Un Gobierno surgido de la furia anticasta que se desliza al aguantadero
Edgardo Kueider, Cristian Ritondo, el flamante número dos de la SIDE, Diego Kravetz, y el jefe de la DGI, Andrés Vázquez, tienen en común que en las últimas semanas su vida pública se torció al ritmo de investigaciones periodísticas, filtraciones o hallazgos, fueran fortuitos o intencionados. Con recorridos distintos, hoy comparten terminal en el Ejecutivo.
Hubo que pegarle al chancho para que saltara el dueño y no demandó mucho tiempo. El Presidente, surgido de la furia anticasta que hizo nido en la pantalla televisiva, se precipitó a reconocer la tutela de los personajes en cuestión.
“Casta” podría tener muchas acepciones (“los políticos”, “los prebendarios”, “los mismos de siempre”, toda persona que recibiera un sueldo estatal), pero alberga un componente inequívoco de honestismo, entendido como una postura que dice centrar la acción política en el combate a la corrupción. La historia argentina reciente es un muestrario de “honestistas” farisaicos, hasta que llegó el más excéntrico a la Casa Rosada.
Transcurrido un año desde la asunción del ultraderechista, al Gobierno le sale “toma todo” en perinola de la corrupción. No hay prueba que amilane a los hermanos de abrasarse y abrazar al senador que trafica de noche cientos de miles de dólares en la frontera con Paraguay, al diputado que oculta propiedades en Miami, al jefe de la DGI que evade bienes offshore y al karateka que oficiaba de secretario de Seguridad y golpeaba a adolescentes con su propio puño.
Un sistema tildado
La información sobre las propiedades ocultas en empresas offshore del matrimonio Cristian Ritondo-Romina Diago dejó al PRO en estado catatónico. Los bienes repartidos en la península de Florida dados a conocer por Emilia Delfino en elDiarioAR son de por sí onerosos, pero sirvieron además para iluminar la hoja de ruta y la fortuna —que, según el último lapsus ético de Elisa Carrió y la diputada cívica Mónica Frade, alcanzaría decenas de propiedades y autos de lujo— de un hombre clave en la historia del partido fundado por Mauricio Macri.
El sistema quedó tildado, pese a que, si había una sospecha expandida en la política argentina, era la turbiedad que rodea al jefe del bloque PRO en la Cámara de Diputados.
En un partido en el que a nadie que se precie se le niega un piso en las inmediaciones de Figueroa Alcorta, una nota en la revista Hola y una offshore, el caso Ritondo detonó un nerviosismo generalizado
Ritondo fue el histórico dirigente que aceitó las conexiones del partido de Macri con punteros barriales y barrabravas, el elegido por María Eugenia Vidal para el ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, el hombre en disputa entre Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta en las primarias de 2023 y, finalmente, el engranaje para acordar con Milei en el Congreso. En el año libertario en Casa Rosada, Ritondo acudió presuroso a sacarse selfies con Milei, con los pulgares hacia arriba y plano picado, pero nunca cortó amarras con Macri.
En un partido en el que a nadie que se precie se le niega un piso en las inmediaciones de la avenida Figueroa Alcorta, una nota en la revista Hola y una offshore, el caso Ritondo detonó un nerviosismo generalizado. Vidal, habitante de un departamento caro en Recoleta comprado con un préstamo de su vendedora e impulsora del proyecto de “ficha limpia”, fue abordada sobre el tema y naufragó con una respuesta de compromiso. El silencio sepulcral de otro propietario de la zona, Diego Santilli, no llamó la atención.
La frágil e intrincada situación del PRO obtura una respuesta ya ensayada tanto por el macrismo como por el kirchnerismo, como ha sido dejar que el escándolo se desvaneciera con la complicidad del tiempo y los medios amigos.
En situaciones de poder, surgen funcionarios de reemplazo, embajadas vacantes, pauta publicitaria y muñequeo para cambiar la agenda. En cambio, en plena ofensiva de los hermanos Milei y Santiago Caputo para quedarse con el capital simbólico y electoral del PRO, la neutralización de Ritondo pone en peligro toda la estructura.
Voces experimentadas confían en que Macri —cuyo talento para observar el tablero político y actuar en consecuencia no fue superado dentro del PRO— sabrá reconducir el barco, lo que implica la amarga decisión de entregar a Ritondo. Estiman que es la respuesta inexorable de un líder que asume riesgos con la cabeza fría.
