Cinco minutos tardó la jueza Alejandra Ongaro, presidenta del Tribunal de Audiencias de Santa Rosa, en dar a conocer el veredicto. Puntual, a las doce del mediodía entró a la Sala 8 de la Ciudad Judicial con sus colegas Aníbal Olié y Daniel Sáez Zamora. Enfrente, los familiares paternos de Lucio Dupuy. Casi todos con una remera blanca con la inscripción “Fundación Lucio” debajo de una foto del nene de cinco años que fue abusado sexualmente y asesinado a golpes el 26 de noviembre de 2021. Con la lectura de seis puntos, puso fin a la espera: la madre del niño, Magdalena Espósito Valenti, fue la autora material del “homicidio triplemente calificado por el ensañamiento, la alevosía y por el vínculo”. Igual que su pareja, Abigail Páez, que también fue condenada por “abuso sexual gravemente ultrajante”. Un delito en el que la progenitora quedó absuelta.
Sin palabras en el medio, Cristian Dupuy se abrazó a Ramón Dupuy, el padre y el abuelo lloraron. En silencio, comenzó una cadena de abrazos entre todas las personas que estaban en la sala. Muy pocas contuvieron las lágrimas. Las fiscales Verónica Herrero y Mónica Rivera que permanecieron imperturbables durante la lectura, también se emocionaron. Igual que el abogado querellante, José Mario Aguerrido. “Conviví dos años con el horror, es difícil no conmoverse”, dijo el hombre a los periodistas que estaban en la sala. La monja Martha Pelloni y las madres Vivian Perroni y Jimena Arduiz también estuvieron ahí.
Lo que adentro fue una victoria, afuera se vivió con enojo. “Jueces corruptos”, arengaba un hombre con micrófono y un parlante cargado como mochila. Los delitos impuestos a Espósito Valenti y Páez tienen una pena de cadena perpetua, sin embargo en las afueras de los tribunales no pareció suficiente. La gente quería más: se quejó porque la madre del nene fue absuelta en el delito de abuso sexual y porque se desestimó el agravante “odio de género”. “Qué las separen”, “Que vayan a la cárcel de hombres”, gritaban en alusión a la pareja de mujeres. El hombre de micrófono y parlantes como mochila seguía arengando. En un costado, un grupo se sacaban fotos y aplaudían al abogado Aguerrido. Otro grupo, mucho más grande, seguía al abuelo del nene que caminaba como en una procesión, rodeado de periodistas, camarógrafos y personas que vinieron desde el interior de La Pampa y de provincias como Buenos Aires, Córdoba o Río Negro.
Afuera de los tribunales la calma la aportó la familia Dupuy. Ramón se abrazó con cada uno de las personas que se le acercaron y, aunque lamentó la absolución por el abuso para la madre, se mostró satisfecho. “Esto lo lograron ustedes, el apoyo de la gente fue increíble. Ahora la pelea por la niñez arranca”, dijo el hombre que minutos después tuvo que correr para contener a un grupo de manifestantes que comenzaron a perseguir a un auto en el que viajaba un funcionario judicial del área de Minoridad. El vehículo hizo dos cuadras marcha atrás para evitar que la gente, que cada vez era más, lo alcanzara. El hombre del micrófono y la mochila de parlante corría y cantaba, mientras un compañero de él lo seguía en patines. En medio de las corridas, el abuelo de Lucio les gritó que se detengan. “No es así, lo importante es el juicio”,lo retó al hombre que inició la agresión.
Mientras Ramón hablaba con los medios, Silvia, su mujer y abuela de Lucio, lloraba mientras sostenía a un nene en brazos. Lo abrazaba y lloraba. El nene respondía afectuosamente. “¿Es uno de tus nietos?”, le preguntó esta cronista. “No, no sé quién es. Vino acá. Es Lucio que me está abrazando”, respondió. La gente a su alrededor también lloró y la abrazó.
CDB