La rosca opositora

Del quiebre de la UCR a la vuelta de Larreta: el sinuoso camino hacia 2025 de la ancha avenida del medio

Los nombres están: Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau, Facundo Manes, Elisa Carrió, Miguel Pichetto, Juan Schiaretti, Margarita Stolbizer, Emilio Monzó, Nicolás Massot. La idea también: ser una alternativa “de centro” –la reciclada “avenida del medio”–, alejada de Javier Milei y de Cristina Kirchner. Y hay una meta: las elecciones legislativas de 2025. Lo que falta es la construcción programática para una propuesta que se traduzca en votos.

La ruptura del bloque de la UCR en Diputados de esta semana aceleró la configuración de un nuevo mapa opositor entre aquellos que no quieren ser aliados a los libertarios –como el PRO de Mauricio Macri o los radicales “peluca” apañados por Rodrigo de Loredo–, ni opositores acérrimos al Gobierno –como el kirchnerismo y la izquierda–. El quiebre en el partido centenario fue una hecho más en una cadena de señales que están comenzando a dar los mencionados dirigentes que anhelan tener una sobrevida luego del fracaso electoral y la disolución de Juntos por el Cambio.

Días atrás el ex jefe de Gobierno porteño se mostró junto a Monzó, Massot y al diputado del PRO pero de sangre larretista Álvaro González en un campo de Suipacha. Hubo declaraciones públicas del ex titular de Diputados en tiempos de Cambiemos bregando por “el armado de una alternativa de centro”. Y se registraron jugadas parlamentarias compartidas entre los bloques de Encuentro Federal –que reúne desde los peronistas cordobeses a los socialistas santafesinos, pasando por Ricardo López Murphy y el jefe del sindicato del petróleo–, la Coalición Cívica y los radicales disidentes contra Milei: principalmente el rechazo al DNU de financiamiento de la SIDE y los vetos presidenciales al aumento jubilatorio y la ley universitaria.

Pero, ¿qué hay detrás de esos movimientos palaciegos? ¿Qué puentes reales unen esos archipiélagos que navegan por el tormentoso mar que es el recinto de la Cámara baja? ¿Qué futuro le depara a quienes ya tuvieron su oportunidad de gestión entre 2015 y 2019 pero no renovaron, y que ganaron las legislativas de 2021 pero chocaron en 2023 con una escudería que parecía favorita para llegar a la Casa Rosada?

El más entusiasta con el armado es Monzó, orfebre de la cultura de la rosca política. Lo dice públicamente y también lo deja trascender su equipo por debajo. “Hay una idea de reeditar lo que era JxC a nivel nacional y también parlamentario”, recogió elDiarioAR a su lado, donde ya anticipan que pronto habrá “más recorridas en provincia de Buenos Aires” al menos junto con Larreta, aunque también mencionan entre sus contactos habituales al ex gobernador de Córdoba, a la jefa de la Coalición Cívica y al neurólogo y el economista radicales. Monzó –que tiene como alter ego a Massot, quien estuvo en la lista bonaerense de Bullrich– ya está armando próximos encuentros con otros productores rurales, pero también con jubilados, clubes de barrio, emprendedores y un largo etcétera. Quieren “hablar con la gente para saber cómo la están pasando”, definen.

Larreta busca por ahora menos vuelo mediático. En su equipo tradujeron así la foto con Monzó-Massot: “Se mostraron juntos pero no más que eso, y por el momento no va a volver a ocurrir. Fue un encuentro de tres tipos que tienen una mirada similar de lo que el país necesita para salir adelante. No se está armando nada”, le bajaron el tono cerca del ex alcalde. Se permiten un grado de humildad tras el golpazo que fue quedar afuera en las PASO contra Bullrich, pese a la abultada billetera que tenía su campaña, la vidriera nacional que le ofrecía gobernar la Capital Federal y el blindaje mediático.

“Horacio no está trabajando en un armado político clásico que termina en una foto. Está enfocado en construir una opción sensata, que evita los extremos y ofrece respuestas profesionales y realistas a los desafíos del país. Resultados”, sintetizaron en el larretismo formateado ahora en el llano de la política. Larreta canaliza ahora su búsqueda a través del think thank Movimiento al Desarrollo (MAD), a través de la cual asesora a gobiernos locales con su expertise como técnico y gestor de políticas públicas. 

