Marcelo Macarrón fue absuelto este martes por el asesinato de su esposa Nora Dalmasso, tal lo solicitado en el extenso alegato de tres horas de duración del fiscal de la Cámara Primera del Crimen de Río Cuarto, Julio Rivero. De esta manera, los jueces del Tribunal, Daniel Vaudagna, Natacha García y Gustavo Echenique Esteve sólo deben acatar la solicitud del fiscal y redactar la sentencia absolutoria.
Los ocho jurados populares, podrán regresar a sus actividades diarias, tras 39 audiencias que cambiaron el ritmo de sus vidas. No deberán decidir si absuelven o condenan, porque ya lo decidió el fiscal acusador, que paradójicamente se excusó: “¿Ha quedado debidamente acreditado entonces , con el grado de certeza que este estado de proceso requiere, que Marcelo Macarrón en acuerdo criminal con otra persona, que Pizarro nunca identificó, participó del homicidio de Nora Dalmasso, contratando a un sicario?. No”. Y se justificó: “Realmente sería un acto de irresponsabilidad funcional, de oportunismo y de cobardía, sustentar una acusación en contra de Macarrón ni como autor material, ni como cómplice primario o partícipe necesario o como coautor de homicidio por precio o promesa remuneratoria”, dijo el fiscal durante su alegato en el que se excusó de acusar al viudo.
En uno de los pasajes de su alegato, Julio Rivero avanzó hacia el pedido de absolución del acusado: “No solamente no se encuentra acreditado con el grado de certeza, sino que la probabilidad se acerca a la verdad, pero no la alcanza; es decir que esta situación ondulante, pendulante, oscilante, que eventualmente se llama duda, activa las derivaciones de la presunción de inocencia que es el indubio pro reo”.
Rivero también reivindicó su propia actuación y al de la Justicia cordobesa al afirmar que “el mejor Poder Judicial del país está en Córdoba”, poniendo énfasis en el sistema de jurados populares que funciona en esta provincia desde 2005 y es modelo de transparencia a la hora de dictar Justicia.
Precisamente, el Manual Instructivo para Jurados Populares, establecido por la Ley Provincial 9.182 Poder Judicial de Córdoba, sostiene que “si el fiscal de Cámara, durante su alegato final, no mantiene la acusación y pide la absolución del imputado, el Tribunal no puede condenar,
salvo que intervenga en el juicio el querellante particular y que éste, en su alegato, haya pedido la condena“.
Al evitar acusar al viudo, y por ende maniatar la voluntad popular de los ocho jurados, el fiscal de la Cámara Primera del Crimen Julio Rivero terminó de legalizar un proceso iniciado por el fiscal de Instrucción, Luis Pizarro -el quinto de la causa- que pavimentó el camino hacia la
impunidad del femicidio: sin una sola prueba o indicio que lo sustentara, en un dictamen de 192 fojas firmado el 23 de septiembre de 2019, el fiscal investigador acusó al viudo del delito de “homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en
concurso ideal“ y con esa imputación elevó la causa para ser juzgada dos años y medio después.
La cuestión podría haber sido otra, si los familiares de la víctima se constituían en querellantes, ya que la querella y la fiscalía no necesariamente deben tener la misma línea acusatoria. Días antes de finalizar el juicio, los hermanos de la víctima, Juan y Susana Dalmasso y los hijos del viudo y de la víctima, Valentina y Facundo Macarrón, decidieron desistir de la querella, debido a que la única querellante, Delia Grassi -la mamá de Nora-, tiene 93 años y sufrió un ACV que la mantiene postrada y con afasia.
En un principio, Grassi y Enrique Dalmasso -padre de la víctima- nombraron a Diego Estévez como su representante pero luego de una corta y nula participación, fue despedido, luego de que el matrimonio se enterara que su abogado se había reunido con el agroempresario Miguel Rohrer. Los hijos de Nora, quienes nunca reclamaron justicia por su madre, en el juicio le apuntaron la responsabilidad del asesinato a Rohrer, a quién algunos en los círculos de la alta sociedad riocuartense lo apodaban “Michel” o “El Francés”.
