Tiempo de definición en la Cámara alta

Santiago Caputo acecha a Villarruel y se mete en la discusión por la presidencia provisional del Senado

La incertidumbre rodea a Victoria Villarruel. Con una relación completamente rota con Javier Milei, la vicepresidenta se prepara para transitar su segundo año al frente del Senado parada sobre un escenario inestable que desafía su cintura política. En la sesión preparatoria del 24 de febrero, donde se definirán las autoridades políticas y administrativas de la Cámara alta, todos los ojos estarán puestos en lo que ocurra con la presidencia provisional. Será una prueba de fuego para Villarruel, cuyo equipo se vio diezmado en las últimas semanas debido a la salida de varios colaboradores clave.

A la reciente renuncia de Claudia Rucci, hija del exjefe de la CGT de los setenta y hasta entonces directora general del Observatorio de DD.HH. del Senado, se agrega la de la secretaria Administrativa María Laura Izzo, un cargo que también es votado por los senadores nacionales. Izzo, que acompañó durante todo 2024 a la vice, había llegado a ese lugar propuesta por sectores vinculados al PRO y decidió dar un paso al costado luego de los despidos ordenados por Villarruel en octubre. Su salida todavía no fue oficializada, pero solo para guardar las formas.

Otra figura de origen amarillo cuya suerte también pende de un hilo es Agustín Giustinian. El secretario parlamentario, central en el esquema de Villarruel, podría dejar su puesto a fines de febrero. Su caso, de concretarse, se sumaría al del director de Publicaciones de la Cámara Alta, Diego El Haj, a quien se le pidió la renuncia en diciembre.

Según pudo saber elDiarioAR, tanto la virtual salida de Giustinian como el desplazamiento de El Haj tiene un denominador común: las presiones directas de la Casa Rosada. Sin embargo, Villarruel no tendría intenciones de ceder y dejar ir a uno de sus principales sostenes en el día a día del Senado, lo que anticipa una pulseada cada vez más agresiva puertas adentro de La Libertad Avanza.

Este intento forzado de reconfiguración del tablero del Senado lleva la marca de Santiago Caputo, asesor presidencial y verdadero “monje negro” que está al acecho de Villarruel. Su intervención, aunque indirecta, deja claro que su intención es obstruirle a la vice todo margen de maniobra. En Balcarce 50 la consideran externa a cualquier decisión que pueda tomar el Poder Ejecutivo, con independencia de sus propios idas y vueltas con los representantes de los distintos bloques de la oposición.

Mientras tanto, Vilarruel resiste. Tomó la decisión de designar transitoriamente a quien fuera la mano derecha de Izzo, Florencia Grigera, como coordinadora de administración, con el fin de fortalecer su control interno frente a los cambios inminentes. El objetivo, de cara a la sesión del 24 de febrero, es evitar la salida de Giustinian y conservar la silla de la Secretaría Administrativa del Senado, un puesto clave que controla la ejecución del presupuesto y los nombramientos de personal. Pero los números son inciertos: sin el apoyo asegurado de Unión por la Patria, la vice dependería de alianzas con bancas hostiles al Gobierno, como son Martín Lousteau y Guadalupe Tagliaferri.

Rosca provisional

La disputa por la presidencia provisional del Senado —ni más ni menos que el tercer lugar en la línea sucesoria presidencial— añade otra capa de complejidad al conflicto. Bartolomé Abdala, senador puntano que actualmente ostenta ese puesto, tiene intenciones de continuar al frente de su cargo. Y aunque cerca suyo aseguraron a elDiarioAR que mantiene buena relación tanto con Villarruel como con la Casa Rosada, hay indicios que sugieren que la voluntad de Abdala podría chocar con lo que espera el entorno de Milei.

En caso de una avanzada por parte de Casa Rosada, según fuentes del Senado, el nombre que sonaría como virtual reemplazante de Abdala sería el del senador riojano Juan Carlos Pagotto. Mientras que desde el entorno de Luis Juez, quien recientemente se alejó de la jefatura del bloque PRO, desmintieron las versiones que indicaban que había negociaciones para que él se sentara en esa silla. El vínculo entre el cordobés y Villarruel estaría lejos de ser el mejor.

En este contexto de dardos cruzados, Santiago Caputo pesca en río revuelto, con un único objetivo: bloquear los planes de la vice y debilitar su influencia. La semana pasada, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, trasladó sus conversaciones con los bloques políticos sobre el temario de las sesiones extraordinarias al Senado, reservando un lugar para Villarruel, que ofició de anfitriona del encuentro. Sin embargo, el gesto de distensión no duró mucho. Al día siguiente, en Casa Rosada aclararon que la foto con Francos no cambiaba nada y que las relaciones con la excompañera de fórmula de Milei están rotas de manera definitiva.

Estas tensiones y movimientos no solo reflejan una simple reconfiguración institucional. Se trata de una clara pugna de poder en la que cada actor busca maximizar su dominio en el tablero. Y aunque Villarruel tenga un control directo sobre el Senado en tanto es la presidenta, la ascendencia de Caputo en sectores díscolos del peronismo, como la bancada Provincias Unidas, que supo integrar el expulsado Edgardo Kueider, no deja de generar inquietud puertas adentro de la Cámara alta. En un mes, el panorama posiblemente se vea más despejado.

PL/MC

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