ARN mensajero: cómo funciona y qué promete la tecnología detrás de las vacunas de Pfizer y Moderna

Con las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna, la pandemia puso en foco a una tecnología creciente, que lleva décadas de desarrollo y que promete bajar los costos y acelerar el ritmo de producción de vacunas: el ARN mensajero.

En muchas vacunas, el mecanismo empleado consiste en inyectar el virus atenuado o inactivo en el organismo. El caso de las vacunas ARNm es distinto: la vacuna enseña a las células del cuerpo a producir una proteína que genera una respuesta inmunitaria por parte de las células.

“Las vacunas se fabrican con un ARN mensajero que codifica la proteína S del SARS-Cov-2. Se envuelve en una cápsula lipídica, como una bolita de grasa, y eso es lo que se inocula”, dice a elDiarioAR Javier Farina, médico infectólogo y ex Director del Comité de Infectología Crítica de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).

Es un mensaje que llega a las células encerrado en un vehículo. Las células reconocen el mensaje y generan proteínas, en particular la espina del coronavirus, la que utiliza el virus para entrar a la célula, que es la que genera mayor cantidad de respuesta inmune”, explica María Belén Almejun, investigadora en el CONICET y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.  “Cuando nuestras células hacen esta proteína, nuestro sistema las reconoce como extrañas y monta una respuesta inmune de dos tipos: por un lado los anticuerpos y por otro la respuesta celular”.

Almejun destaca la importancia de esta respuesta celular de nuestro organismo ante los virus, es decir, que haya células capaces de detectar a otras células infectadas. “Frente al virus, es importante que haya una respuesta celular, pero eso no se mide como sí se hace con los anticuerpos”.

Una de las ventajas de este tipo de vacunas es que llevan un proceso de elaboración más sencillo que acelera la producción en comparación con otras vacunas. Además, los costos de producción son menores. “Son muy fáciles de producir, es una tecnología sencilla con respecto a la producción de proteínas y son muy baratas”, afirma Almejun.

Estas vacunas pueden modificarse rápidamente ante la emergencia de nuevas variantes. Eso es una gran ventaja, en especial en este contexto. A futuro se podría generar vacunas frente a nuevas variantes de forma más rápida”, añade Farina.

Al contrario de algunos rumores extendidos, estas vacunas no afectan ni interactúan con nuestro genoma. El ARN mensajero no entra al núcleo celular donde se encuentra nuestro ADN sino que se encuentra en el citoplasma de la célula. Y aún si pudiera ingresar al núcleo, tampoco podría integrarse en el genoma.

No hay forma de que el ARN se inserte en el ADN. Hay vacunas de ADN que están siendo desarrolladas y que no llegaron a fase 3, pero las vacunas de ARN mensajero son incapaces de insertarse en nuestro genoma”, dice Almejun. “El ARN es una molécula que se degrada por cualquier cosa. Ingresa y se degrada como cualquier mensajero en nuestras células. Tiene un tiempo breve, fabrica la proteína y se degrada, no permanece en el tiempo”.

La tecnología de las vacunas de ARN no es nueva sino que lleva varias décadas de investigación. De momento se han estudiado vacunas de ARNm para el virus del zika, la influenza y la rabia y se está comenzando a investigar cómo utilizar este tipo de tecnología para generar una respuesta inmunitaria a ciertas células cancerígenas.

Hay vacunas en fase de prueba más avanzadas, por ejemplo, para la tuberculosis. Sería genial que diera resultado, hasta el momento no hubo ninguna que pudiera reemplazar a la BCG. También hay una avanzada contra el HIV”, comenta Almejun. “Es una tecnología muy sencilla, barata y segura para el que la produce”.

MC