Estados Unidos incrementa de forma considerable sus reservas de bitcoin
Desde el inicio de 2023, el gobierno estadounidense ha continuado acumulando bitcoin de forma creciente llegando a poseer un mínimo de 5.000 nuevas monedas desde entonces. Sin duda, esto es un reflejo más del aumento de notoriedad de la popular moneda digital, algo que ya hemos podido seguir al observar su precio en plataformas como Plus500 en Latinoamérica. Más allá de que una porción del total de adquisiciones haya sido producto de confiscaciones. Estas se han llevado a cabo de forma sistemática a operadores ilegales de la dark web o secuestradores de datos.
Pero esto no ha resultado sorprendente pues ya se conocía que las autoridades federales de Estados Unidos reunían las carteras de BTC más contundentes a nivel global (hablamos únicamente de aquellas que se encuentran en estos momentos bajo la supervisión del gobierno).
En este sentido, la última divulgación hecha por la firma on-chain Arkham Intelligence reveló que las autoridades del país han agregado una nueva cartera por valor de 3.940 bitcoins. Esto hace un total de 216.788 BTC, una cifra que contrasta con los 194.188 que se hicieron públicos a través de diferentes medios especializados en octubre de 2023. La nueva cartera y sus BTC tienen un valor que sobrepasa los 251 millones de dólares y ha sido adquirida tras su confiscación a un presunto narcotraficante llamado Banmeet Singh.
No se trata de un detalle menor pues, en estos momentos, el gobierno estadounidense ostenta a través de su continuado holdeo una cuantía de la moneda digital superior a la de Microstrategy, la compañía de cotización pública con mayor cantidad de BTC del mundo (en estos momentos, cuenta con 214.278). No obstante, se trata de una tendencia global pues por detrás de Estados Unidos, se encuentran Reino Unido y Alemania.
Estados Unidos: Un agente cada vez más importante dentro del criptouniverso
El hecho de que el gobierno de Estados Unidos se convierta en una de las grandes ballenas de criptouniverso le proporciona una notoriedad y relevancia especiales. Debido al poder que acumula, bastaría con que hiciese una operación determinada (por ejemplo una venta importante) para alterar por completo el mercado actual.
Pero, ¿qué ocurriría en el supuesto de que optara por llevar a cabo la venta de sus bitcoins? No cabe duda de que generaría un punto de inflexión en el precio así como en términos de volatilidad. Una venta masiva podría implicar una caída del precio pues, al final, la oferta ascendería de un modo considerable respecto a la demanda.
Por otra parte, habría muchas probabilidades de que una venta masiva generase un efecto dominó pues, al final, hablamos de uno de los grandes agentes de influencia que condicionan las acciones de los inversionistas. Estos fácilmente podrían interpretar el movimiento como un aviso de que el mercado va a experimentar una caída por lo que, posiblemente pasarían a vender provocando a su vez una caída imparable en el precio de la criptomoneda.
No obstante, en el supuesto de que esta venta se desarrollase de forma sostenida y dosificada, podría generar unos efectos menos negativos y, al final, se produciría una mejor asimilación de la oferta.
Un negocio altamente rentable y, al mismo tiempo, poco claro
Las apropiaciones continuadas de fondos derivados de actividades ilícitas en forma de criptomonedas, ha dado paso a una acumulación de capital importante. Con una mayor cantidad de bitcoins en su poder y la reciente apreciación que ha sufrido la criptomoneda reina, estas confiscaciones llevan implícitas una ganancia importante para el Estado.
En este sentido, es necesario mencionar que las instituciones, por lo general, no tienden a realizar un registro o publicar una relación del capital requisado. En realidad, sólo lo hacen de una parte del total. Podemos tener una referencia de ello en la web Forfeiture, en donde se reúnen las acciones penales, civiles y administrativas vinculadas con decomisos por el Departamento de Justicia estadounidense.
Al mismo tiempo, no existe una recopilación pública y online de los informes pero, tampoco, se hacen copias en papel. A esto debemos sumar el hecho de que las direcciones de bitcoin que vinculan las billeteras con los propietarios tampoco se encuentran disponibles. Como resultado existe un contexto bastante opaco y que no se corresponde, en absoluto, con la rendición de cuentas precisa que exige a sus ciudadanos en lo relativo a sus posesiones