Tensión en la UIF: la Casa Rosada echó a Yacobucci y eligió a un polémico fiscal en su lugar
Desde Balcarce 50 apuntaron al hasta ahora titular de la Unidad Antilavado por supuestas irregularidades en su desempeño. La semana pasada, elDiarioAR reveló cómo el organismo quedó atravesado por las maniobras del asesor presidencial Santiago Caputo. Starc, la apuesta al frente.
La Casa Rosada lanzó una ofensiva sin precedentes contra Ignacio Yacobucci, el hasta hoy titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), desnudando las tensiones internas que atraviesa la gestión de Javier Milei. La maniobra, impulsada por el poderoso asesor presidencial Santiago Caputo, terminó este jueves con la definitiva expulsión del funcionario, según confirmaron a este medio fuentes del Ministerio de Justicia. De acuerdo a los trascendidos, la nueva ficha para la jefatura del organismo sería el polémico fiscal Paul Starc, aunque su designación, al caer la noche, aún no estaba oficializada.
La jornada de este jueves transcurrió en medio de acusaciones cruzadas, sospechas por injerencias políticas y decisiones que pusieron al organismo dedicado a la lucha contra el lavado de activos en el ojo de la atención pública. La crisis se agravó en la última semana, tras la publicación de elDiarioAR en la que se relataban las presiones de Caputo sobre las autoridades de la UIF para no intervenir en causas judiciales que involucraban al kirchnerismo.
En los últimos meses, el asesor presidencial no dudó en utilizar su influencia para maniatar lo más que pudo la autonomía del organismo encargado del análisis, tratamiento y difusión de inteligencia financiera para prevenir, entre otros delitos, la financiación del terrorismo. Detrás de esas maniobras se encontraba un íntimo amigo suyo: Sebastián Amerio, viceministro de Justicia y representante del oficialismo en el Consejo de la Magistratura, el verdadero hombre fuerte puertas adentro de la cartera que, al menos en los papeles, encabeza Mariano Cúneo Libarona.
La relación entre Yacobucci y el ministro de Justicia se rompió tras una seguidilla de episodios que consolidaron su distanciamiento. El titular de la UIF habría desobedecido directivas estratégicas de la Casa Rosada, como la de no querellar en causas judiciales. El mayor de esos actos de rebeldía tuvo lugar en diciembre y fue la decisión de apelar el fallo que intentaba archivar el caso Hotesur, relacionado con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Esta acción, que para Yacobucci representó un movimiento técnico, fue interpretada como un desafío político que encendió alarmas en el entorno de Caputo. La jugada enfureció al asesor, quien redobló su presión, aisló a la UIF del circuito de decisiones oficiales y aceleró los rumores de un cambio de autoridades.
Desde junio, el organismo fue un campo de batalla de intereses cruzados. Caputo ordenó entonces la remoción de Manuel Tessio, segundo de Yacobucci y especialista en transparencia, después de que la unidad se presentara como querellante en una causa de enriquecimiento ilícito contra Martín Insaurralde. Tessio fue señalado como un infiltrado “massista” por el propio asesor todoterreno, quien utilizó una de sus cuentas anónimas en redes sociales para justificar la purga como un acto de “limpieza ideológica”. En su lugar, como vicepresidente de la UIF, asumió Santiago Martín González Rodríguez, un abogado sin experiencia en el área, pero alineado con las directivas de Caputo.
Esa creciente injerencia política en un área autárquica fue advertida ni más ni menos que por el propio Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). Pese a que la Argentina evitó entrar en la “lista gris” en octubre pasado, el organismo internacional remarcó que esas prácticas están erosionando la credibilidad de una institución como la UIF. Además, según fuentes involucradas, la actual precarización laboral de sus trabajadores y la falta de inversión tecnológica son otros factores que dejan expuesta la fragilidad de un organismo que debería ser un bastión de integridad técnica.
Munición gruesa
En la Casa Rosada no se guardan nada y acusan a Yacobucci de varias irregularidades, como haberse retirado de una causa por narcotráfico o haber motorizado una denuncia contra el dueño de un corralón en Mar del Plata por lavado de dinero. Ambos casos encendieron las alertas en el Ministerio de Justicia, al tiempo que fortalecieron la narrativa de un organismo que opera a la sombra de los intereses del entorno presidencial.
Aunque el botón más revelador del colapso interno quizás haya sido otro: el curso que, en el último tiempo, tomaron las investigaciones relacionadas con figuras de alto perfil político. En diciembre, Elisa Carrió presentó ante la UIF una denuncia contra el jefe del PRO en Diputados, Cristian Ritondo, por propiedades de su esposa en Miami, luego de una revelación de elDiarioAR. Pese a la gravedad de las acusaciones, la UIF aún no tomó cartas en el asunto, lo que alimenta las sospechas de que la gestión de Yacobucci estuvo completamente condicionada por las prioridades políticas de Caputo y su círculo.
Pero en Balcarce 50 no solo le cuestionan las decisiones técnicas. Al ahora exdirector de la UIF también se lo señala por supuestamente violar la política de austeridad que Milei exige a todos los funcionarios de primera línea: lo acusan de haber realizado numerosos viajes en primera clase y sin autorización. Cerca de Yacobucci rebaten estos cuestionamientos e insisten en que todos los vuelos fueron en económica y aprobados por el ministerio, a excepción de un viaje relámpago a Comodoro Rivadavia por un pedido del titular de la cartera para que lo acompañe en la presentación del nuevo sistema acusatorio.
Cúneo Libarona, quien alguna vez sostuvo a Yacobucci como un hombre de su confianza, hace tiempo que lo había dejado a su suerte frente al embate del tándem Caputo-Amerio. Este jueves, recién llegado de sus vacaciones, el ministro tuvo en sus manos la responsabilidad de dar por finalizado el conflicto, lo que acabó con la salida del abogado de su cargo al frente de la UIF. Una decisión que no solo definió el futuro de la unidad antilavado, sino también el alcance del creciente poder que el joven Caputo ostenta puertas adentro del Gobierno. En el tablero del mileísmo, no hay espacio para quienes se aparten de la línea trazada desde la cima.
*Con la colaboración de Milagros Moreni
PL/MC
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