Sierra Grande, Río Negro.- Renzo Tamburrini (Frente de Todos) es intendente de Sierra Grande desde 2019, cuando regresó al gobierno comunal -ya había sido alcalde hasta 2015-, y actualmente es una de las voces que defiende fehacientemente la instalación del oleoducto Vaca Muerta Sur y su terminal portuaria en las costas de Río Negro, en el Mar Argentino, a la altura de Punta Colorada, un área donde estaba prohido el transporte de crudo hasta que la legislatura rionegrina modificó en tiempo exprés la legislación a finales de 2022.
Tamburrini sostiene que la cuestionada obra traerá las fuentes de trabajo y prosperidad económica que Sierra Grande perdió en la década de 1990, cuando la mina de hierro sobre la que giraba la vida de la localidad cerró sus puertas y la convirtió en un pueblo fantasma.
Ahora, Sierra Grande apuesta a otra solución, que para los sectores críticos a este proyecto es medianoplacista y riesgosa: un oleoducto de 600 kilómetros que transportará el crudo de Vaca Muerta, en Neuquén, hasta el Atlántico -unos 7 kilómetros dentro del Mar Argentino- para su exportación al exterior en buques extranjeros. Otra promesa de supuestas divisas para alimentar las reservas del país y presuntamente resolver la crisis económica.
Este jueves, Sierra Grande celebró una audiencia pública de diez horas en la que desfilaron una tras otra voces a favor del oleoducto de YPF. elDiarioAR viajó a Río Negro en una cobertura financiada por la ONG Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y organizada íntegramente y de manera independiente por este medio.
Desde la petrolera y las consultoras contratadas por YPF para realizar los Estudios de Impacto Ambiental (EsIA) -que avalaron sin cuestionamientos la obra- hasta políticos locales y vecinos de la localidad se expresaron a favor del proyecto. Los habitantes de Sierra Grande reclamaron puestos de trabajo, obras de infraestructura y caminos, pero la temática medioambiental no fue una preocupación central.
Tamburrini dialogó con elDiarioAR durante la audiencia y explicó su posición. “Este proyecto ha tallado en lo más sensible de la comunidad -asegura el intendente-. No es una utopía pensar que esto sea un proyecto real”, dice en referencia a otras promesas oficiales que siempre quedaron en la nada, como la posibilidad de recuperar la mina de hierro cerrada en los años 90. “Sierra Grande ha adoptado este proyecto como propio. Lo va a defender desde el debate porque la gente se ha informado”, asegura.
-¿Por qué Sierra Grande necesita el puerto petrolero en Punta Colorada?
-Porque implica desarrollo y crecimiento. Sierra Grande es una comunidad que estuvo 30 años postergada en desarrollo y crecimiento. Desde el cierre de la mina en los años 90, hemos tenido un éxodo, pasamos de los 20.000 habitantes a casi 6.000. Hoy estamos entre 12.000 y 14.000 habitantes. Recuperamos habitantes con la nueva ley jubilatoria especial para los retirados y otros escenarios más. Sierra Grande tiene una media de edad un poco más elevada que el resto de las localidades. Los jóvenes terminan la secundaria y se van a estudiar o a trabajar a otro lado y los adultos mayores comienzan a venir para vivir en una localidad relativamente en paz y tranquila. No tenemos robos, no tenemos violencia y eso se da mucho por la participación del Estado. Nosotros no tenemos para bachear las calles o hacer obra pública, pero le damos contención a toda la comunidad. La gente siente destrato por parte de los gobiernos sucesivos, tanto provinciales como nacionales. Este sufrimiento lo venimos padeciendo, no tenemos un futuro para nuestros jóvenes. Entonces se genera esta suerte de depresión en la comunidad.
-Hay muchas críticas al proyecto en localidades de la costa atlántica de Río Negro…
-Nosotros como gestores del Gobierno, tenemos que garantizar dos cosas: la cuestión ambiental y el cumplimiento irrestricto de la normativa, y si es posible, más, en materia de seguridad; y la capacitación y la formación de nuestros jóvenes para poder ser insertados en la actividad y que no tengamos que depender de algunos cuadros técnicos de otros lugares del país o del exterior.
