El viernes 29 de diciembre de 2023, en el último día hábil del año, el Tribunal Oral Criminal N° 3 de Lomas Zamora dictó sentencia en la causa de abuso sexual a 13 víctimas juveniles de Independiente que conmocionó al país en 2018. No estaban en el recinto las víctimas, los acusados ni nadie en representación del club.
El exárbitro Martín Bustos recibió una pena de 12 años por abuso sexual y corrupción de menores. Juan Manuel Díaz Vallone, Alejandro Dal Cin y Silvio Fleytas accedieron a un juicio abreviado y recibieron 10 años. Falta una resolución para Leonardo Cohen Arazi y Alberto Amadeo Ponte, todavía sin fecha de juicio.
Fernando Langenauer, que había sido coordinador de la pensión cuando se llevó adelante la denuncia, dio su testimonio durante el juicio. “Esto no cierra la herida porque a la persona abusada le queda para siempre”, sentencia Langenauer, de 43 años, uno de los pocos que siguió reclamando justicia y mantuvo el contacto con los chicos. La irrupción de la causa provocó un giro drástico en su vida. “Fue llamar una vez por mes a la Fiscalía durante casi seis años para saber si había novedades. No hubo nada más importante que esto en mi vida, por los valores con los que crecí, que son los mismos que siempre traté de inculcarles a los chicos y a las familias. De alguna manera, yo era el responsable del proyecto. Por respeto a todo eso, tenía claro que no podía bajar los brazos”, en exclusiva para elDiarioAR.
-¿Cuál fue la primera sensación al escuchar que después de tantos años se llega a estas condenas?
-Al principio me sentía un poco raro, no terminaba de entender si tenía que estar contento o no. Pero estoy orgulloso de haber llegado hasta acá. Siento que es un logro y que ojalá sirva para combatir esto que está instalado en el fútbol hace tantos años y siempre se silenció. Si este granito de arena sirve para que puedan cambiar los paradigmas del fútbol formativo, brindo por eso.
-¿Por qué decís que está instalado?
-Después de la denuncia algunos como Daniel Bertoni y Ariel Holan salieron a decir que esto ya se sabía que pasaba desde hace años. También me enteré de cosas de otros clubes, pero no puedo hacerme cargo de eso. Ojalá este caso sirva para que se pueda tomar conciencia y más pibes se animen a hablar y no sufran.
-¿Por qué no se le da tanta trascendencia?
-Es un tema complejo. En el mundo del fútbol nadie quiere ser noticia por tema de abuso, incluso aunque hayan hecho las cosas bien y lo denuncian como Independiente. Hay que tomar esto como punto de partida porque siento que la gente no termina de involucrarse. Cuando fuimos campeones del mundo miraba a tantos pibes que pasaron por pensiones y que quizás lo vivieron en carne propia o vieron a alguien que lo sufrió y pensaba ¿cuál es el precio que hay que pagar?
-¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste que pasaban estas cosas en el fútbol?
-La primera vez que lo escuché fue cuando el psicólogo Ariel Ruiz me lo contó en 2018, hablamos con el coordinador de las inferiores Fernando Berón e hizo la denuncia. Mirá que vi muchas cosas en el fútbol, pero de este estilo no.
Un diálogo entre un menor de las inferiores de Independiente y Ariel Ruiz, el psicólogo, fue el puntapié inicial para destapar uno de los casos más aberrantes en la historia del fútbol argentino. El primer contacto se había dado a través de Instagram y luego de pasarse los números de celular concretaron un encuentro.
El club presentó la denuncia luego de que los propios juveniles entregaran los nombres de los victimarios. La Justicia pudo comprobar los encuentros entre 2013 y 2018 en Palermo, San Isidro, Sarandí, Villa Domínico, Lomas de Zamora, La Plata y Floresta con los diferentes imputados. Pagaban con dinero, botines, calzoncillos y dinero para cargar la tarjeta SUBE.
Todos los clubes de Primera División y algunos del ascenso tienen pensiones con capacidad que suelen variar entre 50 a 150 menores de edad. En los grandes clubes como Independiente, Boca y River, hay jóvenes de entre 12 y 18 años de todas las provincias que sueñan con ser futbolistas profesionales. Muchos de ellos se acostumbraron desde chicos a recibir mensajes por redes sociales de representantes, relacionistas públicos y otros desconocidos que les ofrecen diferentes beneficios. Alejados de sus familias y con cierta vulnerabilidad económica, se volvieron un blanco perfecto para los abusadores de menores. “El futbolista que quiere llegar a Primera ve el auto, la ropa, los tatuajes, la gorra, los botines, las damas de compañía y quiere todo eso. El norte es material”, resume Langenauer.
