Cuatro días antes de su coronación, el rey Carlos III cumplió con la formalidad ceremonial de dar su consentimiento a una nueva ley aprobada por el Parlamento que restringe el derecho a protestar y con la que decenas de personas fueron arrestadas durante su entronización. La mayoría eran republicanos que participaban en una concentración pacífica el sábado. Pero también fueron detenidos activistas medioambientales y hasta voluntarias de un programa del Ayuntamiento para prevenir ataques sexuales.
La nueva ley de orden público, en vigor en Inglaterra y Gales desde el 3 de mayo, fue descripta por el alto comisionado para los derechos humanos de la ONU como “profundamente preocupante” y denunciada por organizaciones como Amnistía Internacional por incluso prevenir la intención de protestar pacíficamente. La coronación fue el primer test de la norma impulsada por el Gobierno conservador y aprobada en el Parlamento con la ayuda de la holgada mayoría tory. Es la segunda reforma en menos de un año para restringir el derecho de protesta.
Según los últimos datos de la policía metropolitana de Londres, 64 personas fueron arrestadas durante la operación para la seguridad de la coronación, la mayoría por posibles cargos relacionados con la protesta o la intención de protestar, incluyendo “alteración de la paz y conspiración para causar una molestia pública”. La nueva ley no sólo amplía los potenciales delitos ya incluidos en las anteriores, sino que endurece las penas, que pueden llegar a doce meses de cárcel y multas de 5.000 libras (5.700 euros).
La justificación de Karen Findlay, la policía responsable de la seguridad durante la coronación, es que ya había avisado de que tendría “una tolerancia baja ante cualquier perturbación, fuera a través de las protestas o de cualquier otra manera” que pudiera “estropear la celebración”.
El Gobierno británico defendió la actuación policial, aunque subrayó su distancia de los agentes y los arrestos. “La policía es operacionalmente independiente del Gobierno, toma estas decisiones en base a lo que cree que es mejor”, dijo este lunes el primer ministro, Rishi Sunak, que aseguró estar “agradecido” a los policías y otros funcionarios por lograr “que el fin de semana fuera tan bien, con tanto éxito y tanta seguridad”.
Los detenidos
Entre los arrestados el sábado, estaba Graham Smith, el jefe de Republic, el principal grupo republicano del país y que había convocado las protestas. Smith contó que la policía lo detuvo a él y a otros cinco compañeros mientras estaban descargando pancartas de un camión sobre las seis y media de la mañana del sábado, antes de que empezara la coronación. Les quitaron los megáfonos y los altavoces que llevaban y sobre los que ya habían informado a los agentes. Smith estuvo 16 horas detenido.
A última hora de este lunes, la policía de Londres reconoció haber cometido un error al arrestar al grupo porque los agentes creían que tenían material con el que se podían encadenar al mobiliario urbano u a otras infraestructuras, un delito introducido por la nueva ley y dirigido sobre todo a castigar a activistas medioambientales. Smith insistió en que los tubos que tenían sólo eran para sujetar las pancartas, pero desoyeron sus quejas el sábado. El lunes, la policía reconoció que “después de revisar los objetos requisados y examinar las circunstancias” no había sido capaz de probar que hubiera “intención” de utilizarlos para encadenarse a nada y que “lamenta” estos arrestos en concreto. Las seis personas detenidas fueron liberadas de la fianza y no se tomará ninguna “acción” contra ellas.
La policía también reconoce ahora que los agentes que detuvieron a Smith y sus cinco compañeros no sabían que los republicanos llevaban meses en coordinación con otro grupo del departamento encargado de las protestas para asegurar una concentración pacífica.
“Nos dijeron repetidamente durante cuatro meses, hasta el viernes, que no estaban preocupados por nuestros planes de protesta, que eran conscientes de lo que íbamos a hacer y estarían en contacto con nosotros y no nos interrumpirían”, se quejaba este lunes Smith en el matinal de radio de la BBC. “Así que repetidamente nos mintieron sobre sus intenciones”.