-¿Cómo piensa lograr eso? Porque siempre es difícil en las localidades y las empresas que necesitan mano de obra calificada terminan trayendo personal de afuera y las promesas de prosperidad se agotan rápido.
-Se va a dar en un inicio. Nosotros tenemos una escuela técnica que nunca dejó de funcionar. Yo soy egresado de esa escuela, soy técnico electromecánico. Tenemos dos terminales: técnico electromecánico y técnico químico. Ya tenemos en análisis los programas de esas dos terminales con los profesionales de YPF y el Ministerio de Educación de la provincia. En la escuela secundaria comercial tenemos terminales en administración de empresas, biotecnología, como si lo hubiésemos planificado. Enseguida los jóvenes focalizaron ahí dijeron esta es nuestra posibilidad de poder estar acá, de poder vivir con mi familia, de tener mi casa en mi lugar de origen.
-En Sierra Grande, la mina de hierro fue progreso económico, pero eso duró un tiempo y se agotó porque la mina cerró. Puede pasar lo mismo con el petróleo de Vaca Muerta, eventualmente. YPF puede cambiar de manos y de prioridades. Y Sierra Grande volvería a entrar en depresión, sin fuente de ingresos y con mucho riesgo ambiental. ¿Se debate eso en Sierra Grande?
-Sí, eso también nos genera a nosotros… lo que nosotros vemos es que estamos trabajando con la empresa YPF, que tiene la Fundación YPF, que hoy está invirtiendo en la conversión de las energías convencionales a las energías renovables. Nosotros queremos sumarnos a ese escenario. Vamos a capacitarnos, a estudiar para que el día de mañana podamos exportar hidrógeno en su variante de amoníaco a través de las mismas instalaciones que hoy pueden llegar a ser utilizadas para el petróleo. Así que estimamos que vamos a tener un futuro de continuidad del proyecto YPF. Vamos a tener un futuro de industrialización en Sierra Grande.
-El Golfo San Matías es considerado una joya de la provincia de Río Negro por su alto valor en biodiversidad y naturaleza. Ustedes tienen Playas Doradas, un balneario en el golfo, un lugar hermoso, que va a estar a escasos kilómetros del puerto petrolero de Punta Colorada. ¿Por qué arriesgar eso y por qué nunca fue suficiente para poder sostener económicamente a la localidad, como sí sucede en la vecina Las Grutas?
-Playas Doradas es un destino emergente, tiene un desarrollo urbanístico de más de 9.000 lotes, de los cuales 6.000, 6.500 estarían construidos y puestos al servicio de los turistas. Hay restaurantes, hoteles, departamentos de alquiler, complejos. Está en construcción un centro comercial. Tiene gas, luz, agua, cloacas. Está creciendo a pasos agigantados. Lindero al norte tenemos el Parque Nacional Islote Lobos, el Parque Nacional número 40, el segundo en nuestra provincia y el único que tiene jurisdicción marino-terrestre o marino-costera, que fue una gestión nuestra. Este alberga una clase de lobo marino única. También tenemos la colonia más al norte del hemisferio sur del pingüino de Magallanes, una infinidad de variedades de aves y la desembocadura del arroyo Salado al norte. Estamos conviviendo con eso. Trabajamos mucho en la cuestión ambiental, porque nosotros vamos a pelear por el desarrollo industrial y para eso nosotros tenemos que tener organizada nuestra visión de la custodia del medioambiente. Tenemos la Meseta de Somuncura, tenemos avistaje de cóndores. Sierra Grande buscó el desarrollo del turismo después del cierre de la mina. Nos faltaba infraestructura. ¿Entonces, cuál era nuestra oferta turística para entrar en el corredor entre Puerto Madryn y Las Grutas? Era el turismo aventura, diríamos, el turismo rústico, muy vinculado al medioambiente.
