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Panorama Político

Una elite que abraza la agenda ultra de Milei y acentúa su endogamia

Javier Milei, Marcos Galperín y empleados de Mercado Libre, extasiados, en la sede de la empresa, el 4 de septiembre de 2024

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La firma Poliarquía viene realizando desde 2008 una interesante encuesta a “líderes y formadores de opinión de la Argentina”. En la última edición, difundida esta semana, respondieron 180 dirigentes, legisladores, empresarios, periodistas, académicos y consultores, en términos de Poliarquía, personas que “poseen la capacidad de ejercer influencia sobre las actitudes y las conductas de la opinión pública”.

La repercusión del sondeo se suele centrar en tres de los ítems consultados. “Argentinos más influyentes”, “periodistas más respetados” y “empresarios más destacados”.

Entre los influyentes, hay una invariante desde 2008. Cristina ocupa el puesto 1, 2 o 3. Luego alternan en lugares destacados Mauricio Macri, Francisco, Paolo Rocca y Héctor Magnetto, y otros que suben y bajan de acuerdo a las circunstancias: Sergio Massa, Horacio Rodríguez Larreta, Ricardo Lorenzetti, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, Lionel Messi, Elisa Carrió, Jorge Lanata, Marcelo Tinelli y Horacio Rosatti. El novedoso mundo Milei (Javier, Karina, Santiago Caputo), obviamente, se hizo presente en los últimos cinco años.

Todavía más estable es la valoración de los “empresarios destacados”. Hace años se viene dando una alternancia en el 1-2 entre Marcos Galperín y Paolo Rocca, al estilo Nadal-Federer en el ranking ATP. Eduardo Eurnekián, Luis Pagani, Magnetto, Marcelo Mindlin y Marcos Bulgheroni son infaltables en el top 10. El dato es sintomático de que el establishment argentino dice adherir a las reglas del libre mercado, pero admira a empresarios que canalizan subsidios estatales por centenares a miles de millones de dólares por año.

Es sabido que La Nación es el diario del establishment por excelencia. La construcción durante un largo siglo de una postura titulada “la política mirada desde arriba” por el sociólogo Ricardo Sidícaro, en su análisis de los editoriales, implica un mérito periodístico muy singular. Habla “desde arriba”, pero supo enraizar un diálogo con un sector de la población que tiene con ese medio una relación identitaria. La deriva vulgar y fascistoide del canal homónimo La Nación +, cuya influencia se expande amenazante hacia el soporte digital, requeriría un análisis de otro orden.

Semejante desnivel hizo que el multimedios de la familia Saguier le diera amplio despliegue a la encuesta, mientras que sus competidores directos optaron por ignorarla

La encuesta citada ratifica la preferencia de la elite, con un dato elocuente. Los cinco primeros periodistas “más respetados” por la mayoría de los 180 consultados por Poliarquía son firmas del diario La Nación: Carlos Pagni -otra invariante-. Jorge Liotti, Joaquín Morales Solá, Hugo Alconada Mon y Jorge Fernández Díaz. Si se extiende la mirada a los primeros 25 cronistas “respetados”, el diario suma nueve nombres. Con el canal La Nación + incluido, serían doce.  

Semejante desnivel hizo que el multimedios de la familia Saguier le diera amplio despliegue a la encuesta, mientras que sus competidores directos en similar terreno ideológico optaron por ignorarla. El Grupo Clarín anotó dos nombres del mundo audiovisual, compartidos con otros multimedios, en el top 10, Eduardo Feinmann y Nelson Castro, y uno 100% propio, Lanata.

Mérito de La Nación aparte, el sondeo demuestra el acotadísimo menú informativo de la elite argentina, en un período en que ese diario transita un rumbo bastante más conservador —y reaccionario hasta lo ofensivo en sus editoriales— que, por ejemplo, en la década de 1990. Si el sondeo acierta al radiografiar al establishment, éste denota muy escasas lecturas laterales más allá de los matices entre las firmas admiradas, aunque sea para conocer los argumentos y la agenda que no son de su preferencia. De Beatriz Sarlo a Aníbal Ford, de Mario Wainfeld a Eduardo Fidanza, de Jacobo Timerman a Julio Ramos, las mejores lecturas son siempre las que demuestran capacidad de leer a quienes desafían las propias convicciones.

