En Argentina, alrededor de cuatro millones de personas viven en las denominadas villas: barrios construidos de forma irregular, sin autorización y apoyo de la administración.
La conexión a los servicios básicos suele ser precaria o inexistente y estos barrios y sus vecinos conocen bien la discriminación.
En Buenos Aires, y en otros puntos del país, se intenta ahora terminar con esta situación.