Alrededor del ex jefe de Gobierno resaltan que no están buscando “un armado político tradicional” porque están atentos a la irrupción que tuvo en el imaginario popular el mote de “casta” que Milei le implantó a los dirigentes. Pero cuando se consulta sobre si hay un programa que se esté escribiendo, la respuesta es: “Cero, no hay apuro todavía; no es año electoral”. Larreta, igualmente, está preparando una agenda de entrevistas para más temprano que tarde salir del ostracismo.

Si Monzó simboliza la rosca y Larreta la gestión, el radical Manes entraría en la ecuación como el dirigente que puede lograr la empatía con el electorado “racional” –calificó una fuente– desencantado con el kirchnerismo y los libertarios. La aspiración presidencial del médico sigue intacta y su referencia es la de Raúl Alfonsín para “volver a unir a los argentinos”. Cree que es una especie de “outsider bueno” que podría ser competitivo ante Milei en una época en la cual los políticos tienen mala prensa. 

Pero por ahora son conjeturas o líneas muy subterráneas entre dichos nombres. Manes por ahora cultiva un bajísimo perfil y puso a un alfil al frente del flamante espacio radical disidente Democracia para Siempre: el diputado Pablo Juliano. Increíblemente a Manes y Lousteau les costó más ponerse de acuerdo con el nombre de la bancada que con quien iba a ser su titular. El economista, por su lado, volvió a romper el bloque, luego de que durante la gestión de Frente de Todos armara el espacio Evolución.

La tribu de Manes-Lousteau suma por ahora 12 porotos que empezarán a recortarse cada vez más como opositores al estilo de Pichetto y la Coalición Cívica. Si se pliegan los amarillos larretistas de Álvaro González y Héctor Baldassi,  ese nuevo centro sumaría una treintena de votos –las lealtades no son puras– que podrían ser necesarias para cualquier extremo que quiera llegar al quórum en Diputados. “Hay una idea de formalizar ese laburo en un interbloque”, aseguró una fuente parlamentaria. ¿Por qué no lo hicieron hasta ahora?, preguntó este medio. “Entiendo que no será ya, sobre todo porque la ruptura del bloque radical está muy fresca”, fue la respuesta.

Por ahora, el refrito parlamentario de JxC buscará seguir trabajando en conjunto en votaciones puntuales y el armado de dictámenes comunes. La pelea más urgente es lograr romper el corset del ajuste permanente en el Presupuesto 2025 de Milei. Una de las estrategias es presionar para que se amplíen las partidas educativas, sobre todo las destinadas a las universidades, junto con la investigación científica. 

La Libertad Avanza toma nota de los reclamos porque solo con los anabólicos del PRO y el MID de Oscar Zago no llega a la mayoría –ni que hablar en el Senado–. Por algo Milei recibió esta semana a los gobernadores peronistas no kirchneristas de Salta, Tucumán, Catamarca y Misiones, y en otro cónclave a los ex cambiemitas de Capital Federal, Entre Ríos, Chubut, San Luis y San Juan. 

El centrismo en ciernes ostenta algunos resortes desde los cuales ejercer alguna presión al Gobierno. Pichetto quedó a cargo esta semana de la comisión mixta que tiene que definir el plan de acción de la Auditoría General de la Nación y podría darle una estocada al oficialismo si finalmente se queda con una de las dos sillas que hay para los diputados en el directorio de la propia AGN. Además, Lousteau encabeza la bicameral de Inteligencia –que controla a la SIDE–. 

Más difuso es el alcance territorial, porque si bien representan cierto mapa federal, las bancadas no tienen encima a ningún gobernador de peso. Por caso, en el Senado además de Lousteau podría anotarse en el mismo alineamiento la porteña Guadalupe Tagliaferri, que si bien es del PRO está referenciada en Larreta, pero no en los Macri, ni Mauricio ni Jorge.

El centrismo por ahora es un cúmulo de expresiones políticas similares que está en construcción. Aunque niegan el apuro para sellar un acuerdo político, el 2025 los apremia: la mayoría de los mandatos de quienes son hoy legisladores vencen el año que viene: cuatro de los seis diputados de la Coalición Cívica, la mitad de la bancada de Pichetto, nueve de los 12 del radicalismo disidente. Para ellos, otra vez los nombres: Monzó, Stolbizer, Manes y –en el Senado– Lousteau.

MC/MG