ENTREVISTA

Andrea Gamarnik, viróloga del Conicet: “El sistema científico argentino está siendo desmantelado y destruido”

La familia, por supuesto, y esa atadura afiebrada, irracional –justo ella– con el club Lanús; la carne y su liturgia de brasas y mesas largas (¡un aplauso para la asadora!) y leer, más vale, y también la novedad de un proyecto que combina las artes visuales y la ciencia (porque tampoco irse tan lejos de uno). Los gustos confesables son esos, y algunos pocos más, pero la pasión –esa que no necesariamente se vive todo el tiempo con alegría sino más como una fatalidad– de Andrea Gamarnik es entender la biología molecular del virus del dengue y del Zika. El problema –habrá tenido varios en su carrera, aunque este se adivina particularmente doloroso– es nada más ni nada menos que el presidente Javier Milei.

“Es muy triste –dice– presenciar la destrucción de algo tan valioso para los argentinos como el CONICET y otras instituciones científicas de altísimo nivel. La construcción de estas instituciones demandó décadas de esfuerzo, dedicación e inversión. No tengo dudas de que nuestra sociedad comprende la importancia de contar con un sistema científico capaz de resolver problemas locales; el dengue es un ejemplo muy claro de ello. Por más que el Presidente afirme que los científicos somos una ´casta´, nuestra sociedad sabe que eso no es cierto. Lo que quizás muchos no saben es que lo que este Gobierno está destruyendo en un año no podrá recuperarse únicamente con dinero. Formar investigadores especializados en áreas como la virología requiere años de entrenamiento y experiencia. Si los jóvenes más preparados deciden emigrar debido al ataque sistemático del Gobierno, será extremadamente difícil reconstruir los equipos de trabajo. Esto no se logrará solo con inversión económica, sino que demandará algo invaluable y que no se compra con dinero: tiempo de formación”.

Frente al ataque del Gobierno, los investigadores jóvenes y brillantes deciden irse del país

En lo suyo, Gamarnik es Messi. Para no abrumar, vamos a resumir que es investigadora superior del CONICET y que dirige el Instituto de Investigaciones Bioquímicas IIBBA del CONICET de la Fundación Instituto Leloir. Sus aportes científicos ayudaron a que el resto entienda mejor los mecanismos de replicación de los virus del dengue y del Zika, y desarrolló en tiempo récord los primeros kits argentinos de análisis de anticuerpos para detectar la presencia del SARS-CoV-2 (COVIDAR). En 2014 fue incorporada a la Academia Estadounidense de Microbiología; en 2021, la prestigiosa Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias la sumó entre sus miembros; en 2022 fue distinguida como Investigadora de la Nación, el mayor reconocimiento que entrega el sistema científico nacional y en noviembre de 2023 recibió el premio Konex de Platino por su labor destacada en el área de “Desarrollo Tecnológico”.

Esta científica de 60 años no es menos que su reputación: a finales de octubre la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó la comercialización del kit Detect-AR Dengue, el primer test de antígeno nacional para el diagnóstico de la enfermedad que durante el verano 2023/2024 causó en el país el mayor brote desde que se tiene registro: 583.297 casos confirmados y 419 muertos. El kit, desarrollado en el laboratorio que dirige Gamarnik, permitirá “reemplazar importaciones y garantizar el acceso a herramientas fundamentales en momentos de brotes epidémicos”.

Este desarrollo científico alcanzaría para que cualquier funcionario corra a sacarse una foto con ella. Pero el país (y el mundo) está raro: el mes pasado se instaló el rumor que desde la Jefatura de Gabinete de la Nación se había prohibido su difusión por “diferencias ideológicas”. El silencio de Gamarnik sobre el tema recién se quebró con esta nota.

Por más que el presidente diga que somos una casta, la sociedad sabe que no es cierto

“Cuando la ANMAT aprobó el kit nacional para diagnóstico de dengue desarrollado en nuestro laboratorio, la noticia se difundió ampliamente en diversos medios: diarios, radios y noticieros de televisión. Sin embargo, en su momento esta información no fue publicada en el portal oficial del CONICET, lo que generó cierto malestar entre los miembros del Directorio del organismo que pidieron que se publique. Finalmente, la noticia apareció en el portal del CONICET dos semanas después. Desconozco el motivo por el cual no se publicó inicialmente. Los rumores sugieren que podría haber sido una forma de escarmiento debido a mi postura política contraria a las acciones que está llevando adelante el gobierno de Milei. Aunque no tengo certezas sobre cómo ni de dónde surgió esta prohibición, lo que sí sé con seguridad es que el sistema científico argentino está siendo desmantelado y destruido. Por ello, seguiré alertando a nuestra sociedad sobre esto y sobre la importancia de preservar una institución como el CONICET”.

“Es una vergüenza” 

Los entusiastas de la administración mileista hicieron banderas y remeras con aquello de “No hay plata”, aun cuando el recorte alcanzó áreas sensibles para el desarrollo del país como la ciencia y la tecnología (esos “ñoquis” del CONICET). Una investigación de elDiarioAR reveló que la plata –mucha– estaba, solo que el Gobierno había decidió retenerla: US$53 millones provenientes de préstamos de organismos multilaterales para el desarrollo de proyectos científicos. El escándalo propició la renuncia de la economista Alicia Caballero a cargo de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+I), que es el organismo que debió cumplir la honorable misión de financiar a los científicos argentinos. Insistimos: no con la nuestra, sino con la de organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM). 

“El dinero ingresó –dice Gamarnik antes de volver al laboratorio y dedicarse a algo que nos mejore la vida a todos–, pero no se distribuyó entre los proyectos que fueron seleccionados después de un año de evaluación. Cada proyecto fue evaluado por tres revisores expertos en el tema, en función a esto se definió un orden de mérito, pero los fondos no se distribuyeron a pesar de tener los 53 millones de dólares del préstamo del BID para ese fin. No es una cuestión de falta de dinero porque el dinero está. Es una vergüenza lo que están haciendo con la Agencia. Alicia Caballero se fue porque se dio cuenta que desde las autoridades no tenía apoyo para que el organismo funcione. Están destruyendo equipos enteros de trabajo porque no tienen insumos. Veo que hay investigadores jóvenes, brillantes, que habían elegido hacer una carrera en nuestro país, pero frente al ataque sistemático del gobierno de Milei a las instituciones científicas decidieron irse de la Argentina”.

GR/MG