Una necesidad: evitar fugas. Un objetivo: rechazar el DNU fundacional de Javier Milei. Una realidad: el aislamiento. El peronismo volvió a quedar como único representante del bando enemigo en la redefinición de roles que ensayó el viernes el presidente Javier Milei y el principal espacio opositor intentará mantener enhebrados los hilos (finitos) con los que sobrevivió unido en los primeros 80 días de gobierno libertario.
El escenario no parece alentador. Sin líderes ordenadores, el PJ navega en la incertidumbre, sobre todo a partir de la convocatoria del Presidente a un nuevo acuerdo con los gobernadores que le posibilite avanzar con las leyes que requiere para su gobierno a cambio de moderar la asfixia fiscal a la que los sometió en los últimos días.
El entusiasmo ante la incipiente mayoría que habían empezado a construir para rechazar el decreto de necesidad y urgencia 70, languideció en la madrugada frente al golpe que significó el primer objetivo que trazó Milei con la convocatoria: ganar tiempo. En el peronismo quedó claro que el Presidente escenificó una “maniobra distractiva” que tendrá como primera consecuencia un freno al envión con el que venía la posibilidad de que el Senado lograra rechazar el DNU. Los números, de todas maneras, no estaban.
Asegurados, para Unión por la Patria había 35 votos. Los 33 senadores propios, más 2 de los 9 que habían insinuado, por carta, oponerse. “Milei necesita que el DNU llegue a junio para poder privatizar todo”, se alarma una senadora. Sucede que el decreto establece un plazo de 180 días para que todas las empresas con participación del Estado se conviertan en sociedades anónimas. Anoche había desazón en las principales espadas legislativas sobre la posibilidad de que finalmente, no logren concretar el golpe. Objetivo caído.
La sospecha está puesta en que el método elegido por Milei será efectivo. “Van a entrar”, rezongaba una fuente legislativa del peronismo en alusión a los gobernadores, que como gesto para abrir el diálogo con el Gobierno pondrán un freno al rechazo al DNU. En la CGT todavía se ilusionan con voltearlo. Creen que Milei “los va a traicionar” y que al final volverán a la misma estrategia. Para el peronismo, lo que propuso el Presidente es una “extorsión”, pero creen que igual muchos gobernadores aceptarán la invitación.
Las sospechas están a la orden del día. Después de la salida del bloque de Unión por la Patria de los diputados que responden al gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, la mirada está puesta en el catamarqueño Raúl Jalil, bajo la lupa de todos. El mandatario ya se reunió la semana pasada con el ministro del Interior, Guillermo Francos. “Lo que no entienden es que con inestabilidad social producto de la recesión no les van a ir las inversiones que les prometen”, acota un dirigente sindical. “Alguno va a encontrar de nuevo la excusa para volver a proponer ayudar al gobierno”, apunta un legislador, en referencia a los propios. Por lo pronto, Jalil salió ayer dispuesto a colaborar: “El peronismo tiene que ir a Córdoba y trabajar en este nuevo pacto para todos los argentinos”. Es más sutil y pícaro, lo describen en la Casa Rosada. “No es Jaldo”, agregan. Los ajenos ya dieron muestras de bajar las armas. ¿Tenían otra salida?
El debate no es mayo, es ya. “Plata por leyes” es el nuevo mantra con el que desde la Casa Rosada intentarán tentar a los gobernadores, que en la mirada del PJ quedan presos de la “trampa Milei”. Ahí cae Axel Kicillof. Las suspicacias abundan. El gobernador bonaerense quedó afuera de la lista de los “jinetes del fracaso” con la que Milei delimitó nuevamente a sus enemigos. La lectura de un sector del peronismo es que el Presidente “le bajó el precio” al bonaerense. Lo ninguneó. El está obligado a levantar el perfil, destacan a su lado. Lo hará mañana, en su asamblea legislativa.
La aparición de Sergio Massa en ese casting de adversarios llamó la atención. Los vasos comunicantes entre los dos hombres que disputaron la segunda vuelta presidencial siguen firmes, sospechan. El ex ministro de Economía reunió ayer en Roque Pérez al Frente Renovador en su afán por mostrar lo propio dentro de un universo diezmado tras la derrota electoral. Hay diferencias con Kicillof. Otra vez el fuego amigo.
Cristina Kirchner también se mueve. Está activa desde el Instituto Patria y un sector que le responde empezó a circular la idea de que comande el PJ. Por ahora, sólo una idea. La salida de Alberto Fernández del partido es inminente. Todavía debaten el cómo. Para muchos, es un juego fuera de agenda. Pero la semana pasada abundaron las reuniones para definir el futuro partidario.
Con un resultado impredecible sobre la nueva negociación, al peronismo no le queda otro camino que esperar. Sus principales dirigentes vuelven a apelar al factor tiempo para determinar por sí solo el futuro. Evitar fugas sigue siendo la prioridad más clara. Sin liderazgo, al peronismo le surgió otro problema: Milei empezó a hacer política.
MV/DTC