Malas noticias para los automovilistas, pero también para la mayoría de la gente en general: las naftas tuvieron en las últimas horas un nuevo aumento, que se suma a los dos implementado durante diciembre, el primero de ellos justo unos días antes de la asunción del presidente Javier Milei, previendo una devaluación del dólar oficial que finalmente fue mayor a la esperada.
El último incremento es descomunal, porque no solo en un 27 % en pesos, sino también porque es porcentaje es similar medido en dólares, tanto oficiales como blue. En el acumulado desde fines de noviembre resulta aún más impactante: 141 % en pesos (de $311 a $750); 9% en dólares oficiales (con una megadevaluación en el medio) y 116% en dólares blue.
Valores comparados
Pero más allá del impacto, vale la pena poner estos valores en un contexto histórico más largo –la última década–, en el que tuvimos todo tipo de políticas económicas.
En octubre de 2023, justo antes de las elecciones presidenciales, la nafta estaba en su piso en los últimos 10 años, medida contra cualquier variable relevante. En dólares oficiales, el litro de súper costaba 0,70 centavos, uno de los precios más bajos de toda la serie considerada desde enero de 2013. Solo se aproxima a ese valor el de julio de 2020, en el momento de mayor restricción de actividad durante la Pandemia, cuando rondaba los US$ 0,73. Como referencia, el precio promedio 2013-2023 de la nafta súper en dólares oficiales fue de 1,06.
Medida en dólares blue, la nafta en octubre del año pasado valía solo 29 centavos el litro; menos la mitad de lo que costaba en febrero de 2020, recién asumido Alberto Fernández (U$S 0,72), y también bastante menos de la mitad que en enero de 2014, luego de la devaluación de Axel Kicilof (U$S 0,82), por tomar dos referencias. El precio promedio por litro de súper a dólar blue desde enero de 2013 fue de 79 centavos.
Pero no solo eso: según el indicador RIPTE, la remuneración promedio que calcula el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en octubre de 2023 ese monto –de $ 420.707–, alcanzaba para comprar 1.696 litros de nafta súper, la cantidad más alta desde enero de 2014, cuando se implementó el índice. Como referencia, a inicios de 2014 ese valor era de solo 985 litros, y el piso del RIPTE con respecto al combustible fue en enero de 2021, cuando solo se podían adquirir 946 litros de súper con la remuneración promedio calculada por el SIPA. El promedio histórico desde 2014 es de 1.175 litros, considerando hasta octubre de 2023 (último RIPTE publicado).
Todos estos datos nos dicen que era obvio que el precio del combustible antes de las elecciones de octubre estaba artificialmente bajo, incluso medido en dólares oficiales (casi un 35% por debajo del promedio 2013-2023). Pasa que, al igual que el dólar legal, el valor de la nafta había quedado “pisado” después de la devaluación de agosto, realizada tras las elecciones primarias.
¿Y qué pasó en los últimos meses, luego de la primera vuelta eleccionaria en octubre y especialmente luego del balotaje? Bueno, las cosas se desmadraron. En principio, la nafta fue recuperando valor con respecto al dólar oficial durante noviembre, hasta ubicarse en los 87 centavos, no lejos del promedio de todo el gobierno de Alberto Fernández. Pero en dólares blue, llegó a costar apenas U$S 0,26, durante los días de la breve corrida que llevó el paralelo a casi $1.200 (luego se estabilizó en U$S 0,36).
Todo cambió el 12 de diciembre, cuando el dólar oficial aumentó un 118%, en la mayor devaluación de la moneda oficial que se recuerde desde la crisis de 2002. Esta megadevaluación había sido anticipada por las petroleras justo unos días antes, con un aumento en las naftas del 30% el 8 de diciembre. Inmediatamente después de la devaluación, el 13 diciembre, hubo otro aumento del 37% para llevar el litro de súper a $587. Aun así, ese valor de referencia quedó en los 75 centavos de dólar oficial luego de la devaluación, un valor similar al de julio de 2023. Ahora bien, medido en dólares billete, la nafta pasó durante diciembre de U$S 0,44 a US$ 0,61, un incremento de casi el 50%.
Este nuevo aumento de ayer vuelve a reacomodar las cosas: hoy estamos en valores de prácticamente 1 dólar oficial por litro y 0,76 a valor blue. Esto la ubica en un margen de +/- 8% con respectos a los valores promedio de la última década, en ambos casos. Desde este punto de vista, podríamos decir que la nafta –uno de los famosos “precios relativos” que se había retrasado en los últimos meses–, se terminó acomodando a sus valores históricos en Argentina. Pero claro, la historia no termina acá.
Aumento brutal con respecto al salario
El “pequeño problema” de todo el asunto es que otro de los más importantes precios relativos de la economía –el salario– no sigue ni de cerca el aumento de la nafta (ni de la mayoría del resto de los productos de consumo, para ser más extensivos). Siguiendo con el RIPTE, una proyección optimista podría ubicarlo en unos $520.000 para enero. Si así fuese, solo se podrían adquirir menos de 700 litros de nafta por ese monto, casi un 60% menos que en octubre, y un 40% menos que el promedio histórico en los últimos 10 años. La sensación de que la nafta pasó a estar prohibitiva no es solo porque antes estaba muy “barata”: es algo bien real.
Está claro que esto tiene su correlato con unos salarios promedio en Argentina que están siendo los más bajos en las últimas dos décadas. Y que esto no es una consecuencia “involuntaria”: es una parte clave del plan del gobierno para contener los aumentos de precios, ya que la pérdida de poder adquisitivo de la mayoría de la población –con su consecuente efecto en la caída de la demanda–, es el única “ancla” antiinflacionaria que eligió implementar (otra podría ser la licuación de ahorros mediante tasas negativas en los plazos fijos).
De todas maneras, la caída en las ventas no será un freno para los aumentos de precio de los combustibles: liberadas de todas las regulaciones y restricciones comerciales, las petroleras simplemente irán acomodando a los precios a los valores internacionales. Se dará la cruel paradoja de la “nafta a precios de europeos con salarios a valores subsaharianos”; al menos hasta que la economía se estabilice y esta relación se empiece a invertir, si en el mejor de los casos se cumple lo que promete el Presidente, en unos 10 a 24 meses.
Riesgos a futuro
El enorme riesgo del actual ¿plan? económico, es que apuesta todo a que la inflación no se “coma” muy rápido la devaluación de diciembre y que el dólar blue se mantenga estable. Si se cumple lo prometido por el Ministro de Economía Caputo, y la tasa de devaluación en los próximos meses avanza a solo un 2% mensual, no hay dudas de que vamos a tener estos próximos meses una significativa inflación en dólares oficiales y también en paralelos. En ese escenario, es probable que las naftas mantengan más o menos estable su precio en pesos, habiendo alcanzado el valor histórico de 1 dólar por litro de súper. Pero es indudable que el aumento de hoy va a acelerar el resto de los precios, sencillamente por el efecto cascada que generan los mayores costos del transporte. Si el gobierno se ve obligado a devaluar nuevamente en marzo o abril ya comprobamos que, sin regulaciones, uno de los primeros valores que se reacomodará rápidamente al alza son las naftas, realimentando un proceso inflacionario, solo que esta vez desde un piso más alto.
Ya no se trata solo de que cuesta cada vez más caro ir desde un punto a otro en cualquier vehículo, sino del poder de las naftas para ser el combustible perfecto para un proceso hiperinflacionario.
RT