Interrogado por el presentador de la BBC por el derecho de sus conciudadanos monárquicos a disfrutar de la celebración, Smith dijo: “Esto no es una excusa para robarle a la gente sus derechos. No es una excusa para arrestarla y detenerla durante 16 horas porque alguna gente quiere disfrutar de una fiesta”.
Smith también criticó la nueva ley, que fue “aprobada a toda prisa” y, según él, en detrimento también de los agentes. “La ley significa que en este país ya no tenemos el derecho de protestar, sólo tenemos el derecho de protestar con el permiso de los jefes de policía y los políticos, y creo que esos policías están bajo una enorme presión de los políticos”, dijo.
Los que sí protestaron
Pese a las detenciones, más de un millar de personas protestó en Trafalgar Square, en el recorrido del cortejo real, con grandes banderolas amarillas con eslóganes como “abolir la monarquía” y “no es mi rey” y pancartas que recordaban a Diana de Gales, Meghan Markle y Virginia Giuffre, que denunció al príncipe Andrés por participar en la red de prostitución de menores del multimillonario Jeffrey Epstein. Al paso de los reyes y sus familiares en varias carrozas, cientos de personas pitaron y gritaron. La concentración se disolvió de manera pacífica.
Los republicanos insisten en que sus planes no eran ni una amenaza ni una sorpresa ya que estaban en constante diálogo con la policía metropolitana. elDiario.es presenció varias conversaciones entre agentes y manifestantes el día de la coronación y la noche anterior.
Antes de la coronación, Ken Wright, un ingeniero de software jubilado que llevaba una pancarta amarilla de “no es mi rey”, charlaba en tono cordial con los agentes. Ya que se le habían acercado varias veces, les había contado que un hombre le había intentado agredir en un parque, una de las preocupaciones de la policía por posibles peleas durante la coronación. “Era sólo un borracho que estaba tomando aire”, comentaba después Wright quitándole importancia.
Activistas y voluntarias
La nueva ley de orden público fue concebida sobre todo contra activistas de grupos como Just Stop Oil, una organización que pide que Reino Unido deje de invertir en petróleo y gas y promueve acciones de protesta llamativas. En octubre, dos activistas lanzaron sopa de tomate contra Los girasoles de Van Gogh en la National Gallery de Londres. La explicación del Gobierno sobre por qué ha aprobado la ley menciona expresamente a este grupo y dice que sus acciones costaron millones de libras a la policía por el esfuerzo de vigilar y arrestar a sus miembros (más de 750 fueron detenidos entre octubre y diciembre de 2022, según la cifras de la policía metropolitana de Londres).
Al menos 14 personas que llevaban camisetas de Just Stop Oil estaban entre las detenidas el sábado. Según escribió una portavoz del grupo en The Guardian, lo único que pretendían hacer era mostrar sus camisetas y enarbolar banderas con su lema cuando pasara la comitiva real.
Entre los detenidos, también están al menos dos voluntarias de Night Stars, una organización del Ayuntamiento y asociada a la propia policía para prevenir ataques sexuales contra las mujeres en las calles de Londres. Las voluntarias suelen repartir silbatos, agua y chanclas (para quien quiere dejar los tacones). Pero, durante la coronación, los silbatos, cuyo objetivo es alertar sobre intentos de violación y otros ataques, fueron considerados por la policía como parte de un supuesto plan para utilizarlos como forma de protesta durante el desfile. La policía justificó las detenciones con la preocupación de que los silbidos pudieran asustar a los caballos.
La concejala encargada de la protección pública en el centro de Londres, Aicha Less, dijo estar “muy preocupada” por estas detenciones y subrayó que el servicio de Night Stars es de sobra conocido por la policía y la comunidad para ayudar a las mujeres. “Estamos trabajando con la policía metropolitana para aclarar qué pasó exactamente”, dijo en un comunicado. Una fuente del Ayuntamiento de Westminster, el responsable del centro de Londres donde también está la abadía, sugirió que la presencia de policías de fuera de la ciudad hizo que los agentes no conocieran el programa, que está patrocinado por el Ministerio del Interior. Las voluntarias estaban identificadas con chalecos brillantes que llevaban también el logo de la policía.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, dijo que “algunas detenciones suscitan preguntas” y que había pedido explicaciones a la policía.