Cuando se hizo la denuncia, los 53 pensionados de Independiente reaccionaron de diferentes maneras. Algunos no estaban al tanto de lo que sucedía, otros sentían culpa pese a haber sido víctimas, pero el sentimiento mayoritario era el temor a que su carrera futbolística se viera interrumpida. Todos declararon en los primeros días y algunos testimonios en cámara Gesell fueron clave en el juicio. Desde entonces ninguno quiso seguir vinculado con el tema. Langenauer lo explica:
-Fue muy complejo lo que pasó en ese momento. Tenés chicos que fueron víctimas y otros que acompañaron. El marco fue ponerle palabras a una situación que necesitaba que se cuidaran entre ellos y no se juzgaran. Tenían que entender que habían sido víctimas de un delito y generamos confianza para que lo cuenten. También los preparamos para la condena social que iban a recibir porque el mundo del fútbol lleva a eso. Al fin de semana siguiente los rivales les decían cosas.
-¿Pensás que por eso ninguno siguió muy interesado en el avance de la causa?
-Tuvieron mucha exposición. Yo me imaginaba que no iban a querer estar en el juicio. Hoy están en otra y no les interesa el tema. Les mandé un mensaje para contarles y me agradecieron el acompañamiento. Hoy están bien, cada uno con su vida, pero no estoy en la cabeza de ellos. No te das una idea por las cosas que pasaron estos años.
-¿Qué fue lo más difícil?
-Por ejemplo, ir al Cuerpo Médico Forense de Bernal, el lugar menos cuidado que existe, para que los revisen. Un lugar que no tiene baño ni cuidados básicos. Por un error administrativo los chicos tuvieron que hacerlo dos veces. O el examen de profilaxis que, como faltaban pastillas en el hospital, lo terminaron haciendo en una clínica privada que pagó Independiente.
-¿Cómo influyó la mediatización del caso?
-Hubiera preferido que la denuncia se maneje en la justicia antes de salir en los medios. Era lo más prudente para las víctimas. Entiendo que el contexto político de ese momento, en donde había una guerra entre el presidente del club y del país [NdeR: se refiere a Hugo Moyano y Mauricio Macri], colaboró para que la causa tuviera una mediatización que hizo mucho daño.
-¿Te sentiste acompañado este tiempo?
-Mis colegas se pusieron a disposición. La primera persona que me escribió fue Cecilia Contarino, coordinadora de la pensión de Racing. Recibí mensajes de Claudio Vivas que había estado en Independiente, de gente de Argentinos... El resto del mundo del fútbol no acompañó demasiado. Me sentí bastante solo.
-¿Y desde el lado de la Justicia? Más allá de lo que se demoró en llegar a esta instancia.
-Estuve muy acompañado por la fiscal de instrucción, Soledad Garibaldi, y me sentí muy identificado con el alegato de la fiscal de juicio, Viviana Giorgi. Fue una maravilla lo que hizo esa mujer durante 2 horas 50 minutos. Fue muy movilizante. Nos representó a todos: a los chicos, a las familias, a la gente del club. Eso tiene un valor muy fuerte.
El equipo de trabajo de la pensión que lideraba Langenauer se empezó a desintegrar en los años siguientes. Había una tutora académica, dos psicólogos, coordinadores, profesores y asistentes. La crisis de Independiente derivó en el atraso de los pagos y en marzo de 2021 el propio Langenauer también dejó la institución.
“Sentí que había tocado un techo, había superado todos los objetivos y se había cumplido un ciclo. La vida del fútbol te consume y con esta causa, más”, confiesa Langenauer, que ahora se desempeña como director educativo de una institución comunitaria y sueña con armar una fundación o una ONG para asistir a varones víctimas de abuso.
-Durante este tiempo empecé a participar en un voluntariado que se dedica a temas de violencia de género y abusos. Son todas víctimas mujeres. Por suerte se animan a hablar, pero es porque tienen un espacio de acompañamiento y apoyo que hoy no tienen los varones porque les da pudor y vergüenza. Hay cosas vinculadas a la deconstrucción que no terminan de ponerse en palabras.
-¿En qué cambió tu vida desde que sucedió todo esto?
-Esto atravesó mi vida por completo. Cuando pasó recién había sido padre y estuve tres semanas abocado a esto. Mi esposa me acompañó en todo momento, pero ahora quiero devolverle a mis hijas el tiempo que les saqué. Todavía son chiquitas, pero ojalá en unos años lean en un diario lo que hizo su papá y puedan sentirse orgullosas.
-¿Y en el mundo del fútbol cambió algo?
-Hace 3 años que no estoy más, pero no siento que algo haya cambiado.
PM