Día de la Lealtad Peronista

La Plaza de Mayo y una breve demostración de fuerza

17 de octubre de 2022 22:17 h

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La convocatoria estaba prevista a las 11 de la mañana en el Obelisco. Pero a esa hora había poco más de 10 personas de Nuevo Encuentro. A un costado, le daban de comer a las palomas, mientras policías y motos patrullando la plaza esperaban que algo pasara.

A lo lejos, desde el sur de la avenida, retumbaban los bombos que anunciaban la movilización. Silenciosamente, llegó la primera columna de la Federación de Trabajadores por la Economía Social a la plazoleta de Lavalle y Carlos Pellegrini, donde una combi que repartía banderas los dejó. Con ellos, los agentes de la Ciudad comenzaron a cortar el tránsito. En frente, en la Plaza de la República, decenas de turistas hacían fila para sacarse fotos con el Obelisco de fondo.

Así, poco a poco y sin la convocatoria esperada, el peronismo más crítico del Gobierno, el que encabezan Pablo Moyano y Máximo Kirchner, tuvo su propio acto por el Día de la Lealtad, en Plaza de Mayo.

Sobre la Diagonal Norte, de a poco fueron juntándose militantes de La Cámpora, uno de los principales convocantes a la marcha de hoy. A pocas cuadras, bajo el monumento a Lisandro de la Torre, el Partido Justicialista de Lomas de Zamora se agrupaba. Eran mucho mayores en número y amagaban con cortar el paso: los autos pasaban a centímetros de ellos, por la mano contraria. Los oficinistas que fumaban en la puerta de los edificios o caminaban los ojeaban, haciendo caras.

La Plaza de Mayo, el lugar mítico del 17 de octubre, fue el lugar elegido para esta demostración de fuerza. Las caras de Juan y Eva Perón ocupaban los costados del escenario. En el fondo, la consigna “Unidad nacional por la soberanía con justicia social”. La tarima se ubicó delante de la Pirámide, a diferencia de la última concentración, la del pasado 2 de septiembre, cuando el peronismo se movilizó en rechazo del atentado a Cristina Fernández de Kirchner. Aquel viernes, el escenario se levantó a altura del monumento a Belgrano. De alguna manera, reflejó la expectativa a una convocatoria reducida. Mientras hacían las pruebas de sonido, los técnicos estaban rodeados por las murgas de la CTA, ATE, la CGT moyanista y los vendedores de choripanes y sánguches de milanesa. En los altoparlantes, sonaba “Balada del Diablo y la Muerte”, de La Renga.

Por la Avenida de Mayo, llegaba la otra pata de este 17 de octubre: los Camioneros al mando de Pablo Moyano. Acompañados por los gremios bancarios, judiciales y de la televisión, formaban un panorama muy distinto al de la Diagonal Norte. De este lado, la muchachada gritaba, saltaba y cantaba, haciendo difícil caminar. Acá no había familias con chicos y la juventud no se veía por ningún lado porque estaban con La Cámpora. En las veredas, se vendía todo tipo de memorabilia peronista, hasta buzos de Coyote y el Correcaminos. La botella de agua y el choripán, 500 pesos cada uno.

Recién a las 3 de la tarde, la ya formada columna de La Cámpora llegó a la calle Esmeralda, donde la multitud de Martín Insaurralde que hacía horas concentraba se corría para abrirles el paso. Se esperaba que al frente estén Andrés “Cuervo” Larroque y Máximo Kirchner, pero se los vio más tarde arriba del escenario. De todos modos, estaba Mariano Recalde, otro referente camporista junto a Amado Boudou. A medida que avanzaban hacia la plaza, dejaban pasar a los autos y a una ambulancia que se les cruzó con su sirena encendida. Un motocicilista los saludó y cantaba con ellos uno de sus clásicos: “Gorila no te va alcanzar, la nafta no te va a dar, si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar

Al llegar a la Catedral, la columna camporista que estaba protegida por una cadena humana se fundió con los otros militantes, entre empujones y quejas. Se detuvieron en la esquina de Rivadavia y Reconquista, pero retrocedieron por las bombas de estruendo que estallaron durante toda la jornada.

Por favor, bajen las banderas para que todos puedan ver”, fue la frase más oída de la tarde. Nadie hizo caso, y desde atrás se multiplicaban los reclamos por el sonido. Desde las calles laterales poco se podía oír. Eso sí, las banderas frenaron el viento que sopló durante todo el día de primavera. Hablaron Vanesa Siley, Omar Plaini, Hugo Yasky, Hugo “Cachorro” Godoy, Máximo Kirchner y finalizó Mario “Paco” Manrique.

Algunos de los que también se mostraron en el palco fueron Roberto Baradel, Axel Kicillof, Andrés Larroque, Claudio Lozano, Fernando Espinoza, Victoria Donda, Nora Cortiñas y Victoria Onetto. En los discursos, se habló de una reforma judicial que cambie la composición de la Corte Suprema, de la persecusión judicial que tiene presa a Milagros Sala, del intento de magnicidio a la Vicepresidenta, de los “empresarios parasitarios” de IDEA. Algunos de ellos fueron interrumpidos por el “Cristina Presidenta”, quizás el más representativo.

Máximo Kirchner, quien escuchó a los oradores serio y pensativo, fue el más aplaudido. El presidente del PJ bonaerense envió el saludo de Cristina Kirchner, y evitó los pedidos para que su madre vuelva a la Presidencia: “Qué lindo que es cuando los compañeros cantan más allá de los nombres o los apellidos. Qué lindo es escucharlos cantar con esperanza”. Mencionó, entre abucheos, a “Toto” Caputo y a Mauricio Macri, pero interrumpió a la audiencia cuando los insultaban, resaltando que su frente es el del amor, no el del odio.

La Marcha Peronista cerró la jornada y el acto concluyó antes de que todos llegaran a la plaza. Ya había terminado y las columnas seguían queriendo avanzar por la Diagonal: la Corriente Nacional de la Militancia, el Sindicato de la Carne, la Corriente Peronista 13 de Abril, Nuevo Encuentro, Kolina, la Corriente Militante Lealtad, el Peronismo Militante, el Frente Social Peronista y Descamisados. También marchaban algunas de izquierda, como el Frente Popular Darío Santillán y el Partido Piquetero.

LC