Cristina Fernández de Kirchner fue proclamada este martes como la nueva presidenta del Partido Justicialista nacional, cargo en el que asumirá formalmente el 17 de noviembre. La junta electoral dictó la resolución a las 19 y así la conducción del partido de Juan Domingo Perón volverá a estar completa, tras la renuncia a ese cargo de Alberto Fernández. Horas antes de la formalidad partidaria, la exmandataria nacional había desembarcado en Avellaneda para charlar con representantes de pequeñas y medianas empresas de la provincia de Buenos Aires. La elección no fue casual: el municipio es gobernado por Jorge Ferraresi, principal impulsor del salto nacional de Axel Kicillof.
El gobernador bonaerense, pasadas las 10 de la noche, finalmente decidió felicitar públicamente a Cristina por su ascenso a la jefatura del PJ nacional. Lo hizo con un breve tuit.
Ex vicepresidente del Instituto Patria, Ferraresi hoy está enemistado con Cristina y ella eligió ir a Avellaneda por segunda vez en menos de un mes. Ya había estado el 17 de octubre, horas antes de que Kicillof encabezara un acto en Berisso por el Día de la Lealtad. En esa fecha visitó la Universidad Nacional de Avellaneda y conversó con sus estudiantes, mientras que este martes recorrió la fábrica Vetrano Sacifi para charlar con sus dueños y operarios. Luego la escucharon unos 100 empresarios, sentados en ronda, en un encuentro organizado por el Movimiento Productivo 25 de Mayo. “Este modelo es como un yogur, todos sabemos que se vence”, fue una de las frases que eligió para criticar el programa económico.
Este modelo es como un yogur, todos sabemos que se vence
“Queremos recuperar la vocación frentista del peronismo”, afirmó a elDiarioAR un dirigente de diálogo cotidiano con Cristina. A la exmandataria le interesa particularmente acercarse a estudiantes y empresarios pyme, dos sectores golpeados por el ajuste de Milei. La estrategia tiene una reminiscencia a la campaña de 2017, cuando Cristina como candidata a senadora buscó contener en Unidad Ciudadana a distintos actores de la sociedad civil que se sentían perjudicados por el gobierno de Mauricio Macri. En cada uno de sus actos, subía al escenario a personas que representaban a personas caídas del esquema productivo, representantes del daño al tejido social de las políticas de Cambiemos.
Su intento de presidir al PJ con una mirada “amplia” tiene escollos en el camino. El principal es que el proceso por el que llegó a la conducción del partido dejó un tendal de heridos. Uno de ellos es Ricardo Quintela, quien quedó afuera de la carrera por carecer de los avales y documentación para respaldar su candidatura, tal como confirmó el fallo de la jueza María Servini. El riojano reaccionó con fastidio y —pese a que recibió un llamado desde el Instituto Patria— se negó a reunirse con Cristina. Por el contrario, dejó trascender que está decidido a lanzar su línea interna, “Federales”, en oposición al peronismo concentrado en el AMBA.
El factor Kicillof
El verdadero dilema es cómo se resolverá la crisis con Kicillof. Lejos de calmar las aguas, distintos dirigentes cercanos a Cristina insistieron con los señalamientos contra el gobernador por no haberse pronunciado en público a favor de su lista para el PJ. Eduardo “Wado” de Pedro, Julián Álvarez y Mayra Mendoza fueron algunos de los que lo cuestionaron en los últimos días.
Kicillof buscó dar por superado el capítulo y se mostró concentrado en la gestión. El lunes lanzó una convocatoria a intendentes opositores para que firmen un reclamo conjunto a la Casa Rosada por obras y recursos demorados. Fue un mensaje al Presidente, pero sobre todo a la interna peronista, para resaltar su liderazgo.
“Nuestra oposición me pide que insista y me parece bien que se pliegue al reclamo. A lo largo de esta semana estaré invitando a los intendentes de todas las fuerzas políticas a firmar con nosotros un reclamo conjunto al gobierno de Milei”, anticipó en un hilo en X, donde compartió un video de las obras paralizadas por el Gobierno nacional en los distintos municipios. “Las rutas nacionales sin inversión se deterioran y se vuelven más peligrosas. Las obras abandonadas se vandalizan e intrusan. No son un renglón de una planilla, son obras que mejoran la integración, obras que educan, curan y que generan empleos. El país sin obras pierde derechos y oportunidades, pierde futuro”, cerró.
“Que se haya resuelto la conducción del PJ nacional no salda el conflicto político de la provincia. No hubo tregua”, sostuvo a elDiarioAR. En ese sentido, opinó que la visita de Cristina a Avellaneda ratifica algo que la expresidenta viene repitiendo: ella busca “enderezar” y “reordenar” al peronismo. “En definitiva, es un intento de disciplinar, pero el problema es que muchos ya no responden a su conducción”, analizó. Hace pocos días, el 29 de octubre, el kirchnerismo también lanzó en Avellaneda la mesa “Cristina Presidenta”, con la participación de figuras muy cercanas a la expresidenta, como De Pedro, Paco Manrique, Vanesa Siley y el secretario general de UOM, Abel Furlán.
Cristina hasta ahora no consiguió el apoyo explícito de los gobernadores peronistas ni de la CGT. La experiencia de Unidad Ciudadana la corrió de la necesidad de negociar con algunos sectores que hoy forman parte del peronismo y cabe la pregunta de si los podrá contener. La mayoría vaticina que la verdadera pelea se concentrará en la provincia de Buenos Aires y se desatará a la hora de confeccionar las listas del año próximo.
LA/JJD