Las estadísticas del Observatorio Global del Cáncer (Globocan), de la Agencia Internacional de Investigación sobre Cáncer (IARC), indican que sólo en 2020 en Argentina se notificaron 70 mil muertes por esta enfermedad. En ese momento, aún no regía en el país la Ley Nacional de Cuidados Paliativos que se promulgó hace menos de un mes. Dicha legislación busca dar una buena calidad de vida a pacientes con diagnósticos irreversibles otorgando atención física y espiritual.
En esta línea, desde hace algunos años comenzaron a surgir ensayos que se concentran en desarrollar técnicas y prácticas más vinculadas con el acompañamiento a quienes atraviesan una situación de ese tipo.
Ricardo Corral, jefe de investigación y docencia del Hospital Borda; Enzo Tagliazucchi, científico del Conicet; y Ain Stolkiner, médico que cursa la especialización de Psiquiatría en el Hospital de Clínicas, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, encabezan el equipo que por primera vez realizará un estudio con Psilocibina -el ingrediente activo de los hongos alucinógenos- y meditación en pacientes oncológicos en estadios avanzados, con cuadros de depresión producto de la enfermedad. “Vamos a observar su estado emocional a través de lo que llamamos escalas, que son cuestionarios en los que se trata de objetivar, por ejemplo, la severidad de su depresión. Pero en última instancia, lo que tratamos es el buen morir”, resume Corral, quien sostiene que la meditación bien podría ser una política de Estado que comience en los jardines, porque tiene evidencia científica.
Hito científico
El Comité de Ética del Hospital Borda aprobó el ensayo que retomará un estudio de la Universidad de Johns Hopkins que demostró la mejoría en el estado de ánimo de un 80 % de los 50 pacientes oncológicos con depresión que participaron de la prueba. En el estudio se utilizó solo psilocibina, mientras que en Argentina, los investigadores irán un paso más allá y sumarán la meditación.
“Somos innovadores, al menos en lo que yo sé, no hay estudios en los que estén combinadas las sesiones previas de meditación con psilocibina en este tipo de pacientes”, resaltó Corral desde su consultorio en la institución emblema de la salud mental nacional.
Tenían previsto empezar en el segundo semestre de 2022, pero, como era lógico y esperable, se demoró un poco la aprobación. Al ser algo nuevo, el comité se tomó el tiempo para investigar. Con respecto a la selección de los pacientes, explicó que no se abrió la convocatoria porque aún falta definir la llegada de la sustancia, entonces no quieren adelantarse generando expectativas. Pero sí especificó que no habrá condiciones de inclusión, por lo que se tendrá en cuenta a pacientes oncológicos, en estadio avanzado, que tengan además un trastorno depresivo ligado a la enfermedad. Aunque sí habrá criterios de exclusión que pueden estar vinculados con la medicación que están tomando, o el estado clínico, o antecedentes de trastornos psiquiátricos.
Sobre el escenario actual, Stolkiner explicó: “En Argentina hay una incidencia de 130 mil casos de cáncer al año y 60 mil o más muertes en igual período. Por otras estadísticas se estima que entre el 30 y el 40 % de las internaciones por cáncer sufren de algún trastorno del ánimo como ansiedad y depresión. Esos datos nos dan un número bastante grande de posibles pacientes que necesiten este tratamiento”.
En principio, la idea es que sea una selección pequeña, entre 40 y 50, que se someterá a un doble ciego: en ambos grupos se implementará la meditación, pero uno será medicado con psilocibina y al otro se le dará placebo. Asimismo, el médico de la UBA puntualizó en que a este tipo de pacientes en general se los trata con antidepresivos convencionales y no queda muy claro que sean tratamientos efectivos.
Procedimiento no invasivo
El entrenamiento será super intensivo durante tres jornadas y todo el día, lo que se conoce comúnmente como retiro espiritual. Al respecto, el jefe de investigación y docencia del Hospital Borda hizo hincapié en que todas las técnicas de meditación están basadas en lo mismo, después hay variaciones más relacionadas con los enfoques de cada tradición.
“La base de todo es el aquietamiento mediante la respiración y después hay distintas líneas, como la meditación a través del mantra o la visualización. Nosotros lo que vamos a hacer es algo guiado porque es la manera más sencilla para alguien que no está entrenado”, detalló Corral.
La intensidad del procedimiento tiene que ver con que se va a tratar con una población muy vulnerable porque son pacientes oncológicos, en estadios avanzados, entonces el objetivo es que puedan incorporar la técnica y los beneficios en el corto plazo.
“En muchos trastornos psiquiátricos, y particularmente los depresivos, pueden impactar factores protectores y terapéuticos que no son farmacológicos. Uno de ellos es el ejercicio físico y el otro la meditación”, argumentó Corral.