Sin distancia

El dato más revelador y menos difundido que aporta la encuesta en cuestión excede las valoraciones de políticos, empresarios y periodistas. La elite argentina vive un proceso de radicalización endogámica que barre con toda cautela y se vuelca a venerar a Milei. La tendencia es marcadamente más aguda que en el resto de la sociedad.

Ante un Presidente con las características de Milei, lo esperable de una cúpula económica, política y cultural, incluso en su acepción más conservadora, es una prudencial toma de distancia. La preferencia por una apuesta por el libre mercado es un clásico del establishment argentino; por lo tanto, es previsible la satisfacción con los lineamientos económicos del primer año del Gobierno de La Libertad Avanza. Ocurre que Milei es más que un “aperturista”.

Una agenda retardataria como la de Milei se vuelve cruel con los débiles

Al mandatario argentino se lo puede medir por el entusiasmo que genera en ultras del mundo, por lo general, violentos de palabra o de hecho que desprecian la democracia. Negacionistas, integristas religiosos, racistas, gavillas del estilo Bolsonaro y machistas empedernidos están encantados con la emergencia del excéntrico argentino. Éste niega ser algo de todo eso, lo que no le impide acudir raudo a recibir los premios que le organizan.

Una agenda retardataria como la de Milei se vuelve cruel con los débiles. Deja a enfermos sin medicamentos y atención hospitalaria, socava programas para prevenir el embarazo adolescente, lanza a los jubilados con ingresos recortados a suplicar por descuentos en farmacias y se empeña en borrar las huellas del terrorismo de Estado, hostilizando a sus víctimas. Nada de eso queda exento de consecuencias en el corto o largo plazo.

Por lo demás, se trata de un Presidente que exhibe conductas incivilizadas, al punto de incurrir en gestos masturbatorios y otras groserías por el estilo. Agravia a sus pares de países estratégicos, celebra la violencia y matanzas si son perpetradas por socios ideológicos.

Lejos está de ser una cuestión formal, en la que las características coloridas de Milei son un síntoma de lo que reclama la pantalla. La motosierra aplicada en un marco de celebración endogámica supone un peligro a la vuelta de la esquina, para la vida de un país, pero también para la sustentabilidad de una agenda “promercado”.

Entre las puntas que significan la reducción de la volatilidad económica y la pérdida de ingresos para trabajadores y jubilados; el superávit fiscal y el ataque a las universidades y el sistema científico; la perspectiva de estabilidad en el corto plazo y una dinámica silenciosa de apreciación cambiaria y carry trade que podría terminar en otra hecatombe, las encuestas coinciden en que la mitad de la población apoya o aguanta, y la otra mitad critica o rechaza. No es el caso de la elite.

Nada menos que 72% de los 180 consultados —que Poliarquía segmenta en los mundos de “academia e investigación”, “periodismo y medios”, “consultoría”, “empresario y financiero” y “dirigencia social y política”— aprueba la gestión del Presidente. Un porcentaje similar no ve riesgos de conflictividad social en 2025 y el 92% prevé una victoria de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas.

La motosierra aplicada en un marco de celebración endogámica supone un peligro a la vuelta de la esquina, para la vida de un país, pero también para la sustentabilidad de una agenda 'promercado'

La propia figura de Milei genera en el establishment un entusiasmo inusitado: 34% tiene una imagen “muy buena” del Presidente, 33% buena y 17% regular.