-También hay preocupación y cuestionamientos, especialmente de los científicos y ambientalistas que buscan la conservación de las ballenas francas australes y de otras muchas especies marinas de Pensínsula Valdés (Chubut) y el Golfo San Matías a las que el tráfico marítimo y un hipotético derrame, aunque sea pequeño, impactaría de lleno. En una terminal portuaria existe la posibilidad de accidentes, de derrames grandes o pequeños. ¿Qué dice sobre esas posibilidades?
-La verdad es que me gustaría que hubiesen participado de la audiencia. No tuve ningún acercamiento, no he tenido un solo llamado telefónico, una nota, algo que a mí me diga cuál es su reclamo. Por eso te voy a hablar muy general y voy a ser muy amplio. Por lo que he escuchado en los medios, la preocupación es que el tráfico naviero puede generar problemas con las ballenas, que se chocan con los barcos, que suceda algún accidente. Bueno, yo le quiero decir a la gente del Chubut que en Sierra Grande, este proyecto puntual va a generar un tráfico naviero de 60 buques por año, como mucho, durante los primeros cinco años, versus 2.700 buques que entran y salen de los puertos de Puerto Madryn. 2700 versus 60. Estamos hablando de 2.700 y las ballenas cada vez son más y cada vez tienen más cría y cada vez turísticamente las explotan más (nota de la redacción: la población de ballenas francas australes ha crecido desde que se prohibió su cacería y gracias a los esfuerzos por su conservación, pero este aumento se ha desacelerado en los últimos años). No hay una colisión entre los intereses. El riesgo ambiental existe, pero es improbable. ¿Nos puede pasar? No sé. Los riesgos de derrame son improbables con las nuevas tecnologías. Si las mangueras interiores que llevan el caudal de petróleo tienen alguna falla, el crudo queda contenido en una segunda manguera (del oleoducto). Vienen al Golfo San Matías a decir que no se haga esto, pero en el Golfo San Jorge (Chubut) tienen boya desde hace 50 años operando petróleo. Entonces que no nos vengan a decir a nosotros los rionegrinos y los sierrarandenses qué es lo que debemos y lo que no debemos hacer. No somos estúpidos, estamos formándonos en este nuevo escenario, nos estamos capacitando. No nos traten de estúpidos, decir que nosotros por dos puestos de trabajo vamos a contaminar el Golfo es una gran mentira
-Le hubiese gustado escucharlos pero los chubutenses no pudieron venir a la audiencia a exponer ni a debatir porque no tienen domicilio en Río Negro y era una condición sin excepción para poder participar. ¿Estuvo de acuerdo con esa condición?
-No es si estoy de acuerdo o estoy en contra. Es la ley de Río Negro, que así lo establece para las audiencias públicas. No podemos cambiar una ley, pero hubiesen buscado interlocutores rionegrinos que puedan participar, ellos están conectados. Lo que pasa es que detrás del cartel de ambientalistas hay intereses creados.
-¿Cómo cuáles?
-Intereses económicos. La que primero vino a motorizar una acción contraria fue Greenpeace, financiada, entre otros, por Shell. (elDiarioAR se comunicó con Greenpeace y la organización negó haber recibido o recibir aportes de Shell. Además aclaró que la ONG no acepta aportes de empresas, gobiernos o partidos políticos, solo se acepta aportes de individuos). Hay intereses económicos detrás para que esto no se logre, no se haga o se haga en otro lugar, porque hay una puja de lo que esto genera en materia económica de otras comunas, de otras localidades, de otras provincias. Entonces, creo que por ahí vienen también y se escudan en los derechos ambientales o en la lucha ambiental.
-En el caso de los habitantes de Las Grutas, de San Antonio Oeste, que se dedican a la pesca artesanal, al turismo, ¿no cree que es genuina esa preocupación? ¿Qué relación podrían tener con supuestos grandes intereses económicos?
