(SLT-FAUBA) Rocas, plantas, animales y millones de litros de agua forman las Cataratas del Iguazú. En esa lista también entra Paspalum lilloi, un pasto que solo habita los imponentes saltos del noreste del país y se encuentra en peligro de extinción. Por eso, una ley de la provincia de Misiones lo declaró Monumento Natural y de Interés Público, y lo convirtió en el primer pasto en esta categoría. El caso representa un camino virtuoso entre ciencia y política en el que contribuyeron CONICET y universidades nacionales.
Paspalum lilloi es una de las especies que integra el imponente escenario de las Cataratas del Iguazú. “Este pasto vive en condiciones ambientales muy particulares: solo crece sobre las piedras donde corre el agua en esta región. Por eso, como mucho, ocupa 8 km² y está en peligro crítico de extinción”, remarcó Ana Honfi, docente de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM).
Su fragilidad e importancia la convirtieron en el primer pasto declarado Monumento Natural Provincial de Misiones. El CONICET, las universidades nacionales de Misiones y del Nordeste (UNNE), y la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) contribuyeron a esta designación.
¿Qué implica esto?
Honfi, quien también es investigadora del CONICET, resaltó: “Espero que ayude en varios aspectos. Uno es controlar las fluctuaciones hídricas que generan las represas aguas arriba de las cataratas, que pueden perjudicar a P. lilloi. Por ejemplo, cuando se construyó la represa de Itaipú, se perdieron otras cataratas de la región donde también crecía P. lilloi”.
“La designación ratifica que las áreas protegidas efectivamente protegen especies claves y en peligro de extinción. El Parque Nacional Iguazú, junto con su par brasileño, y el Parque Provincial del Río Iguazú, son espacios que conservan a este pasto. Además, puede ayudar a conseguir financiamiento para seguir investigando esta especie y otras en situaciones similares”, añadió Ana.
Los pastos se abren paso
Gabriel Rua, docente de la FAUBA, trabaja con Honfi y Julio Daviña, investigadores del IBS —UNaM/CONICET— y con Anna Verena Reutemann y Eric Martínez del IBONE —UNNE/CONICET— caracterizando diferentes pastos. Así fue como entró en contacto con P. lilloi. “Recolectarlo es complejo porque crece en lugares difíciles de alcanzar, en los propios saltos. Hay que poner los pies en el agua sobre rocas resbaladizas”.
“Desde hace 30 años tenemos a P. lilloi cultivado en Buenos Aires, y nunca floreció. Cuando, como parte de este trabajo, se la cultivó en Corrientes, se le armó una cascada artificial que la salpicaba de forma constante y ahí sí floreció varios años seguidos”, contó.
“Es una especie con muchas particularidades y la distinción le hace honor. De todas formas, en general, los pastos tienen poca prensa. A los animales se les pone mucho más el foco que a las plantas, y en este último grupo, los árboles suelen ser protagonistas”.
Proteger con leyes
Rua, también investigador del CONICET, explicó que los monumentos naturales son áreas, objetos, especies vegetales o animales a las que se le da cierta protección por su valor estético, histórico o científico. “A nivel nacional están, por ejemplo, el yaguareté, el huemul, la ballena franca austral, la taruca, la Laguna de los Pozuelos y los Bosques Petrificados”.
“Pero también hay monumentos naturales declarados por las provincias, y Misiones es la que más casos tiene, entre los que se destacan varias plantas. Se pueden mencionar como ejemplo el helecho arborescente Cyathea atrovirens, el pino paraná —Araucaria angustifolia— y el palo rosa —Aspidosperma polyneuron—”, añadió.
Provincia con biodiversidad
Ana Honfi afirmó que Misiones tiene políticas públicas de compromiso con la biodiversidad. “Hace años que tenemos un Ministerio de Ecología y otro de Cambio Climático. La población está interesada en conservar los espacios verdes, la calidad del agua y el ambiente; la biodiversidad en su conjunto”.
“Nuestro grupo de estudio publicó tres trabajos sobre P. lilloi y la logramos incluir en la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza. Luego hablamos con una diputada que integraba la Comisión de Ambiente para llevarle la propuesta de distinción. Se sumaron voluntades, todos estuvieron de acuerdo y salió”, resaltó Ana.
Para finalizar, reflexionó: “Esta designación fue el resultado de más de 10 años de trabajo que comenzó con una tesis de grado. Hay otros pastos que podrían ser nombrados monumentos naturales por su situación de vulnerabilidad tanto en Misiones como en otras partes de la Argentina”.
Por Sebastián M. Tamashiro - SLT-FAUBA