Un mundo que se declara tan meritocrático parece hacer una excepción con los ministros estrella del Gobierno ultra. No hay reproches para Federico Sturzenegger o Luis Caputo por haber participado en experimentos con Fernando de la Rúa o Macri que le hicieron fama a las políticas neoliberales de causar estragos sociales. Ambos tienen una valoración positiva de 72% entre los integrantes del establishment. En esa línea también se ubica Bullrich. En el otro extremo, Cristina y Axel Kicillof no tienen una imagen “muy buena” para ninguno de los consultados. Menos de 5% les atribuyó una marca “buena”.  

Así las cosas, vale la pena una mirada retrospectiva sobre sondeos a los líderes de opinión años atrás, para evaluar qué tan sensata es su percepción de la realidad, con una aclaración pertinente. El grupo de “academia e investigación” figura como uno de los dos más entusiastas con la deriva ultraderechista de Argentina, junto con los empresarios. Acaso el sondeo se centra en académicos de universidades privadas, mientras que el eje de la investigación científica y universitaria argentina transita por instituciones estatales, donde la opinión mayoritaria, cabe inferir, sería más bien opuesta.

Antecedentes:

-         Finalizaba 2017, Cambiemos acababa de ganar con solidez las elecciones de medio término. El carry trade funcionaba como un violín y Argentina encabezaba el ranking global de endeudamiento anual entre países emergentes. 69% del establishment evaluaba que la “situación general” del país era “positiva” y 22%, regular. Hacia 2018, el vaticinio era de mejora para 72% y que seguiría igual para 24%, mientras 87% manifestaba aprobación al Gobierno de Cambiemos. Tres meses después, el plan económico colapsaba y se generaba una crisis de deuda de la que el país todavía no se recuperó.

-         Diciembre de 2018, comenzaba la campaña electoral. Descollaba la imagen positiva de María Eugenia Vidal. Un 74% arriesgaba que la reelección de Mauricio Macri era “el escenario más probable”. Macri perdió en primera vuelta ante Alberto Fernández por amplio margen.

-         2019. Escepticismo generalizado de la elite con el Ejecutivo en ciernes de Alberto y Cristina. Nacía una esperanza: Rodríguez Larreta, 89% de imagen positiva, 4% negativa.

-         Fin de 2022. 64% predice que Rodríguez Larreta sería presidente, 18% Patricia Bullrich, 1% Milei.

-         Milei asume la presidencia, diciembre 2023: 64% proyecta que 2024 será un año de recuperación y crecimiento. Volvió a fallar.

La persistencia en el desacierto no inhibe a los líderes de opinión de Argentina de centrarse cada más sobre su agenda y observar a quienes no se inscriben en esa línea como una amenaza. Si se impone la lógica de combate, qué mejor que un Presidente que trata a sus rivales como mandriles, cucarachas y ratas, pestes merecedoras de aplastamiento.

Bien leído, un sondeo que indaga en las preferencias de quienes tienen capacidad de influir en la opinión pública, brindan oportunidades inagotables a sus referentes económicos y políticos, demuestran un alto grado de indulgencia a los dueños del capital y leen textos que ya conocen, sirve como invitación a observar qué es lo que no está siendo dicho. Qué realidades ausentes de las tertulias y las pantallas más frecuentadas por el establishment se cocinan en los barrios que pagan otras cuentas, empujan otros carros y se atienden en otros hospitales.

Un afuera que, si se repite una historia siempre latente y a la que la elite le cuesta leer, no tardará en hacerse presente.

Madrid y París eran una fiesta

El economista alemán Philipp Bagus es uno de los libertarios derechistas del mundo que se declara admirador de Milei. Afincado en la universidad Rey Juan Carlos de Madrid, imparte clases en un máster sobre Economía Austríaca creado por su mentor, Jesús Huerta de Soto.

Como otros referentes de esa corriente que eran relativamente marginales en el mundo académico europeo hasta hace no mucho, Huerta de Soto y Bagus cobraron cierta notoriedad en los últimos años. El ascenso de Milei no fue ajeno a ese despertar.

El mandatario argentino se declara fan de Huerta de Soto y ello ha sido retribuido con galardones organizados por el sello Juan de Mariana, una módica institución académica de Madrid.  