El hermano de Nora, Juan Dalmasso, que participó hace diez días de una marcha organizada por la Multisectorial de Género y Diversidades de Río Cuarto en reclamo por el esclarecimiento del asesinato de su hermana opinó cuando conoció el pedido absolutorio del fiscal para su ex
cuñado: “El asesino pasó por este juicio”.
Impune
Que el viudo haya sido absuelto de la acusación de haberle pagado a un sicario para asesinar a su esposa, no implica que el caso se haya resuelto. El crimen ocurrido la lluviosa madrugada del 25 de noviembre de 2006 en su chalé de barrio Villa Golf, en las afueras de Río Cuarto, 220 kilómetros al sur de la ciudad de Córdoba, quedó impune.
El 26 de noviembre del año pasado, cuando se cumplieron 15 años y un día del homicidio, se cerró la posibilidad judicial de someter a proceso al autor material del hecho, por prescripción de la causa. El único resquicio legal que quedaba, lo tuvo desde el 14 de marzo pasado, cuando
comenzó el juicio, el fiscal Rivero, quién podría haber cambiado la acusación, recalificado el hecho y acusar al viudo como autor material y a otros sospechosos como partícipes necesarios. Pero no lo hizo.
El cuarto fiscal de la causa, Daniel Miralles, tras evaluar la abundante prueba científica que sirvió para sobreseer a Facundo Macarrón del crimen de su madre y luego de tomar decenas de testimonios a testigos en Río Cuarto y en Uruguay resolvió imputar en marzo de 2016, hace
seis años, al viudo Marcelo Macarrón como responsable material del homicidio de su esposa. Las pruebas genéticas de semen y otros elementos como células epiteliales halladas en el cuerpo de Nora Dalmasso, en el cinto de la bata con la que la ahorcaron y en la ropa de la
cama donde fue ejecutada pusieron al viudo en la escena del crimen, en el mismo momento en que Nora era asesinada. La actuación de los forenses Virginia Ferreyra, Guillermo Mazzuchelli y Martín Subirachs, y del bioquímico policial Daniel Zabala fue avalada por el FBI, cuyos analistas de ciencias forenses enviaron dos informes a la Justicia cordobesa en 2008 y en 2011 –de 20 fojas cada uno- realizados por el Centro de Ciencia Forense de la Universidad Central de Florida, en los que se compararon los ADN completo e incompletos hallados en la
escena del crimen y las 28 muestras enviadas a Estados Unidos, en los que se concluye: “Los peritos americanos identificaron tres perfiles masculinos de ADN, uno completo”, reveló aquella vez una fuente del caso. En el juicio, mientras el bioquímico Zabala declaraba en una
maratónica audiencia de más de cuatro horas, el presidente de la Cámara Primera, Daniel Vaudagna le preguntó al testigo a quién pertenecía ese ADN completo, y éste respondió ante la insistencia del juez: “A Marcelo Macarrón”.
Pero el fiscal de Cámara Julio Rivero, que cuestionó la floja acusación del fiscal Luis Pizarro, no hizo nada por cambiar el curso del juicio y se encargó en el alegato de destrozar la actuación de los forenses y el bioquímico de Río Cuarto. También destrozó la hipótesis del fiscal anterior,
que colocaba en base a la muestra científica en Río Cuarto, en vez de estar en Punta del Este jugando golf con otros 15 amigos de esta ciudad.
Desde el punto de vista técnico, el extenso alegato no acusatorio del fiscal Rivero fue perfecto y coherente. Desde el Día 0, cuando comenzó el juicio contra Macarrón, no había ni una sola prueba en su contra como autor intelectual que pergeñó el asesinato de su esposa y para ello contrató a un asesino a sueldo. Pasados más de 100 días y 39 audiencias, no apareció en el juicio ni un solo testigo que encendiera algo de luz sobre esa oscura acusación. Y tras largos tres meses de debates sin pruebas, el fiscal optó por lo obvio: no acusar al imputado Marcelo Macarrón, a quién solicitó su absolución. El 5 de agosto al mediodía, los jueces Vaudagna, González y Echenique Esteve darán a conocer los fundamentos de la sentencia que absuelve a Marcelo Macarrón de culpa y cargo. Aunque aún la sociedad reclama saber: ¿Quién y por qué asesinó a Nora Dalmasso?
GM/MG