Paro en el mayor hospital pediátrico de Argentina

Garrahan: una lucha que pone en juego mucho más que los salarios

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Noah tiene 8 años y es el niño número 100 que fue trasplantado del corazón en el Hospital Garrahan. Sus papás llegaron 58 días antes de la cirugía a la guardia pensando que tenía una hepatitis. A las 48 horas les dieron el diagnóstico: tenía una miocarditis dilatada y necesitaba un trasplante de corazón urgente. La intervención se hizo con éxito el 3 de mayo. 

Podríamos llenar miles de caracteres con los “hitos” que alcanzó este hospital de referencia tanto en el país como en la región que, además, tiene la particularidad de permitir el acceso a una salud de calidad a las poblaciones más vulnerables. Detrás de cada uno de estos logros hay médicas y médicos de diferentes especialidades, instrumentadores, enfermeras y enfermeros y otros profesionales de la salud, también personal de administración, mantenimiento, limpieza…todas piezas fundamentales que hacen que el hospital funcione, atienda, contenga, cure.

A principio de 2024 el presupuesto asignado al hospital sólo alcanzaba para sostener su funcionamiento hasta junio. A mitad de año consiguieron un presupuesto adicional para el mantenimiento, pero los salarios quedaron estancados.

El 4 de septiembre pasado la Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan (APyT), Autoconvocados del Garrahan y la Junta Interna de ATE en el hospital convocaron al primer paro en el marco del inicio de un plan de lucha por recomposición salarial que fue precedido de un abrazo simbólico multitudinario. 

Con nuestros sueldos no podemos cubrir las necesidades básicas para vivir dignamente, entonces nos vemos obligados a tener dos o más empleos

Hoy llevan adelante la segunda medida de fuerza que, además del paro, incluyó una movilización al Ministerio de Salud de Nación. 

“El reclamo principalmente es salarial. Desde hace varios años, o sea varios gobiernos, a nuestro poder adquisitivo vienen recortándolo y nunca recupera lo perdido por la inflación. Hoy la situación económica de muchas y muchos compañeros es dramática al punto de que hay salarios básicos iniciales que rozan la línea de pobreza y la gran mayoría no llega a cubrir la canasta familiar incluyendo profesionales universitarios. Por eso la exigencia es de aumento salarial de 100% en una cuota y que el salario de quien ingresa por la categoría más baja sea igual a la canasta familiar (hoy de $ 1.500.00 según ATE Indec)”, explicó a elDiarioAR Josmar Flores Arnéz, licenciado en bioimágenes del servicio de Radiología Intervencionista.

Pluriempleo y salud mental

“Con nuestros sueldos no podemos cubrir las necesidades básicas para vivir dignamente, entonces nos vemos obligados a tener dos o más empleos llevándonos al agotamiento y estrés por trabajar más de 12 horas por día. ¿Cuánto tiempo pasamos con nuestras familias, cuándo vemos a nuestras hijas e hijos? ¿Qué tiempo nos queda para hacer otras cosas: hobbies, deportes o actividades que nos saquen del dolor, del sufrimiento o la muerte que vemos en el hospital? La carga emocional por trabajar con familiares y pacientes dolientes y murientes es muy grande. Por eso también se reclaman mejores condiciones de trabajo y el reconocimiento de la tarea insalubre”, precisó Flores Arnéz.

La médica hematóloga Ivone Malla integrante de la Comisión de Insalubridad del Hospital está todavía conmocionada porque se enteró que un compañero se quitó la vida hace dos días. La noticia la angustia, pero no la sorprende: “En la comisión venimos denunciando que observamos una tasa de suicidios que es el doble de la de Argentina, es decir, que vemos este problema pero no hay datos oficiales y no lo estamos reconociendo”, contó.

La Comisión de Insalubridad se creó en 2019 a raíz de ésta y otras problemáticas y se ocupa justamente, precisamente, de observar y relevar las condiciones que hacen al trabajo insalubre y de agotamiento prematuro.

“Las autoagresiones son la punta del iceberg de otras situaciones. Por ejemplo, en una encuesta que hicimos detectamos que uno de cada dos trabajadores del hospital requiere tratamiento con psicofármacos y eso se debe a todas las presiones y estrés que conllevan nuestras tareas de cuidado”, afirmó Ivone. 

Un paciente muere por día en el hospital con patologías muy complejas y tramitar eso a nivel emocional no lo paga ningún aumento salarial, más allá de que por supuesto necesitamos salarios dignos, pero también necesitamos un régimen especial que nos proteja para no seguir enfermándonos

Y continuó: “Al hospital lo hacemos quienes trabajamos aquí y atender a la población pediátrica con patologías de mayor complejidad del país y la región no es gratis para nadie. Un paciente muere por día en el hospital con patologías muy complejas y tramitar eso a nivel emocional no lo paga ningún aumento salarial, más allá de que por supuesto necesitamos salarios dignos, pero también necesitamos un régimen especial que nos proteja para no seguir enfermándonos”.médica hematóloga Ivone Malla

La especialista detalló que otro relevamiento realizado por la Comisión arrojó que un tercio de las licencias de largo tratamiento están vinculados con la salud mental con depresión y ansiedad como las causas principales.

Entre las demandas de debería contemplar este régimen especial se encuentra la ampliación a 15 días anuales de la licencia por estrés (actualmente es de cinco y se consiguió recién en 2023), reducción horaria (sin afectar salarios), y que la jornada de atención del hospital se extienda a 12 horas pero con distintos grupos de trabajadores lo que, afirmó Malla, “va a redundar en una mejor calidad de atención a las y los pacientes”.

