La invitación circula en redes sociales: “El 18 de enero se cumplen cuatro años del asesinato de Fernando Báez Sosa. Invitamos a los que puedan acompañarnos ese día tan doloroso a una oración interreligiosa por la paz”. Graciela y Silvino, los padres del joven de 18 años que fue agredido por una patota en Villa Gesell y murió, citan el jueves a las 20 en la Facultad de Derecho.
Un año atrás hicieron el mismo homenaje pero fue en el anfiteatro de la ciudad bonaerense de Dolores. Ese aniversario coincidió con el último día de la etapa probatoria del juicio contra los ocho jóvenes imputados por la muerte de Báez Sosa. Esta vez las circunstancias son diferentes: cinco agresores fueron condenados a perpetua y otros tres, a quince años de prisión. Ese primer dictamen fue apelado por la defensa, la fiscalía y la querella.
El bufete de abogados que representa a los padres de Fernando y la fiscalía no cuestionaron las perpetuas sino que pidieron que revisen las penas de quienes recibieron penas quince años. Consideran que tienen las misma responsabilidad en la muerte de Fernando que aquellos que recibieron la pena máxima. La defensa de los condenados, en cambio, pidió que revean todo el proceso.
La Sala II del Tribunal Superior de Casación bonaerense debería expedirse en marzo sobre la apelaciones, mes en que se vence el plazo estipulado por los tiempos judiciales. En un posteo reciente en redes sociales, Fernando Burlando -abogado de los padres de Báez Sosa- señaló que “nos acorrala el miedo que se genera por los rumores que desde hace unas semanas corren en ciertos ambientes judiciales”. Según la publicación, los jueces que deben decidir sobre las condenas en primera instancia “aliviarían la pena de los condenados” bajo “un entramado para fogonear otra vez la canallesca idea de un asesinato 'sin querer matar'”. El tribunal no se ha expedido, pero Burlando ya plantó la sospecha.
En ese contexto la ministra de Seguridad Patricia Bullrich recibió a los padres de Fernando. Fue el lunes, en el Ministerio. “Tenemos dos consignas bien claras: siempre estamos del lado de las víctimas y también sabemos que el que las hace, las paga. Esa es nuestra filosofía y eso les hemos transmitido”, dijo Bullrich al cierre del encuentro. Consultado por la inminencia del fallo de Casación, Silvino dijo que “espero que favorezcan a Fernando y que sea lo más rápido posible porque venir con este calvario cuatro años es durísimo...Uno tiene que levantarse todos los días para ir a trabajar para poder subsistir, pero siempre está en la mente que todo puede cambiar. Tenemos fe en la Justicia y en nuestros abogados”.
El crimen y qué hizo cada uno de los condenados
A las 4.44 de la madrugada del 18 de enero de 2020, Fernando Báez Sosa, 18 años, fue golpeado por un grupo de jóvenes que lo atacaron por la espalda frente al boliche en el que habían coincidido todos, Le Brique, ubicado sobre la Avenida 3, en Villa Gesell. La paliza duró 45 segundos. Los agresores se fueron caminando. La víctima fue asistida por una médica que llegó en una ambulancia a las 5.07 y lo encontró sin signos vitales. Siete minutos después, a las 5.14, lo ingresaron al shockroom del hospital municipal. A las 6 firmaron el certificado de defunción. Los atacantes fueron detenidos cuatro horas después, a las 10.38, en el chalet que alquilaban.
Los tres jueces que componen el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores se expidieron en febrero. Prisión perpetua para Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matias Benicelli y Luciano Pertossi, y quince años de cárcel para Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi, por considerarse partícipes secundarios. Todos han tenido responsabilidad en el crimen de Fernando Báez Sosa.
Sobraron pruebas. La suela de la zapatilla de Thomsen quedó tatuada en el mentón de Báez Sosa. Quedó impregnada la sangre de Báez Sosa en la camisa, el pantalón y una zapatilla de Matías Benicelli. Luciano Pertossi fue y vino a las patadas, moviéndose entre Báez Sosa y los amigos que intentaban defenderlo. En los videos, no hay dudas, Ciro Pertossi va por derecha y Enzo Comelli por izquierda, cada uno con una trompada que deja de rodillas a Báez Sosa. Máximo Thomsen llega a la escena hacia el final, siempre está “sobre” Báez Sosa. Para el Tribunal, Lucas Pertossi -el que filmaba todo y por eso se había ganado el mote de “Croniquita”-, Ayrton Viollaz -el arengador- y Blas Cinalli -cuyo ADN quedó impregnado en el meñique de Báez Sosa- “tomaron parte en el hecho, pero sus aportes no resultaron esenciales para que la conducta de los coautores pudiera consumarse”.
VDM/JJD