Por lo pronto, Milei sacó cuentas y dio la cara por Ritondo, jefe de la bancada legislativa que resultó mucho más útil para aprobar proyectos y bloquear a la oposición que el bizarro bloque de La Libertad Avanza. En una cena en Tucumán, el jueves, el Presidente dedicó un párrafo a “reconocer el fundamental aporte” de Ritondo, a quien declaró “víctima de operaciones y persecuciones”. Javo saca a relucir la ética de la responsabilidad y queda a años luz de ese panelista violento y desorbitado que parecía dispuesto a inmolarse contra la casta.
Queda un año por delante hasta el recambio legislativo. Ritondo se codea con larretistas, bullrichistas, palomas y halcones, muchos de ellos a la deriva o transicionando a La Libertad Avanza, por lo que un descalabro del bloque PRO podría ser dañino para el oficialismo y habilitaría a Macri a tomar las riendas. Para Milei, mantener un orden en esa alianza es una prioridad, y si es con un jefe de bancada muy condicionado, mejor. Hoy, para el Presidente, Ritondo es un mal necesario; para Macri, un problema serio.
Silenzio stampa
Un capítulo aparte fue el intento de la gran mayoría de los medios de enterrar la vida offshore de Ritondo. La primera reacción ante la primicia de este diario fue el silencio, tanto de las pantallas macristas como mileístas, e incluso en varias cristinistas. Los nexos subterráneos de la política argentina nunca dejan de sorprender.
Esta vez, Clarín tuvo más reflejos que el resto, publicó antes, pero pasó un mensaje de escarmiento. “La revelación surgió tras una investigación de elDiarioAR, un medio ligado al kirchnerismo y creado en 2020, poco después de la asunción de Alberto Fernández como presidente”, descerrajó el Grupo Poderoso.
El silencio abrumador fue quebrado por conductores radiales y las redes. Tanta sordina quedó en ridículo cuando el propio Milei, diez días después, defendió a Ritondo, y los medios oficialistas se vieron forzados a dar la versión presidencial sobre un asunto que habían preferido ocultar.
El mismo sistema mediático que protegió a Ritondo está haciendo lo propio por estas horas con el exsecretario de Seguridad de la Ciudad y actual segundo jefe de la SIDE, Kravetz, denunciado por golpear en la vía pública a un menor acusado de un robo, el 17 de octubre pasado. El hecho está filmado, es noticiable por donde se lo mire, pero circula poco. Por ahora. Semejante nivel de censura se volvió habitual, pero no deja de ser una anormalidad de la democracia argentina.
En una movida intempestiva, el miércoles, Kravetz dejó el puesto en la Ciudad para pasar a la SIDE. En la relación rota con su superior en el ministerio de Seguridad porteño, Waldo Wolff, subyace la disputa mayor entre Jorge Macri y Milei, a las puertas de una negociación ríspida o una ruptura de cara a las elecciones 2025. Doblegar a los primos Macri en la Capital Federal sería la victoria definitiva de los hermanos ultras en el campo de la derecha.
Wolf ordenó una investigación interna sobre el episodio de la agresión a un menor ocurrida en la calle Cabello, a metros de la vivienda de Kravetz y la exministra larretista Soledad Acuña en un edificio de Libertador y Salguero, dentro de los límites del país PRO. La denuncia de la agresión habría sido presentada por la madre del menor golpeado y cuenta con un testigo sólido, Pablo Rodas, encargado de un edificio contiguo, quien aportó la filmación del hecho. Llegado el caso, si un fiscal lo pide, los testimonios de los policías de la Ciudad, que en principio fueron ajenos a la golpiza y trataron —sin mucho énfasis— de apartar al enfurecido Kravetz, serán aportados a la causa penal.
En el Gobierno de Jorge Macri transmiten que se anoticiaron del presunto abuso cometido por Kravetz mediante la publicación de Perfil, el viernes pasado, menos de 48 horas después de que el funcionario fuera despedido y, de inmediato, adoptado por el triángulo de hierro en la Secretaría de Inteligencia. Como corresponde, el estatal Canal de la Ciudad eludió la censura e informó el hecho.
La danza de la fortuna enterriana
Kueider quedó prácticamente huérfano, con los Milei haciendo piruetas para protegerlo, sin quedar pegados a un presunto contrabandista de centenares de miles de dólares.
