Murió Josefina Robirosa, una vanguardista fundamental
La artista Josefina Robirosa, uno de los nombres más destacados de la vanguardia argentina de la década del ‘50 murió hoy a los 89 años. Así lo informó su nieta, María Torcello, artista como su abuela.
El próximo jueves, Robirosa iba a cumplir 90 años. Había nacido el 26 de mayo de 1932, en una familia aristocrática y en el palacio Sans Souci de San Fernando. Era también nieta de Alvear. Se casó a los 17 años con el sociólogo José Enrique Miguens con quien tuvo dos hijos. Pero su gran amor fue su segundo marido el escultor Jorge Michel.
Hacía una década que el Alzheimer la había obligado a retirarse, pero su nombre sigue integrando ese selecto grupo de vanguardistas que formaron Felipe “Yuyo” Noé, Nicolás García Uriburu, Rómulo Macció y Antonio Seguí.
La última muestra a la que asistió fue en 2017, a una retrospectiva en la galería Rubbers en la que se mostraron sus obras a lo largo de 50 años.
Su formación fue de la mano de Héctor Basaldúa y Elisabeth von Rendell y su talento le abrió paso en un mundo de hombres. Así, formó parte en los años 50 del grupo llamado Siete pintores abstractos integrado por Marta Peluffo, Rómulo Macció, Clorindo Testa, Víctor Chab, Kazuya Sakai y Osvaldo Borda.
“Para mí, esta pintura que saco de mi casa, de mi taller, esta pintura que cuelgo delante de la gente, no es mi ropa. Ni siquiera mi piel o mi cabeza. Mi pintura soy yo y esto suena tan simple que no sé si debo decirlo. Pero debo decirlo para que se entienda por qué no puedo hablar de mi pintura”, escribió alguna vez la artista, poco adepta a hablar de sus creaciones.
Sus obras de colores intensos fueron expuestas en los espacios más importantes de la vanguardia artística y fue una de las figuras del Instituto Di Tella.
A fines de los años 50, el crítico Jorge Romero Brest la invitó a integrar el envío argentino a la Bienal de San Pablo. Participó de la primera edición del Premio Di Tella, 1960, y del Premio de Honor Ver y Estimar, 1960 y 1961.
Durante los años 60 y principios de los 70 participó en numerosas muestras que difundieron el arte argentino en el exterior, y en los 80 integró los envíos oficiales que recorrieron diversas ciudades del mundo celebrando la vuelta de la democracia.
A partir de 1984 comenzó a exponer en la Galería Ruth Benzacar, y en 1981, 1999, 2004 y 2005, en Galería Rubbers, en 2001.
Su obra está representada en numerosas colecciones privadas e institucionales como las del Museo Nacional de Bellas Artes, Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Ministerio de Relaciones exteriores y culto de la República Argentina, Museo Juan B. Castagnino de Rosario, la Albright-Knox Art Gallery de Buffalo (Estados Unidos), Blanton Museum of Art, The University of Texas at Austin y JP Morgan Chase Art Collection.
Realizó murales en edificios públicos, en dos estaciones de subte y en la Estación Argentina del Metro en París.
Fue en la década de 1990 cuando se iniciaron las revisiones de su trayectoria: se publicó el primer libro monográfico sobre su trayectoria con investigación y estudio crítico de Mercedes Casanegra, en 1997 y durante ese mismo año se realizó una exposición retrospectiva de su obra en el Museo Nacional de Bellas Artes, dirigido entonces por Jorge Glusberg. En 2002 y 2012 se realizaron muestras antológicas en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta.
Fue también Directora del Fondo Nacional de las Artes y era miembro académico emérito de la Academia Nacional de Bellas Artes.
En 2010, la Legislatura Porteña la declaró Personalidad Destacada de Buenos Aires, ciudad donde vivió y trabajó toda su vida.
Es una de las artistas fundamentales de la historia de la plástica argentina, con un derrotero singular y difícil de adscribir en una corriente específica, ya que se reinventó una y otra vez a lo largo de su carrera.
Con información de Télam
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