Nuevo movimiento del Papa para limitar la autonomía del Opus Dei. Un año después de la entrada en vigor de Ad charisma Tuendum, con la que Francisco recortaba el poder de la Obra y su prelado, el Papa da un paso más con un nuevo Motu proprio sobre las prelaturas personales –la única que existe en el seno de la Iglesia es la fundada por Escrivá de Balaguer–, que a partir de ahora quedan equiparadas a “asociaciones clericales públicas de derecho pontificio con facultad de incardinar clérigos”. Es un paso más en la degradación de la organización que queda equiparada así a una mera asociación de sacerdotes.
En cuanto al máximo responsable de la organización, el prelado –actualmente Fernando Ocáriz–, al que Francisco quitó hace un año la posibilidad de ser obispo, pasa a ser, según el nuevo Motu Proprio en un “moderador”, aunque “dotado de las facultades de un Ordinario”, con “derecho a erigir un seminario nacional o internacional, así como a incardinar estudiantes, y a promoverlos a las filas con el título de servicio de la prelatura”.
En cuanto a la participación de laicos en las actividades apostólicas de la prelatura personal, el texto mantiene esta posibilidad, aunque subraya que “la forma de esta cooperación orgánica y los principales deberes y derechos relacionados con ella se determinarán convenientemente en los estatutos”. Unos estatutos que, en el caso del Opus, todavía no fueron aprobados por la Santa Sede, después de un congreso extraordinario forzado por el Papa en su escrito del año pasado.
Las prelaturas personales pasaron a la competencia del Dicasterio para el Clero, “del que dependen también las asociaciones clericales públicas con facultad de incardinar clérigos”, recuerda el Motu proprio papal, en lo que parece un nuevo toque de atención para el futuro del Opus Dei.
El Opus Dei respondió en un comunicado que “estudiaremos qué consecuencias puedan tener estas modificaciones para la configuración jurídica del Opus Dei, también en el marco de los trabajos que se están realizando con el Dicasterio del Clero sobre la adaptación de los Estatutos”.
También en España: fin del control de Torreciudad
El nuevo movimiento del Papa dirigido al Opus Dei se produce apenas unas semanas después de otro golpe a la organización creada por Escrivá de Balaguer, en este caso, en España. El obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo nombró en julio un rector que se hará cargo a partir de septiembre del control del santuario mariano de Torreciudad, 'casa madre' de la prelatura. La decisión de Pérez Pueyo supone la primera vez en que el obispo diocesano sustituye al prelado del Opus Dei, máximo responsable de la organización, en el nombramiento de la persona encargada de gestionar el centro, que ha controlado la obra desde su inauguración el 7 de julio de 1975, dos semanas después de la muerte del fundador de la Obra.
La decisión era comunicada en una dura nota en la que la Diócesis apelaba a la falta de legitimidad del prelado del Opus Dei para tomar decisiones en el santuario encomendado al Opus. Para justificar su posición, el obispo recurría al Código de Derecho Canónico que establece que “corresponde al Obispo diocesano el nombramiento del rector y de los sacerdotes dedicados a una iglesia o un santuario, lo mismo que los sacerdotes de los institutos religiosos que sirven a las parroquias”. En su comunicado, Pérez Pueyo reprochaba a la prelatura que no hubiera ofrecido al Obispado una terna de sacerdotes a partir de la que efectuar el nombramiento, tal y como se le había solicitado, motivo por el que había tenido que designar directamente a un responsable.
Más allá del nombramiento de la persona encargada de regir el santuario, la decisión de Pérez Pueyo destapó una disputa en la que el dinero y los engaños han jugado un papel relevante. En el marco de las negociaciones para modificar los estatutos del santuario tras el primer Motu proprio del Papa, la diócesis se encontró con que la aportación simbólica que hacía el Opus Dei por este santuario –acordada a perpetuidad en un convenio suscrito en 1962– no se correspondía, ni de cerca, con los ingresos obtenidos únicamente por la presencia de peregrinos (190.000 en 2022, según datos de la Memoria, que habla de 1,2 millones de euros de recaudación). A ello se sumaron informaciones sobre que la fundación que gestionaba el recinto había adquirido terrenos colindantes con la intención de construir un macrocomplejo que pondría al santuario al nivel de los grandes santuarios europeos. Algo que desconocía la diócesis.
Otra de las cuestiones sin resolver está en la propiedad del recinto, que según la nota del Opus Dei pertenece a la fundación canónica Nuestra Señora de los Ángeles de Torreciudad, una institución de la que no hay registros actualizados y que, según algunas fuentes, está extinta. Y de la antigua ermita con su imagen, que fueron cedidas en 1962 por el obispo a la Obra, en un contrato a perpetuidad que, en opinión de la diócesis, no se está cumpliendo en todos sus extremos.
Con información de www.religiondigital.com
IG