Los primos Macri afinan una estrategia en la Ciudad para resistir el avance de Milei
Jorge Macri caminó con cautela durante su primer año en la Ciudad, el terruño político del PRO que se convtirió en un territorio minado, con varios frentes abiertos. Su gestión tuvo complicaciones producto de la expulsión de funcionarios que respondían a Horacio Rodríguez Larreta y la necesidad de preservar un buen vínculo con el gobierno de Javier Milei. En los últimos días, las circunstancias precipitaron cambios de gabinete y definió –en sintonía con su primo Mauricio Macri– adelantar la fecha de las elecciones legislativas de 2025. Un manotazo de ahogado para preservar al partido amarillo.
La sensación extendida en la primera plana del PRO es que a la nueva gestión porteña le costó arrancar. Temen que la licuación macrista se refleje en las próximas elecciones, con una migración del “voto útil” hacia los libertarios. Por eso, sin una estrategia clara, Jorge Macri buscó hacer un “clic” al filo del cierre del año.
El cambio de fichas más importante fue el desplazamiento del hasta ahora jefe de Gabinete, Néstor Grindetti, reemplazándolo por quien se desempeñaba como su segundo, Gabriel Sánchez Zinny. A Grindetti lo contuvieron dejándolo como asesor, pero hay opiniones opuestas sobre su salida. Algunos dicen que Jorge Macri no lo dejó “hacer política”, porque el gobierno porteño es “jorgecentrista” y no da espacio para destacarse; otros le cuestionan a Grindetti no haber tenido la voluntad de gestionar.
“Néstor nunca estuvo cómodo en ese lugar. Siempre se llevó mal con Zinny”, confió a elDiarioAR un hombre cercano a Grindetti. El exministro de Educación bonaerense durante la gestión de María Eugenia Vidal generó una relación personal con Mauricio Macri –a quien ayudó a gestionar sus charlas en universidades y visitas internacionales– y ese vínculo le permitió refugiarse en el gabinete de Jorge. “Se acovachó ahí. Desde el primer día hubo tensión porque él nunca respondió a Grindetti y tenía una agenda paralela”, dijo el vocero consultado, que se quejó: “Néstor viene de ser 8 años intendente, candidato a gobernador, negociador del PRO con Kicillof; merecía un trato más destacado”.
En la Ciudad hay otra mirada, tal como expuso un legislador del PRO a este medio: “Grindetti se fue porque no tenía ganas de hacer el trabajo que tenía que hacer. Se lo veía abrumado, cansado. Fue una figura muy destacada del PRO, pero en esta etapa estuvo pinchado para gestionar. Si Sánchez Zinny avanzó fue porque nadie lo frenó… Grindetti tenía la cabeza en Independiente y no en la Ciudad”. El ahora jefe de Gabinete saliente es el actual presidente del club de Avellaneda.
Las negociaciones por la salida de Grindetti precipitaron, a su vez, la renuncia de Diego Kravetz, su hombre de confianza, que dejó la Secretaría de Seguridad para dar un salto al gobierno libertario como segundo de la SIDE, controlada por Santiago Caputo. Kravetz nunca se había sentido cómodo en su rol en la gestión porteño, porque chocó desde el primer día con su jefe, el ministro Waldo Wolff. En la Ciudad molestaron las formas: se enteraron por los medios que el exfuncionario fue cobijado por los Milei, en una nueva mojada de oreja a Macri. Un episodio reciente de Kravetz dejó dudas sobre su paso por la Ciudad: fue denunciado por golpear a un joven detenido por la policía tras robar un celular, como publicó elDiarioAR con el video del episodio.
El reemplazante de Kravetz, Ezequiel Daglio, es un hombre de cercanía con Patricia Bullrich, por eso muchos leyeron un acuerdo de Jorge Macri con la ministra nacional. El guiño tuvo un objetivo concreto: frenar la interna feroz que se desató en la Legislatura porteña, cuando algunos dirigentes que responden a Bullrich –entre ellos su mano derecha Juan Pablo Arenaza– rechazaron el presupuesto de la Ciudad. El nombramiento de Daglio fue la extensión de una rama de olivo en una relación que ya está marchita.
La prueba de fuego para el PRO
Los cambios de gabinete, presentados como “relanzamiento”, no terminaron. Sin embargo, la principal preocupación del PRO ahora es qué puede pasar en el año electoral. Fue el tema principal de las charlas privadas del último viernes entre los primos Macri, que se reunieron a solas en la última cumbre partidaria.
“Lo hablaron y están en sintonía, Jorge no hará movimientos no consensuados con Mauricio. Definieron adelantar la elección”, afirmó a elDiarioAR una fuente con llegada a ambos, que descartó de lleno que la decisión de anticipar la elección no estuviera consensuada con el expresidente. En términos operativos, al alcalde lo corren los tiempos: el artículo 57 del Código Electoral porteño indica que debe convocar a elecciones al menos 120 días corridos antes de su realización. De presentar la resolución después de Navidad, el 26 o 27 de diciembre, habría exactamente 121 días hasta el 27 de abril, último domingo de ese mes.
Además del desdoblamiento, algunas versiones indican que esta misma semana el oficialismo porteño podría enviar un proyecto de ley para eliminar las primarias, un tema que debe definirse en la Legislatura. Ambas iniciativas –adelantar las elecciones y que no haya PASO– comparten un objetivo: despegarse lo más posible de la campaña nacional para evitar que haya una migración del “voto útil” a las filas de Milei. Sin embargo, en el partido hay algunas voces que también plantean el problema de que se ponga en discusión la gestión porteña, que tuvo serias dificultades en el último año.
Desde el gabinete porteño admiten que no hay prevista una estrategia electoral. “No hay plan. Jorge está confiado en que va a poder arreglar con Karina, pero es solamente una cuestión de fe: seamos sinceros, es más fácil hacer un acuerdo con Máximo Kirchner que con los Milei, en el peronismo al menos tienen códigos”, lanzó un dirigente del PRO que tuvo participación en las últimas discusiones del partido.
La prioridad del macrismo será llegar a un acuerdo con LLA en la Ciudad. Por ahora, los Milei no muestran intenciones de aceptarlo. Lo dejó claro Karina Milei con su demostración de fuerza del último miércoles en el bastión del PRO, cuando encabezó un acto en el que coqueteó con la posibilidad de ser candidata: “Voy a estar donde mi hermano lo necesite”, provocó. La acompañó el vocero presidencial, Manuel Adorni, hasta ahora la figura más firme de los libertarios para encabezar la boleta al Senado por la Capital Federal. En ese lugar también suena Patricia Bullrich. Aunque diga lo contrario, hay quienes sospechan que al final del día la ministra querrá ser candidata a senadora como un trampolín a la jefatura de gobierno o para posicionarse como candidata a vice de Milei en 2027.
La incertidumbre deja abierta la posibilidad, por ahora lejana, de que el propio Mauricio Macri se vea forzado a competir para el Congreso para que el PRO no sea derrotado en su terruño. “Si ve muy comprometido al partido, no le va a quedar otra que jugar. Por ahora apuesta a forzar el acuerdo con los libertarios”, admiten cerca del expresidente. Sin poder hallar su lugar en la discusión pública, en el macrismo saben que se jugarán su futuro en la elección porteña de 2025. En ese sentido, los comicios serán un catalizador de la gestión del primo Macri.
LA/MC
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