“Nosotros ejecutamos todo lo que consideramos que es correcto”. Las palabras del vocero presidencial Manuel Adorni fueron la primera explicación oficial que dio el gobierno de Javier Milei tras la revelación de elDiarioAR acerca de los US$53 millones provenientes de préstamos de organismos multilaterales para el desarrollo de proyectos científicos que se encuentran retenidos y que motivó este lunes la renuncia por “motivos personales” de la presidenta de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (I+D+I), Alicia Caballero.
Durante su conferencia de prensa, Adorni ratificó que la decisión de no financiar a los científicos es política, no financiera o económica. El portavoz se limitó a argumentar que “lo que no se ejecuta es porque fueron líneas solicitadas y aprobadas con anterioridad a este gobierno, que no tienen absolutamente ningún sentido ejecutarlas y ningún sentido entrar en una deuda”. Y no dio mayores explicaciones acerca del informe en el que se detalla que por cada dólar ejecutado en 2024, permanecen inmovilizados en cuentas bancarias US$3,93, una situación que generó una parálisis en el sistema científico durante los últimos nueve meses.
La investigación periodística llevada adelante por la Unidad de Investigación (UDI) de elDiarioAR desmonta el argumento de la falta de fondos, demostrando que el dinero está disponible. Además, si se ejecutaran los pagos a los científicos y a los proyectos pactados con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM), se podrían habilitar nuevos desembolsos para impulsar el desarrollo científico.
La parálisis de los US$53 millones se da en el marco de un ajuste que hizo que algunos científicos debieran emigrar y otros poner dinero de sus bolsillos para sostener investigaciones de años. Según pudo saber este medio, en la Facultad de Exactas de la UBA corren riesgo muchas células que llevan hasta tres años en producirse por falta de dinero para pagar el nitrógeno líquido en el que se conservan. Los precios del nitrógeno líquido de las empresas proveedoras rondan entre los $2.500 y los $2.800 por litro. En un año se realizan aproximadamente 36,5 cargas de los tanques donde se conservan las células. Esto implica 730 litros de nitrógeno al año por un total de $2.044.000.
Trastienda política
Alicia Caballero había asumido la conducción de la Agencia I+D+I en marzo de este año, con el aval político del exjefe de Gabinete Nicolás Posse, pero sobre todo de uno de sus laderos de mayor confianza: el exsecretario de Innovación, Ciencia y Tecnología, Alejandro Cosentino. La eyección, a fines de mayo, del exejecutivo de Corporación América también arrastró a Cosentino, un alfil que había sido clave en el plan de Posse para manejar la política de telecomunicaciones a partir, por ejemplo, de la intervención del Enacom.
Pese a ese cimbronazo, Caballero, que había tenido un paso previo por el directorio del Banco Nación durante la presidencia de Mauricio Macri y antes se desempeñó como decana de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCA, parecía seguir firme al frente de la agencia. Al menos hasta este lunes, cuando, según pudo saber elDiarioAR, puertas adentro de la Jefatura de Gabinete se alertaron acerca de la información publicada por este medio y decidieron pedirle la renuncia, aunque oficialmente se habló de “motivos personales”.
En el lugar dejado vacante por Caballero asumirá ahora Natalia Avendaño, actual subsecretaria de Gestión Administrativa en la Jefatura de Gabinete. Se trata de una funcionaria que cuenta con el apoyo total de Guillermo Francos y que ya se habría comprometido ante la comunidad científica a retomar el diálogo.
Exposición fallida
El 20 de agosto pasado, tras nueve meses de incertidumbre ante la falta de información sobre el desembolso de fondos, Caballero se presentó en una reunión de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN). Antes de responder las preguntas de los presentes, Caballero expuso durante 20 minutos —PowerPoint mediante— sobre la historia de la Agencia, el crecimiento logrado a lo largo de los años y las publicaciones en redes internacionales alcanzadas gracias al apoyo institucional.
Los miembros de la comisión ya conocían estos hechos y esperaban respuestas concretas ante la asfixiante situación que atraviesa el sistema científico argentino. “De todas las preguntas que teníamos, no quedó respondida ninguna”, describió en diálogo con elDiarioAR el secretario de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Sebastián Civallero.
Cuando se le preguntó a Caballero si planeaban cerrar la convocatoria de nuevos proyectos de investigación actualmente abierta y someterla a evaluación, respondió que no. Luego, al consultarle si financiarían la convocatoria del año pasado, que ya había sido evaluada y tenía proyectos seleccionados, también negó esa posibilidad.
“Le preguntamos también si respetarían la actualización del presupuesto estipulada en los contratos firmados con las universidades, y nos contestó que, aunque sabe que existe esa cláusula de actualización, no la cumplirán porque no hay fondos”, agregó Civallero. La reunión finalizó y una frase de Caballero resonó entre los presentes. Así lo relató Civallero: “Ella termina diciendo que lo que están buscando es que la ciencia esté al servicio del desarrollo productivo”.
PL/DTC