No es “un país moderno”
Para los republicanos que protestaban en la coronación, la ley es una prueba más de que Reino Unido no es un “país moderno”.
“Queremos una constitución moderna. Queremos que nuestros derechos estén consagrados ahí”, explicaba a elDiario.es James Shwerin, un abogado retirado de Newcastle que había ido este sábado a Trafalgar Square a protestar contra la monarquía vestido con traje, corbata y gorro de amarillo chillón, el color elegido por Republic.
Él y su esposa, Janet, también de amarillo y que le acompañaba en silla de ruedas por una lesión en el pie, son miembros de la organización republicana desde hace cinco años. Shwerin describe como “horrorosa” la ley recién aprobada. “Ahora es ilegal causar molestia. Es ilegal ser inoportuno. Pueden mandar a la cárcel a alguien durante seis o 12 meses según lo que hagan sólo por protestar. Esto no es propio de un país europeo moderno”, decía el antiguo abogado. “Hacer preguntas sobre la monarquía se considera una actividad subversiva”, apuntaba Janet.
La ONU y Amnistía
La ley de orden público introduce nuevas restricciones al derecho a la protesta, que ya había sido limitado por otra legislación que entró en vigor en junio de 2022 y también invocada en las detenciones del fin de semana.
Numerosas voces expertas en derechos humanos alertaron sobre las consecuencias de leyes que dan más margen de actuación a la policía y definen de manera genérica las posibles causas de “molestia pública” que puede ser citada como causa para órdenes preventivas de arresto sin que haya sucedido nada.
“Es especialmente preocupante que la ley amplíe los poderes de la policía para parar y registrar a individuos, incluyendo los casos donde no hay sospecha, defina algunos de los nuevos cargos delictivos de una manera vaga y amplia, e imponga sanciones innecesarias y desproporcionadas para personas que organizan o participan en protestas pacíficas”, dijo Volker Türk, el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, a finales de abril, cuando la nueva ley había sido aprobada por el Parlamento y sólo faltaba el consentimiento del rey, una formalidad que el monarca de turno cumplió desde hace más de tres siglos (si bien, en teoría, sigue teniendo el poder de parar las leyes).
Según el Gobierno británico, la ley cumple con la convención europea de derechos humanos, algo que organizaciones como Amnistía Internacional no comparten.
“Según los estándares internacionales, se acepta que la protesta por su naturaleza puede ser molesta, y los gobiernos no deben aprobar leyes que tengan un efecto desalentador en la capacidad de las personas de ejercer esos derechos”, dice la organización que fue fundada en Londres en 1961 por un abogado indignado por la detención de dos estudiantes en Portugal que habían brindado por la libertad durante la dictadura de Salazar.
El Partido Laborista, que votó en contra de la nueva ley en el Parlamento, no quiso aclarar este lunes si la derogará en caso de ganar las próximas elecciones generales, aunque reitera su oposición a la norma. Al ser preguntado por la opción de derogar la ley, David Lammy, portavoz laborista de Exteriores, dijo: “No podemos llegar al poder, recoger toda la legislación conservadora y derogarla. Llevaría mucho tiempo parlamentario. Necesitamos una agenda positiva”.
Los ciudadanos apoyan mayoritariamente en las encuestas a los laboristas, pero no tienen claro quién gestionará mejor el orden público. Antes de su aprobación, la mayoría respaldaba las medidas contenidas en la nueva ley, aunque creía que no pararían las protestas.
Los más contundentes en sus críticas este lunes fueron representantes de los liberaldemócratas, los verdes y el partido nacionalista escocés.
Alister Carmichael, portavoz de Interior de los liberaldemócratas, dijo que la ley es “peligrosa e innecesaria” y que su partido se resistirá “a los intentos anti-democráticos del Gobierno conservador de silenciar cualquier oposición a sus políticas”. La diputada verde Caroline Lucas se quejó de la falta de compromiso claro de los laboristas y dijo: “La ley es profundamente intolerante y vimos el peligro que supone este fin de semana”.