Milena Sergeeva, coordinadora para América Latina de la Alianza Global para el Clima y la Salud Entrevista

“Podremos evitar los impactos catastróficos del cambio climático poniendo la salud y la equidad en el centro de las políticas públicas”

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“La crisis climática supone la mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad”. La advertencia fue hecha a las y los jefes de Estado que participaron de la última Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), en Glasgow, por 600 organizaciones que representan a la comunidad sanitaria mundial. Por medio de una carta, alertaron que “nadie está a salvo” de esta situación, aunque destacaron que quienes habitan en países y comunidades de ingresos bajos son las menos responsables y las más expuestas a sufrir en su salud las consecuencias del cambio climático. América Latina y el Caribe es una de las regiones del mundo más afectadas por la crisis climática, resaltó un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). “Los impactos del cambio climático en la salud de los latinoamericanos y los caribeños ya no son cosa del futuro; se están sintiendo y se van a intensificar. Son diversos como es diversa esta región del mundo en ecosistemas, climas y poblaciones”, dijo a elDiarioAR Milena Sergeeva, coordinadora para América Latina de la Alianza Global para el Clima y la Salud (GCHA, por sus siglas en inglés), que agrupa a ONGs y profesionales de la salud de todo el mundo. La GCHA trabaja en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y los ministerios de salud y medioambiente de la región para promover una respuesta urgente y efectiva a los desafíos de salud y cambio climático.

¿Cuál será el impacto en la salud de quienes habitan en América Latina como consecuencia de los efectos del cambio climático? 

  Los impactos del cambio climático en la salud de los latinoamericanos y los caribeños ya no son cosa del futuro; se están sintiendo y se van a intensificar. Son diversos como es diversa esta región del mundo en ecosistemas, climas y poblaciones, y golpean a una región que sufre graves problemas de inequidad, degradación ambiental e inestabilidad política de larga data. A eso se agrega una baja capacidad de respuesta de sus sistemas de salud. Como resultado del cambio climático América Latina es y será afectada por más lluvias intensas y huracanes, sequías prolongadas, inundaciones, olas de calor y el aumento del nivel del mar, eventos que conllevan, además de lesiones y muertes, al agravamiento de enfermedades infecciosas y no transmisibles, a la malnutrición y los efectos en la salud mental. Pero el cambio climático también puede conducir al desplazamiento forzado, a la migración y a la movilidad de poblaciones debido a la desertificación o al aumento del nivel del mar. En el Caribe, por ejemplo, el costo económico del huracán María en Dominica, en 2017, fue del 260% de su PBI anual, junto con un desplazamiento del 27,3% de su población. La escasez de agua y las inundaciones, por su parte, llevan al aumento de las enfermedades diarreicas, a la inseguridad alimentaria y a la migración forzada por pérdida de sustento de los pequeños agricultores. También los eventos extremos también dejan efectos negativos en la salud mental de las personas, entre ellos trastornos de estrés postraumático, y una nueva nostalgia, llamada solastalgia, o tristeza por un lugar que ya no existe. Este lugar puede ser una cordillera nevada que conocías en tu niñez o tu propia casa, quemada en un incendio forestal.

¿Pueden identificarse algunas poblaciones en particular que sufrirán más estas modificaciones en el ambiente?

En general, las más vulnerables son las personas con escasos recursos, los menores de 10 y los mayores de 65 años, las mujeres, las poblaciones indígenas y rurales; los que no tienen voz en la toma de decisiones ni las capacidades de adaptarse. La exposición a olas de calor aumentó en la región y alcanza a casi 270 millones de personas mayores de 65 años. En los últimos 30 años las altas temperaturas, debido al cambio climático, han sido responsables de hasta el  60% del total de muertes por calor.

En general, las más vulnerables son las personas con escasos recursos, los menores de 10 y los mayores de 65 años, las mujeres, las poblaciones indígenas y rurales; los que no tienen voz en la toma de decisiones ni las capacidades de adaptarse

¿Qué políticas públicas pueden implementar los gobiernos para luchar contra esta situación? 

 Es clave que los sistemas de salud se preparen y tengan la capacidad de responder a los impactos del cambio climático. Pero los problemas de salud causados por los eventos del clima no se pueden solucionar solamente desde la medicina. Vemos que varios problemas de salud y del cambio climático comparten la misma causa principal: el uso de combustibles fósiles. Muchas de las soluciones críticas para proteger la salud de las poblaciones necesitan la acción de otros sectores. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), llevada a cabo en Glasgow en 2021, profesionales de la salud entregaron la Prescripción para un Clima Saludable, firmada por más de 600 organizaciones que representan a la gran mayoría de la fuerza de salud mundial. La carta pidió una eliminación rápida y justa de los combustibles fósiles como un imperativo de salud pública, junto con financiamiento climático para apoyar a los países de bajos ingresos en su transición climática e inversión en sistemas de salud resilientes y bajos en carbono. Cada gobierno en el mundo debería aprovechar los beneficios sustanciales para la salud que resultan de políticas climáticas bien diseñadas, como un aire más limpio, dietas más saludables y actividad física diaria en ciudades más transitables y habitables. Estos beneficios salvarán millones de vidas y resultarán sustanciales en costos de salud. Además, si las políticas climáticas en las áreas de energía, agricultura, transporte y finanzas se elaboran teniendo en cuenta la salud y la equidad serán más ambiciosas para abordar el cambio climático y generarán mayores beneficios para la salud. Es ganancia por donde se mire.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) indicó que América Latina y el Caribe es la región en desarrollo más urbanizada del mundo, con más de 81% de su población viviendo en ciudades. ¿De qué modo sufren sus habitantes los efectos en la salud del cambio climático?