La filiación del destituido senador podría encontrarse en el kirchnerismo, donde arribó desde un ensayo progresista en Entre Ríos en la primera década del siglo. Luego fue un solitario “albertista”, pero rápidamente desertó y se afincó en el “peronismo republicano”, esa identidad insípida que seduce a las ONG, acaudalados empresarios y el mainstream mediático, pero inexorablemente carece de votos. Ya con Milei en la Casa Rosada, el gobernador de Entre Ríos y exministro de Macri, Rogelio Frigerio, alardeó de haberlo puesto en caja al servicio del Gobierno nacional, giro pagado con una silla cotizada en dólares en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.
El Gobierno nacional intentó, pero no pudo salvar a Kueider, y hoy trata de que la causa quede circunscripta a los tribunales de Asunción, ciudad en la que reposan el senador y su pareja. Suena inconveniente seguir la ruta del millón de dólares que habría movido Kueider desde junio, apenas el Senado aprobó la ley Bases, entre lo incautado, lo invertido en Asunción y los departamentos que intentó comprar en efectivo. Algo de eso habrá pensado el senador del PRO y chacarero millonario Alfredo de Ángeli, cuando en un confuso episodio se enredó en un discurso contra la corrupción y terminó votando en contra de la destitución de Kueider.
Ningún vínculo está tan claro como el que unió a Kueider con el exgobernador de Entre Ríos y hoy diputado nacional, Gustavo Bordet. El “Turco” fue su secretario en la intendencia de Concordia, secretario de Gobierno en el primer período en la gobernación (2015-2019) y mano derecha en las campañas electorales.
Bordet se declara “decepcionado”, “defraudado” y “traicionado” por Kueider. Afirma no hablar con él desde el 12 de junio pasado, cuando intentó convencerlo de que votara en contra de la ley Bases. El exgobernador dice estar casi convencido de que los dólares que llegaron a las manos de Kueider están relacionados con la ley que les permite a los Milei hacer y deshacer en la estructura del Estado sin intervención del Congreso. Habrá que probarlo, pero el giro de Kueider, como el de su colega correntino Carlos “Camau” Espínola y los gobernadores de Tucumán, Osvaldo Jaldo, y de Catamarca, Raúl Jalil, son inexplicables.
Tras cumplir dos mandatos como intendente de Concordia y otros dos como gobernador de Entre Ríos, resultó que Bordet era propietario de catorce propiedades, y de depósitos por casi $ 60 millones y US$ 2,6 millones.
La suspicacia de Bordet podrá tener sustento, pero él mismo tiene respuestas pendientes. A fuego lento, el fiscal de Concordia José Arias lleva a cabo investigaciones por presunto enriquecimiento ilícito tanto del senador destituido como del exgobernador.
El foco sobre Bordet se disparó este año, cuando presentó la declaración jurada de bienes como corresponde a todo diputado. Tras cumplir dos mandatos como intendente de Concordia y otros dos como gobernador de Entre Ríos, resultó que Bordet era propietario de catorce propiedades, entre departamentos, lotes y campos, y de depósitos por casi $60 millones y US$2,6 millones.
Es curiosa la política de Entre Ríos, en la que los aliados se desconfían, los adversarios se hacen favores y nadie le pone el cascabel al gato.
Alpha y W
Marcelo Longobardi, un blanco predilecto de Milei y los vándalos de las redes, fue despedido de Radio Rivadavia. Cristina Pérez, conductora de “Sin Vueltas” en la misma emisora, se mudaría a la primera mañana a partir de febrero. La conductora en uso de licencia de Telefe Noticias y pareja del ministro de Defensa, Luis Petri, sumaría el horario de mayor audiencia radial a su nuevo espacio vespertino en el canal La Nación +.
Ubicable en la centroderecha del espectro ideológico, Longobardi desacomoda piezas en el mainstream mediático. Fue durante dos décadas un suceso en términos de audiencia y eso le dio espaldas para desobedecer mandatos empresariales atados a proyectos políticos. Longobardi terminó en conflictos de diferentes escalas con Indalo, Clarín, CNN-Seita y, ahora, Fígoli-Werthein.
Rivadavia se presenta como una de las radios del Grupo Alpha Media, de Marcelo Fígoli. La cartera de emisoras de ese grupo incluye a Splendid y Rock and Pop, y las mayormente musicales Metro, Blue y Uno; ninguna de ellas con la carga de opinión de Rivadavia.