Bagus es una persona agradecida. Le dedicó un libro a Huerta de Soto, De Viena a Madrid, ensayos en honor a Huerta de Soto, y otro a Milei, La era Milei. También le dio la bienvenida al mandatario argentino cuando recibió el premio de la Sociedad Hayek en Hamburgo, una distinción que generó polémica en Alemania por vínculos de sus anfitriones con al ultraderecha de ese país, que no es poco decir.

Tanta buena onda entre Bagus y Milei dio sus frutos.

El Estado argentino pagará un sueldo mensual de unos US$ 6.000, sumando varios conceptos, a una ciudadana española, que accedió al cargo por el vínculo de Bagus con los Milei

La española Eva María Carrasco Bañuelos, docente en la universidad Rey Juan Carlos y pareja del economista alemán, fue designada directora del Colegio Mayor Argentino en Madrid.

El Ministerio de Capital Humano inició formalmente el trámite para asignarla a esa residencia universitaria con más de medio siglo de existencia, ubicada en el este madrileño, zona verde y privilegiada. La función supone la administración del centro del Estado argentino y la organización de actividades culturales.

El puesto, remunerado con unos 6.000 euros de bolsillo, es apetecible. Lo inédito del asunto es que el Estado argentino pagará un sueldo mensual a una ciudadana española sin ninguna experiencia en la materia, que accedió al cargo por el vínculo de Bagus con los Milei. La orden de Presidencia puso a Capital Humano y a la Secretaría de Educación a tramitar el nombramiento, y a Cancillería le tocó resignarse a quedar al margen de una decisión en la que suele tener injerencia.

Carrasco está interiorizándose de qué se trata el Colegio Mayor. Ni la flamante funcionaria ni Bagus respondieron los mensajes de elDiarioAR.

La designación se da en el marco del alboroto que se vive en la Embajada argentina en Madrid, de donde fue echado de manera brusca el primer embajador designado por los Milei, Roberto Bosch, diplomático de carrera, cuando Gerardo Werthein asumió en Cancillería, en diciembre pasado. Antes de Navidad, fue anunciado el nombramiento de Alejandro Alonso, otro diplomático de carrera. Ya fue desnombrado.

Mientras, el cónsul general en Madrid, Alejandro Nimo, un abogado que se declara experto en derecho bancario y exhibe lealtades políticas cambiantes, campea victorioso tras ganar una batalla a todo o nada contra Bosch.

Lector de oportunidades, Nimo se precipitó a crear un nuevo perfil de Twitter en mayo de 2023, dejando los anteriores abandonados. Se declaró “austrolibertario, menemista, mileísta. Discípulo de Jesús Huerta de Soto”. Le faltó decir que juega con Conan y analiza las disertaciones de Karina. Con esas etiquetas, Nimo hizo buenas migas con el alemán Bagus.

En Cancillería circula la pregunta de si la Embajada en Madrid trabaja para representar los intereses del país ante España, o si es en realidad una oficina de los intereses del universo Huerta de Soto ante el Estado argentino.

La designación de Carrasco Bañuelos, que transita las últimas formalidades en la cartera de Sandra Pettovello, se inscribe en una tendencia.

La Secretaría de Educación tiene otra residencia universitaria en el exterior, la Maison de l’Argentine en París. Allí fue asignado el abogado Santiago Muzio, también surgido de las usinas académicas de la ultraderecha madrileña.

Muzio suma a sus pergaminos ser tratado como uno más dentro del partido Vox, además de ser pareja y socio de Marion Maréchal, nieta del prócer neofascista Jean-Marie Le Pen, recientemente fallecido.

Ese linaje le permite al abogado Muzio comandar la residencia en París mientras dirige el Instituto Superior de Sociología, Economía y Política en Madrid, filial del sello homónimo de Maréchal en Lyon.

Al menos, a diferencia de su par del Colegio Mayor, el titular de la Maison es argentino. 

SL

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