 Las áreas urbanas de América Latina, con su escaso verde urbano y deficiente infraestructura para moverse a pie o en bicicleta, sufren de las olas de calor y de la contaminación del aire. Lima, por ejemplo, es una de las seis capitales con menos espacios verdes en el mundo. Invertir en espacios verdes, por su capacidad para interrumpir las islas de calor urbanas, es una gran oportunidad para las ciudades de la región. Eso beneficiará tanto a la mitigación del cambio climático como a la adaptación al calor.

El cambio climático es un problema planetario que no conoce fronteras. Necesitamos esfuerzos de todos los países y a esto se han comprometido al firmar el Acuerdo de París, que solo funciona cuando las naciones implementan los compromisos a nivel nacional.

¿Considera que los países de la región deben trabajar en forma coordinada para luchar contra el cambio climático? Lo consulto porque se afirma que los efectos de la deforestación en la Amazonia impacta en el clima y la salud de otros países de Latinoamérica. 

El cambio climático es un problema planetario que no conoce fronteras. Necesitamos esfuerzos de todos los países y a esto se han comprometido al firmar el Acuerdo de París, que solo funciona cuando las naciones implementan los compromisos a nivel nacional. La acción nacional es también global y viceversa. Por ejemplo, las acciones de Brasil, por sí solas, son cruciales para los resultados climáticos globales, porque alberga uno de los principales sumideros de carbono del mundo: la selva amazónica. Es devastador que la selva se esté convirtiendo ahora en una fuente de emisión de carbono debido a la deforestación y al cambio climático. Los incendios forestales provocados por el cambio del uso de suelo se ven intensificados por las sequías y las temperaturas elevadas, en varías regiones de la Amazonia. Algo similar está ocurriendo en los humedales del Delta del Paraná. Los riesgos para la salud del humo de estos incendios varían desde patologías cardiovasculares, neurológicas y respiratorias hasta efectos en el desarrollo prenatal. Esto ya está provocando una sobrecarga de los servicios de salud. En la región, en general, todavía la acción sobre las prioridades claves de salud y cambio climático es altamente insuficiente, por lo que urge fortalecer las capacidades de las y los profesionales de la salud de hoy y mañana, estudiar más los beneficios que entregan las medidas de mitigación y adaptación al cambio climático para la salud y fortalecer la gobernanza para avanzar en una agenda compartida de clima y salud.

¿La acción implementada por los países para combatir la pandemia de Covid-19 puede ser un ejemplo a seguir? ¿Hay en ese contexto un posible aprendizaje?

 Seguimos aprendiendo de la crisis sanitaria y económica mundial provocada por el Covid-19, que golpeó a América Latina de manera especialmente fuerte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más del 32% de las víctimas mundiales causadas por el virus fue reportado en América Latina y el Caribe aunque la región representa el 8,4% de la población mundial. Una de las cosas que nos enseñó la pandemia es la vital importancia de escuchar a la ciencia, estimular la investigación científica y alejarnos de la desinformación y la negación. También la necesidad de fortalecer nuestros sistemas de salud para responder a los impactos y contar con una rápida y efectiva capacidad de acción y colaboración como la que demostró la comunidad científica internacional una vez entendida la magnitud de la amenaza. Pero uno de los grandes desafíos sigue siendo el acceso inequitativo a la salud que vimos reflejado en la distribución desigual de las vacunas a escala mundial. Las amenazas climáticas a la salud pública, que exacerban las inequidades existentes, indican que sería necesario asegurar un acceso universal al cuidado de la salud. Frente a la convergencia de la crisis de la pandemia de Covid-19 y la emergencia climática, todos los países deben actuar, sin importar su nivel de desarrollo, para abordar los impulsores climáticos y ambientales de los impactos sanitarios. Poniendo la salud y la equidad en el centro de las políticas, podemos evitar los impactos catastróficos. Entre los profesionales de la salud, la conciencia sobre estos efectos está creciendo, pero todavía faltan capacidades para reconocer y registrar toda la gama de los efectos sanitarios causados por el cambio climático. En este sentido, a medida que avanzamos con la educación climática también aumenta el calentamiento global. Veremos un verdadero tsunami de impactos.

¿Cómo podría beneficiar a las políticas sanitarias destinadas a contener los efectos del cambio climático la solicitud hecha por Argentina y Colombia en la cumbre ambiental COP26 para implementar un canje de deuda pública por acción climática?

No soy experta en mecanismos de financiamiento climático, pero el Acuerdo de París señala que los países económicamente más desarrollados se comprometieron a conformar un fondo de 100.000 millones de dólares para apoyar a las economías menos desarrolladas. El financiamiento y la asistencia técnica a los países de América Latina y el Caribe es necesaria para respaldar tanto sus esfuerzos de mitigación y adaptación como para la construcción de la resiliencia y la respuesta a los impactos del cambio climático que ya están experimentando. Este apoyo es requerido, además, para enfrentar los costos de la transición a sistemas bajos en carbono de manera justa, sin dejar a nadie atrás.

GT