Tres fuentes con conocimiento directo del manejo de esa radio indicaron a este medio que Fígoli y sus ejecutivos son interlocutores habituales de gerentes y conductores, pero que Adrián Werthein, integrante del Grupo Werthein, toma decisiones empresariales y de programación, algo que oficialmente niegan tanto en ese conglomerado como en Alpha Media. En los hechos, Adrián Werthein fue clave en el ingreso de Longobardi y lo es en su salida.
Los W, con intereses en real estate, agro, seguros y alimentos, vienen ganando terreno en el plano mediático a partir de la compra de DirecTV América Latina. Allí alojaron DNews, un canal de noticias conservador de línea dura, y DSports. También poseen 50% de TyC Sports, en sociedad con Clarín.
A su vez, el canciller Gerardo Werthein, disociado de sus familiares en 2019, es accionista del Grupo El Observador, portal de noticias y radio con sedes en Montevideo y Buenos Aires, en copropiedad con Bettina Bulgheroni y Gabriel Hochbaum, un antiguo allegado a José Luis Manzano que acaba de adquirir Radio con Vos.
Rivadavia explicó dos razones para justificar el despido de Longobardi. La primera estuvo relacionada a la supuesta necesidad de que el periodista condujera el espacio desde los estudios de la radio en el barrio de Colegiales, algo imposible dado que vive parte del año en Key Biscayne, Florida, EE.UU.. Con la tecnología vigente, el dato es irrelevante en términos de calidad de sonido, y bien mirado, contar con un conductor radicado en Estados Unidos con Donald Trump en la presidencia debería ser un activo para un medio argentino. La inverosimilitud mayor está dada por la explicación de supuestos números negativos de audiencia de “Cada mañana”, el ciclo que terminó, lo que no se constataba en la medición de Kantar-Ibope.
A las fuerzas del cielo, la disidencia dentro de los medios oficialistas les resulta intolerable
En un párrafo memorable, Joaquín Morales Solá se quejó semanas atrás de que el Gobierno se ensaña más con los disidentes y los matices de medios ideológicamente cercanos (los grupos La Nación, Clarín, Rivadavia, Cadena 3, próximamente América, etc.) que con los que el columnista conservador definió como “kirchneristas” y Milei tacharía, de modo más ecuménico, de “comunistas”. Si ocurriera lo contrario, las cosas estarían en su lugar, según esa particular mirada.
De todas formas, algo de cierto hay en la denuncia de Morales Solá. A las fuerzas del cielo, la disidencia dentro de los medios oficialistas les resulta intolerable, quizás con un razonamiento lógico —que los Milei nunca dejan de tener— de que la crítica se vuelve electoralmente más costosa si circula entre afines. Al paladar negro de los libertarios sólo lo satisfacen medios propios del estilo La Derecha Diario o El Observador, la radio dirigida por Luis Majul bajo la mirada del canciller Werthein.
De Raúl Alfonsín a Milei, todos los presidentes de la democracia fueron acompañados por proyectos mediáticos, fuera de capitales amigos o de alguna usina paraoficial. No es lo más sano, pero ocurre en buena parte del mundo.
El alineamiento de un grupo tan potente como Clarín y sus satélites con el Gobierno de Macri marcó un hito capaz de desbaratar cualquier equilibrio relativo. Las operaciones lacerantes de “Animales Sueltos”, los informes de Jorge Lanata, el fervor de Cadena 3 y los editoriales de La Nación conformaron una agenda abrumadora entre 2015 y 2019.
Con todo, el panorama mediático que ofrece el más extremista de los Gobiernos de la democracia es inédito y lesiona la pluralidad como nunca desde 1983.
La erosión y la eliminación de la disidencia tienen consecuencias. En 2025, el televidente podrá elegir tres opciones mileístas radicalizadas en el prime time nocturno de los canales de noticias LN+, TN y A24, más el reflejo que ello tenga en los canales de aire de Clarín y América. Se agrega el streaming neofascista Carajo, de un allegado al Gobierno de Misiones, y Neura, de Alejandro Fantino, y otra media docena de canales de Youtube en los que orbita la tropa digital del vocero Manuel Adorni. En la radio y los portales de noticias, el panorama es similar.
Si las cosas siguen así, ¿quién va a informar de las propiedades offshore de Ritondo, las golpizas de Kravetz, los tentáculos de Kueider y los secretos del mandamás de la DGI?
SL
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