Sobre este punto, Stolkiner relató que ya se hicieron estudios con combinación de meditación y psilocibina, pero no en pacientes oncológicos. Sobre los resultados, indicó que en 2019 se encontró que se multiplican los efectos positivos al unir los retiros de meditación y el tratamiento con psilocibina. En pruebas de 2018, por ejemplo, en personas sanas con una alta carga horaria de meditación y psilocibina, se demostró que tenían más efectos positivos en cuanto a calidad de vida que en quienes solo se utilizaba la sustancia y tenían baja carga de meditación o al revés.
Una de las cuestiones que aclara Corral es que la meditación es una palabra muy amplia que implica muchas cuestiones diferentes, porque más allá de la idea coloquial que tiene la población, abarca técnicas variadas. En síntesis, indicó, lo que se busca es producir una relajación y, a través de la respiración pausada, aquietar la mente incorporando técnicas que provienen del hinduismo y del budismo. Stolkiner agregó que la meditación no tiene contraindicaciones: “Si bien aún no queda del todo claro cuál es el esquema más favorable, no tenemos mucho temor con respecto a que se pueda sacar lo que nosotros publiquemos y que después se aplique mal. La meditación trae muchos beneficios, el principal problema que tiene es que es difícil mantenerlo a largo plazo, como hacer ejercicio o tener una buena dieta”.
A lo cual, Corral sumó: “Hoy en día se puso de moda por el mindfulness, pero ahí lo que se hizo fue occidentalizar una técnica oriental. De alineamiento, le decimos nosotros. Que es concentración de la mente para relajar las tensiones y preocupaciones”.
Al respecto, explicó que este tipo de actividades permiten entrenar la mente y genera factores protectores de todas las enfermedades, en particular la ansiedad y la depresión, y mejora la respuesta a los estresores.
A su vez, añadió: “La idea es no tener ningún prejuicio ni cancelar por este motivo nada que pueda ayudar a las personas a estar mejor. Nosotros venimos trabajando hace tiempo, no con la medicación porque está prohibida, de hecho tenemos que hacer un trámite especial para poder utilizarla, pero hay mucha información de que estas investigaciones con la molécula generaron este beneficio”.
Aun así, en este punto hay que aclarar que Argentina es de los pocos países en el mundo que está trabajando con este tema, junto con Países Bajos, Reino Unido y Estados Unidos. “Argentina está en la punta de esto”, subrayó Corral.
Un impasse de 50 años
La psilocibina es una sustancia que se encuentra en los llamados hongos alucinógenos. En la década del 60 y del 70 fue la sustancia de culto entre los hippies y los movimientos antiguerra de Vietnam. Albert Hofmann fue el primero que pudo sintetizar la psilocibina, alcaloide psicodélico procedente de las triptaminas y el que empezó a experimentar. “Fue un momento especial. Lo que terminó sucediendo fue toda una situación de distorsión social, más que nada en Estados Unidos. Era un mundo, a nivel político, bastante convulsionado. Hoffmann después se lamentó porque la sustancia pasó del área de investigación científica a las calles”, explicó Corral.
En aquel momento la psilocibina fue prohibida y con ese hecho se frenaron todos los estudios. A lo que Corral aclara: “La sociedad lo manejó mal y el Estado no pudo controlarlo en ese momento”.
Actualmente, para que pueda ser utilizado el producto tiene que contar con una serie de autorizaciones, como la que tiene que otorgar la Anmat en Argentina. “Nos dijeron que no nos pondrían ningún impedimento, pero para importar la psilocibina necesitamos que nos hagan un nuevo permiso. Estamos en eso”, especificó Stolkiner.
El equipo de investigadores está en diálogo con laboratorios de Europa y de Estados Unidos para gestionar la llegada de la psilocibina. “Tenemos muy poco presupuesto. Es un estudio voluntarista. Estamos a la espera de que desde los laboratorios tengan algún tipo de reconocimiento para facilitárnosla al menor costo posible”, comentó Corral.
Para cerrar, resaltó que la psilocibina tiene un efecto farmacológico sobre el sistema nervioso que según el criterio del equipo tiene que estar muy de la mano con la perspectiva interior del paciente con respecto a la existencia. Básicamente, es cuestión de apuntar no tanto a la psicodelia, porque el tema engancha por lo recreativo o experiencial, sino que en realidad el objetivo de ellos es ayudar a este grupo a tener una mejor calidad de vida en lo que les queda y a un mejor morir. En resumen, no tiene que ver con una experiencia psicodélica, sino con una mirada existencial. “Se busca -explica Corral- tener una visión distinta de la vida y de la muerte. Todos vamos a morir, el tema es de qué manera y que sea la más humana posible”.
LP