tiene Victoria”. Luego de defender el Pacto de Mayo, Jalil se mostró entusiasmado con la visita de Villarruel y blanqueó que no descarta que sus diputados abandonen el bloque de Unión por la Patria (UP).
Sin desautorizar al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, la vice sostiene una agenda paralela con los gobernadores. Durante el primer semestre, la vicepresidenta ensayó una especie de tour “institucional”, con visitas a las provincias en fechas patrias o eventos especiales, en contraste con Javier Milei, que se pasó la primera parte del año entre la Ciudad de Buenos Aires y los viajes internacionales. En sus visitas al interior, Villarruel se llevó como postal un abrazo con el salteño Gustavo Sáenz, que organizó un encuentro con otros cuatro gobernadores del norte; y también el gesto del puntano Claudio Poggi, que la distinguió como huésped de honor durante el mismo viaje en el que Adolfo Rodríguez Saá la agasajó con una cena en su casa junto a su familia.
La directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, Claudia Rucci, es uno de sus nexos más importantes con el peronismo. La hija del exsecretario general de la CGT asesinado en 1973 se convirtió en una militante de lo que llaman “memoria completa”, al igual que Villarruel, quien la designó en su cargo actual. Sus vínculos políticos se forjaron en el universo del peronismo antikirchnerista, que incluyó al fallecido Gerónimo “Momo” Venegas, Francisco de Narváez, Eduardo Duhalde y José Manuel de la Sota. En 2019 fue electa senadora de la provincia de Buenos Aires por Juntos por el Cambio (JxC) y dos años más tarde se sumó al peronismo republicano de Miguel Ángel Pichetto, junto con otros dirigentes como Joaquín De la Torre y Juan Carlos Romero.
El exsecretario de Inteligencia Miguel Ángel Toma es otro peronista disidente con el que Villarruel mostró un vínculo aceitado desde la campaña presidencial. En rigor, se hablaba de que le ofrecería encabezar la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, ahora reconvertida en SIDE), pero no pudo elegirlo ya que Milei incumplió su palabra de darle el manejo de las áreas de Inteligencia, Defensa y Seguridad.
La doctrina de Victoria
Mientras que su discurso de defensa al federalismo la acerca a algunos gobernadores de la oposición, la postura nacionalista y conservadora de Villarruel tiene puntos de contacto con dirigentes de la derecha peronista. Uno de ellos es Guillermo Moreno, que en la última semana la elogió en los medios al considerar que la vicepresidenta “demostró ser una mujer que se va a destacar en el futuro”, aunque aclaró que “no tiene presente” por estar atada al gobierno de Milei. Si bien no superó las PASO, las palabras del dirigente de Principios y Valores tiene peso por haber sido legitimado por segunda vez esta semana como articulador de los equipos económicos del peronismo. Máximo Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof mandaron a sus referentes del área a una cumbre organizada por él.
Villarruel no reniega del peronismo, aunque sí de su versión kirchnerista. Lo dejó claro en octubre de 2023, cuando en un almuerzo en el Rotary Club en el Hotel Libertador señaló que el peronismo tuvo unos valores que “no tienen nada que ver con el kirchnerismo”. Calificó, en esa línea, a la etapa de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner como “la más nefasta de la historia argentina”.
Ya en la gestión, tuvo otro guiño al PJ disidente en mayo de este año, cuando encabezó un festejo propio por el Día del Trabajador en la sede porteña del gremio de gastronómicos junto a un grupo de sindicalistas enfrentados a la conducción de la CGT, invitada por Claudia Rucci. Allí pronunció un discurso con varios conceptos peronistas y defendió al trabajo como “el principal ordenador social de la comunidad organizada”.
Los límites de su construcción y la distancia creciente con Milei
Los guiños de Moreno a Villarruel no son compartidos por muchos peronistas de centro, incluso algunos alejados de la actual conducción del PJ, que la consideran “cómplice ideológica” del terrorismo de Estado. Su posición respecto a la última dictadura y sus críticas a los organismos de Derechos Humanos aun simbolizan un límite para su construcción política por fuera de La Libertad Avanza (LLA).
Hábil y estratégica, desde su desembarco en el Gobierno la vicepresidenta intenta esquivar los temas más ásperos y se concentra en su defensa a las instituciones. Por eso decidió no opinar sobre la excursión de seis diputados libertarios a visitar represores presos por delitos de lesa humanidad en Ezeiza. Entre ellos estaba Guillermo Montenegro, exarmador de Villarruel, su mano derecha hasta hace unos meses, cuando la relación se quebró por cuestiones personales. “Ella con lo de los represores no se va a meter. El ámbito de Victoria es el Senado y ella no es la jefa política de ninguno de esos diputados”, afirmó a elDiarioAR un dirigente de trato con la vice.
El malestar con Karina Milei arrancó temprano en la campaña y se profundizó cuando, antes del balotaje, Villarruel armó un acto en la Ciudad con bandera propia. Fue un punto de inflexión que la distanció también del Presidente, quien luego la relegó del Gobierno. La interna se volvió más virulenta en las últimas semanas a partir de los cruces públicos por su defensa a los cánticos xenófobos de la Selección. A Villarruel la atacó incluso el asesor principal de Milei, Santiago Caputo, a través de la cuenta de X que le atribuyen. Algunos dirigentes cercanos a la vice celebraron, en voz baja, que esos ataques se le volvieron en contra: muchos usuarios libertarios en las redes cuestionaron a Karina para defender a Villarruel. Ella todavía no habló con el Presidente sobre el tema; hasta ahora no lo consideró necesario. Sigue con el tuit fijado, como bandera de su victoria.
LA/MG