El macrismo en crisis

Sangría del PRO: en la previa a la cumbre del partido, un grupo de dirigentes bonaerenses presiona por la fusión con Milei

Algunos dirigentes del PRO ya no disimulan su fastidio con Mauricio Macri, a quien le recriminan concentrar sus esfuerzos en la Ciudad de Buenos Aires y descuidar al resto de los distritos. Una de las situaciones más calientes se da en el territorio bonaerense, donde las pocas figuras que le quedan al partido presionan públicamente para que haya un acuerdo con La Libertad Avanza (LLA). En ese contexto, está prevista una cumbre partidaria el lunes próximo, 17 de febrero, en la que Cristian Ritondo y Diego Santilli buscarán “ordenar” a su tropa. 

Ritondo, como presidente del PRO bonaerense, habla con Macri y busca contener a los suyos, aunque no esconde su buena sintonía con la Rosada. Santilli directamente juega a dos puntas: hace unos días se apuró en desmarcarse y tomar distancia de la idea de Jorge Macri, que lo había mencionado en público como un futuro integrante de una “mesa política”. El diputado insiste en que la mejor estrategia será llegar a un acuerdo con los libertarios y el lunes lo repitió sin eufemismos en una reunión con el marplatense Guillermo Montenegro, otro intendente del PRO que coquetea con el armado violeta. 

“Los que pensamos parecido y compartimos un mismo norte tenemos no podemos dividirnos. Si vamos juntos este año, en 2027 ganamos la Provincia y terminamos con el kirchnerismo”, sostuvo Santilli después de la reunión que compartió con el intendente. Montenegro usó el mismo razonamiento: “Estamos convencidos de que hay que trabajar en sintonía con La Libertad Avanza para sacar al kirchnerismo de la provincia de Buenos Aires, su última guarida, donde cada día los argentinos sufrimos un nuevo homicidio (…) Es el momento de priorizar una provincia normal ante las mezquindades personales: si vamos juntos este año, en 2027 ganamos la Provincia y terminamos con los K”.

La movida de Santilli y Montenegro tuvo lugar el mismo día en que se confirmó la renuncia de Néstor Grindetti al gobierno porteño. El dirigente, un histórico del PRO que lo integró desde su fundación, dejó el cargo que habían creado para contenerlo cuando lo corrieron de la jefatura de Gabinete de Jorge Macri. Su delfín, Diego Kravetz, había dado hace un mes el salto al oficialismo, tentado por Santiago Caputo para ser el segundo de la SIDE. 

El caso de Grindetti promete ser menos estruendoso. El exintendente de Lanús, quien conoce a Macri hace 40 años, se fue desilusionado con su amigo, pero sostiene que será cuidadoso en sus próximos movimientos; jura que se refugiará en la presidencia de Independiente y no aparecerá en unos días pintado de violeta. Sin embargo, escuchó ofertas. “Tuvo varias reuniones. A él no le interesa ahora ocupar un cargo. Lo que le ofrecieron es darle un buen lugar en el armado provincial de los libertarios, que trabaje específicamente en la Tercera Sección, con el argumento de que LLA va a terminar fusionándose con el PRO. Por ahora no aceptó”, sostuvo en diálogo con elDiarioAR un hombre de confianza de Grindetti, que estuvo en comunicación con él en los últimos días. También ratificó su malestar con los primos Macri: “Él concretó su renuncia en la Ciudad porque lo habían puesto en un 'no lugar', le habían inventado un cargo para darle a sus 70 años una salida elegante sin influir en la toma de decisiones”. 

Además de Santilli, Montenegro y Grindetti, son varios los intendentes que podrían imitan los pasos del precursor, Diego Valenzuela (Tres de Febrero), quien dio el salto a LLA de la mano de Patricia Bullrich. En esa línea algunos apuntan a Ramón Lanús (San Isidro), una figura prometedora después del largo gobierno de Gustavo Posse, que en la campaña jugó alineado a la actual ministra de Seguridad, quien lo potenció como candidato para destronar al intendente radical. 

A la espera de la cumbre partidaria 

Todos esos movimientos en territorio bonaerense recalientan la previa a la cumbre partidaria prevista para el próximo lunes 17 de febrero en San Telmo, con el foco puesto en “ordenar” la Provincia, que además de a Ritondo y Santilli tiene a la cabeza de la organización a Soledad Martínez, la intendenta de Vicente López. Las posiciones de los tres difieren: mientras Santilli quiere acordar y Ritondo se muestra con voluntad de “mediar”, Martínez se mueve en la misma línea que su jefe político, Jorge Macri, por lo que es la única que se mantiene fiel a los intereses del PRO. 

En los últimos encuentros partidarios, Mauricio Macri sostuvo que no ve garantizadas hoy las condiciones que pretendería para cerrar una alianza. No disimula su enojo con la Rosada, principalmente con Patricia Bullrich, ya que en los últimos meses fue testigo de los coqueteos y en algunos casos de la cooptación de sus dirigentes por parte de los libertarios. Su propuesta consiste en esperar a un mejor momento para negociar, algo que irrita a buena parte de su entorno, que comprenden cómo sus acciones caen más a medida que pasan los días.

“El Gobierno hoy está fortalecido; en algún momento van a querer tener una conversación con Macri para terminar de ordenarse, pero saben que cuanto más lo esmerilen a Mauricio más les sirve”, dijo a elDiarioAR un dirigente que en público se muestra alineado con el expresidente de la Nación. En ese sentido, consideró que el pase de un grupo de legisladores porteños a LLA —con el bullrichista Juan Pablo Arenaza a la cabeza— y los coqueteos públicos de muchos legisladores con Milei generaron la imagen de un Macri débil. “Él lo sabe y trata de saber quiénes coquetean por la suya, porque son nombres por los que no va a pedir a la hora de negociar. Mauricio está esperando un mejor momento para sentarse con Milei. Espera un dato de inflación no deseado, una marcha masiva, juntar dos o tres noticias negativas para que lo necesiten. Ejercer la presión a través del Congreso será difícil, porque los temas que hoy están sobre la mesa tienen todos la aceptación del PRO y porque no todos los legisladores le responden. Ahora estamos en un compás de espera y eso derrama para el lado de Milei”, concluyó. 

Muchos intendentes que asumieron por el PRO saben hoy que Milei absorbió a una porción significativa de su electorado. Eso los lleva a un acercamiento al Gobierno y tomar distancia del propio Macri. En ese contexto, consideran que el posible desdoblamiento de las elecciones bonaerenses —que desatará un nuevo choque entre Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof— les dará un respiro. Hoy en los pocos municipios que le quedan al PRO, los jefes comunales imaginan un método de supervivencia personal. “Tal vez debamos pensar en 135 elecciones distintas, porque esta vez a cada uno le va a convenir jugar la propia”, exageró uno de ellos, aunque el trasfondo es comprensible: para preservarse, buscarán desengancharse de la agenda nacional y en algunos casos también de la bonaerense.

LA/JJD