-Claro, pero que me expliquen el daño ambiental que está provocando ALPAT (la planta industrial de la empresa “Álcalis de la Patagonia”, del empresario Cristóbal López, que produce carbonato de sodio). Que expliquen los derrames que están teniendo en el Golfo San Matías, cómo están generando contaminación en la costa, cómo está cambiando la fisionomía del Golfo. Que vengan, que participen de la audiencia pública. Ellos tienen todas las posibilidades de hacerlo.
-Ellos se retiraron de la audiencia pública porque no dejaron entrar a todos los que venían a expresarse…
-¿Quién dijo que no podía entrar? La persona que entró fue la que protestó y entró.
-Vimos que entraron sólo algunos y a otros la policía les impidió ingresar.
-No es que no pudieron entrar. El tema es para qué querían entrar. Esto es un ambiente de escucha, de respeto. Nosotros tenemos que incorporar conocimiento. Anotar las dudas y plantearlas en el turno de cada uno. No hay “oleoducto sí” o “oleoducto no”, no es un plebiscito. Entonces, si vienen en esa sintonía, van a tener todos los derechos consolidados como lo marca nuestra Constitución provincial. No vienen con esos términos. No pueden participar a los gritos faltando al respeto. Que todos podamos construir un consenso y que todos podamos vivir y explotar el Golfo. Ellos lo están explotando también a través de sus actividades económicas, ¿por qué nosotros no? ¿La gente de San Antonio es superior intelectualmente a la gente de Sierra Grande? No, me parece que hay que bajar, participar, informarse, interiorizarse y no vender espejitos de colores para fundamentar una idea o una acción.
-¿Usted cree que eventualmente las actividades menos invasivas para el Golfo San Matías, por ejemplo, el turismo en Playas Doradas, serían una mejor opción? ¿No cree que esa opción le da más poder a Sierra Grande para no depender de ninguna empresa?
-El poder económico industrial va de la mano del desarrollo turístico. Mirá Florianópolis. ¿Quién no quiere ir a esa playa elite de Brasil? Tiene dos monoboyas (como las que se instalarán en el puerto petrolero de Punta Colorada). Lindero con la costa de Uruguay, lo mismo. Entonces, convive el turismo. ¿Quién no quiere ir al Caribe? Tienen 35 boyas de carga y de descarga. Nosotros no vemos que haya una irrupción del desarrollo industrial sobre el desarrollo turístico. Es más, se puede potenciar. Y ahí tenemos que apuntar los cañones. Sobre las zonas protegidas ambientalmente no va a haber ninguna actividad.
-Javier Milei ganó las PASO en Río Negro, al igual que en las otras cuatro provincia patagónicas, todas clave para la política de hidrocarburos: Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Usted contó que en su localidad Unión por la Patria ganó raspando las elecciones. Milei salió segundo por muy pocos votos. ¿Qué lectura hizo de esos resultados?
-Creo lo mismo que piensan todos, que hay un hartazgo, pero no creo que sea el hartazgo el motor. Yo creo que la política tiene una deuda muy grande con la sociedad, no ha podido resolver los problemas. Milei capitalizó el antisistema. Entonces ven a los radicales, a los peronistas, a todos en la misma bolsa, todo es lo mismo. Los que estamos defendiendo nuestra política chiquita, nuestra idea de gobernar, como nosotros gobernamos, como peronistas, con ampliación de derechos, con un fortalecimiento del Estado, entramos todos en la misma bolsa versus Milei. Y no te digo que la gente vota sin saber. Lo que digo es que tengo que dar el debate. Tenemos que escuchar. La política tiene que reflexionar, tiene que tomar en cuenta el sentir de la gente. Creo que lo está haciendo de manera notoria, rápida, pero de manera compulsiva por el resultado de las elecciones. Si no hubiésemos tenido este tirón de orejas, quizá los cambios se producirían más laxamente. Como conductor de una localidad pequeña, no tengo las herramientas para poder hacer frente a una transformación, que es lo que el pueblo quiere.
Nota: se corrigieron errores de tipeo el 26 de febrero de 2024.
ED/DTC