Era inevitable. La Cumbre del Clima se alarga, al menos, 24 horas. El nuevo plazo se va al sábado, según ha anunciado este viernes el presidente de la COP27 de Egipto, Sameh Shoukry. Había demasiado disenso.
Shoukry ha cedido rápidamente y no ha apurado esta, en teoría, jornada final de la COP. “El tiempo no está a nuestro lado”, les ha dicho a las delegaciones en un plenario de evaluación durante el que ha pedido a los países que traigan soluciones.
El punto que parece más conflictivo es el fondo para compensar los daños que genera el cambio climático en los países empobrecidos. La Unión Europea discute con China porque no considera que el gigante asiático pueda ya aducir que no debe aportar dinero. El vicepresidente de la Comisión Europea, Franz Timmermans ha contado que la UE está preparada para admitir esa fondo si China refuerza su recorte de emisiones de gases de efecto invernadero. China es el primer emisor de CO2 del mundo.
En ese plenario, Ghana ha utilizado su turno para ceder la palabra a una joven que ha resumido: “Como naciones ricas y contaminantes, no obviéis vuestra responsabilidad. No volváis el año que viene a una cumbre vacía, decidid ahora. Si sois ricos y poderes, proporcionad fondos para los que sufren más de los desastres que no hemos causado. Sed nuestros héroes”. Su intervención ha causado una ovación general de delegados puestos en pie.
La Cumbre del Clima arrastra bloqueo y un ritmo lento en las negociaciones. Solo este viernes de madrugada ha aparecido un borrador de decisión final. Entre sus párrafos provisionales se observa la advertencia de que la guerra en Ucrania amenaza con que los países retrocedan en su acción contra el cambio climático.
También está claro el desacuerdo en esa financiación de los daños climático porque no aparece un acuerdo. El borrador ofrece casi ningún progreso en cuanto al abandono de combustibles fósiles respecto a lo que apareció en el Pacto de Glasgow de 2021.
RR