“Hoy la jornada habitual de enfermería es de 7 horas y la de los médicos de 8. Lo que pedimos es llevar ambas a 6 horas. Hay muchas otras modalidades que incluyen guardias de 12, 14 y hasta 16 horas. Lo que pedimos son reducciones de todas de manera progresiva”, detalló.

También se reclama una reducción de los requisitos jubilatorios a 25 años de servicio y 50 de edad con 82% móvil del mejor salario en actividad; en la actualidad el trabajo en el hospital no se considera insalubre por lo que para jubilarse se requieren 30 años de servicio y una edad mínima de 60 para las mujeres y 65 para los varones.

Pérdida del poder adquisitivo, éxodo de jóvenes y deterioro de infraestructura

“Hace años que venimos luchando por una recomposición del salario. En 2022 se consiguió un aumento pero en base a conceptos adicionales, no al básico. Esos adicionales luego quedaron congelados e implican casi la mitad de nuestro salario. De agosto a la actualidad la inflación es del 232% y nuestro sueldo no llegó a un aumento de un 100%. Esto implica que hay más de 130% de las y los trabajadores venimos compensando con nuestro esfuerzo, con pluriempleo o con salarios que no llegan a cubrir alquiler, luz, gas, transporte, etc. Por eso pedimos una recomposición del 100%”, contó por su parte Norma Lezana, secretaria general de la Asociación de Profesionales y Técnicos del Hospital Garrahan.

Los bajos salarios, además de afectar a cada trabajador en particular y a la calidad de servicio que brindan porque tienen que tomar más de un empleo, genera otro efecto al que todas las personas entrevistadas se refirieron con preocupación: el éxodo de las y los profesionales jóvenes.

“Para ingresar al hospital se necesitan 10 años de formación de posgrado y mucha especialización y experiencia; muchas y muchos jóvenes están renunciando o directamente no toman los puestos. Esto genera que no haya recambio generacional y en el largo mediano y largo plazo puede tener un impacto muy importante en la calidad del servicio”, comentó Lezana.

En la misma línea, Flores Arnéz sostuvo: “Tenemos profesionales premiados nacional e internacionalmente, investigadores y docentes que realizan múltiples actividades académicas que ven peligrar programas. Esto lógicamente desmoraliza y encuentran motivos para irse del hospital sumado al salario de pobreza. El éxodo de profesionales jóvenes que se forman en el hospital ya comenzó hace varios meses”.

A principio de año el Garrahan tenía asignado un presupuesto de 60 mil millones de pesos, el mismo monto que en 2023, es decir que no contemplaba la inflación. “Sólo a modo de ejemplo, la gammaglobulina, que es un insumo indispensable para la atención de alta complejidad, se está pagando 10 veces más de lo que se pagaba el año pasado. Entonces el presupuesto que se nos había dado alcanzaba sólo hasta mitad de año”, explicó Lezana.

En junio se le otorgó una nueva partida presupuestaria con la que pudo hacer frente a las tareas de mantenimiento e insumos; también se consiguió que las obras de ampliación que se habían encaminado en la gestión anterior se continúen. 

Sin embargo –y pese a la nueva partida–, Flores Arnéz describió: “Muchos de los materiales quirúrgicos, de tratamiento o diagnósticos son importados, por lo que la devaluación abrupta llevó esos precios en dólares por las nubes. Los materiales nacionales también sufrieron aumentos galopantes. Por ejemplo, se cambió la marca de las agujas que se utilizan para colocar accesos venosos para administrar medicación por uno más barato generando que haya pinchar más de una vez, si a nadie le gusta que lo pinchen…¡imaginate con un bebé!”.

Y añadió: “Lo edilicio no se queda atrás. Paredes y techos en mal estado para arrancar. Los vestuarios del personal se caen a pedazos y podemos encontrar ratas en algún pasillo. El colmo en un hospital. En invierno hay habitaciones de pacientes sin calefacción y en verano sin el acondicionamiento necesario comprometiendo el confort que deben tener lxs niñxs con impacto en el desarrollo de sus tratamientos”.

Desde su inauguración en 1987 el Garrahan lleva realizadas más de 10 millones de consultas ambulatorias, más de 2 millones de atenciones por emergencias, casi 321 mil cirugías y 3.166 trasplantes. Sólo en el primer semestre de 2024, se realizaron 334.123 consultas, casi 5 mil cirugías, 57 trasplantes, más de 16 mil sesiones en el hospital de día oncológico, 91 mil prestaciones de imágenes y 12 mil teleconsultas a través de la oficina de Telesalud. Dos datos más: en mayo -como dijimos al comienzo de la nota- llegó a los 100 trasplantes de corazón, siendo el primer hospital en Argentina en llegar a ese número en pediatría; también alcanzó los mil trasplantes de hígado.

En este contexto, el reclamo de recomposición salarial para las y los trabajadores no sólo afecta su poder adquisitivo individual, sino a toda la sociedad: “Cuando decimos que el Garrahan es un hospital de referencia no sólo implica que atiende niñas y niños que requieren alta complejidad, sino que se genera conocimiento que permite mejorar continuamente el diagnóstico y los protocolos de tratamiento. Esto se da por la cantidad de casos que se atienden y el nivel de especialización que han alcanzado los profesionales; eso permite pensar el mejor tratamiento para cada caso particular. Todas estas tareas de asistencia, docencia e investigación son las que están en peligro, y eso va más allá de cada trabajador individual, es un patrimonio de toda la comunidad”, concluyó Lezana.