Pulseada legislativa

Sin urgencia, Milei prefiere prorrogar el Presupuesto 2023 antes que ceder ante la oposición

“Si no sale, mejor”. Así de contundente, una alta fuente del Gobierno lleva meses repitiendo que el “Plan A” de Javier Milei es que el Presupuesto 2025 no prospere. Mientras en el Congreso los libertarios asumen la posibilidad de una derrota en la pulseada por la ley de DNU, en Casa Rosada saben que tienen en sus manos una carta letal: si el proyecto presentado por el Presidente ante la Cámara de Diputados no es aprobado, se prorrogará nuevamente el de 2023. Una movida que le permitiría al libertario seguir con su plan de ajuste sin necesidad de algún tipo de negociación.

La sesión especial que tendrá lugar este martes en la Cámara baja será clave: los bloques opositores buscarán definir una fecha para el dictamen de la “ley de leyes”, que debería tratarse antes de que finalice el periodo ordinario. De lo contrario, son conscientes de que Milei estaría facultado para continuar administrando discrecionalmente las partidas, esquivando compromisos fiscales con las provincias. Es que en el oficialismo ven esta opción como un arma poderosa para que los gobernadores, dependientes de fondos nacionales, continúen alineados con el Gobierno. 

En las últimas semanas, sin ir más lejos, Guillermo Francos mantuvo conversaciones con varios de los mandatarios provinciales para discutir sus necesidades de financiamiento y ofrecerles recursos para proyectos específicos, pero con una condición: que respalden la regla del déficit cero que impulsa La Libertad Avanza.

El jefe de Gabinete es el encargado de dejarle en claro a los gobernadores que, si no se logra consenso legislativo, continuará vigente la ley sancionada a fines de 2022 y Milei podría avanzar sin tener que ceder ante sus demandas. El mensaje es directo: o aceptan un presupuesto austero o se quedan con el del año anterior, lo que colocaría a las provincias en una situación de todavía mayor dependencia de la Casa Rosada, que tendría la última palabra en el manejo de los fondos.

El oficialismo mueve sus fichas con la tranquilidad de saber que el reloj corre a su favor. Así y todo, Francos y su equipo intentan seducir a gobernadores para evitar que sus representantes se plieguen al cada vez más consolidado bloque anti-Milei en el Congreso. Cada aliado cuenta, sobre todo frente a un grupo variopinto que incluye a Unión por la Patria, el Frente de Izquierda y el flamante bloque radical Democracia para Siempre, todos unidos en un objetivo en común: frenar la política fiscal del Gobierno. Para esos sectores, la prorrogación presupuestaria es sinónimo de retroceso, ya que se postergarían partidas clave para educación, salud y programas sociales que dependen de una actualización urgente.

Mauricio Macri observa agazapado desde las sombras. El expresidente reunió esta tarde a su tropa para determinar cómo actuará su bloque en la votación que buscará limitar la ley de DNUs. El PRO mantiene una postura ambigua en relación al presupuesto, sin comprometerse ni con Milei ni con la oposición instransigente, algo que podría replicarse durante la sesión de este martes. La jugada es astuta: una abstención calculada le permitiría a Macri seguir jugando a la diferenciación, sin cerrar las puertas a futuros acuerdos, tanto legislativos como electorales.

Sin embargo, en Balcarce 50 prima la cautela: aseguran que Macri nunca matizó sus críticas al “entorno” presidencial, especialmente en lo que respecta a la influencia de la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y del asesor Santiago Caputo en las principales decisiones y líneas de acción de la gestión libertaria. Lo que suceda mañana a partir de las 15 en el recinto de Diputados pondrá nuevamente a prueba un vínculo cuyo origen lleva la marca de la desconfianza mutua.

PL/MG