El percusionista ghanés-estadounidense Weedie Braimah llega a Buenos Aires para presentarse en el Bebop Club, un escenario emblemático del jazz porteño. En diálogo con DiarioAr, Braimah, referente de la música africana contemporánea, explora la profundidad de su conexión con el djembe, su visión de la música como puente entre culturas y su expectativa ante el público argentino.
—Tu relación con el djembe es ancestral. ¿Qué representa este instrumento en tu vida, tanto a nivel espiritual como cultural?
—El djembe es mucho más que un instrumento, es mi vida, mi visión, mi latido. No concibo la existencia sin él. Si bien he estudiado con grandes maestros, la verdadera esencia me la transmitieron mis padres, ambos músicos. Su filosofía de vida, más que la técnica, me convirtió en el djembefola que soy.
—Creciste en East St. Louis, una ciudad con una rica historia musical, pero tus raíces están en Ghana y Nueva Orleans. ¿Cómo confluyen estas influencias en tu sonido?
—Nacer en Ghana, crecer en East St. Louis y tener raíces en Nueva Orleans me convierte en un verdadero hijo de la diáspora. Cada lugar aportó lo suyo. Si bien vengo de una familia de percusionistas por ambas ramas, fue en East St. Louis donde descubrí el djembe. Antes de eso, solo conocía las tradiciones de percusión ghanesas, no las mandingas. East St. Louis me permitió conectar esos mundos y fusionar las tradiciones que me definen.
—Con “Weedie Braimah & The Hands of Time” propones una visión donde la percusión ocupa un lugar central. ¿Cómo surgió esta idea?
—Esta banda es un sueño de la infancia. Siempre creí que era posible llevar la percusión africana al frente, dándole el protagonismo que merece. Es una mezcla de tradición, folclore, fusión y creatividad. El djembe finalmente está ganando el reconocimiento que merece en una industria que a menudo lo relegaba a un segundo plano, como una curiosidad o un elemento folclórico. Liderar como djembefola es una bendición.
—Has colaborado con artistas de la talla de Christian Scott, Baaba Maal y Trombone Shorty. ¿Qué aprendizajes te han dejado estas experiencias?
—Trabajar con Chief Adjuah (Christian Scott) y Trombone Shorty en mi álbum fue un hito. Juntos, creo que hemos creado una nueva realidad en la música. También, recientemente tuve la oportunidad de coproducir una canción para el próximo álbum de Youssou N'Dour, “Éclairer le Monde” (Iluminar el Mundo), junto a Michael League, de Snarky Puppy. Esto significa mucho para mí como djembefola.
—Tu música fusiona folklore de África Occidental, jazz, funk y hip hop. ¿Cómo esperás que esta propuesta resuene en una ciudad con una tradición jazzística tan arraigada como Buenos Aires?
—Buenos Aires tiene un alma musical profunda, y el jazz es una parte importante de ella. Pero el jazz, en sí mismo, nace de las mismas raíces que mi música: ritmos, narración y experiencia vivida. Cuando llevamos esta fusión de folklore de África Occidental, jazz, funk y hip hop a una ciudad como Buenos Aires, espero que se sienta a la vez fresco y familiar. Esta música se trata de conexión. Al igual que el tango, al igual que las tradiciones afroargentinas que moldearon la cultura aquí, lleva el peso de la historia mientras avanza. Espero que el público sienta esa energía, que escuche la conversación entre pasado y futuro, entre continentes, entre tradición y evolución. Por encima de todo, quiero que la gente lo sienta, que se mueva con él y que se vea reflejada en él.
—¿Qué esperás del público argentino?
—¡Una fiesta y una experiencia de aprendizaje mutuo! El público argentino es conocido por su pasión, y esa energía alimenta nuestra música y la lleva a otro nivel. Espero que sientan la conexión entre las raíces africanas y su propia rica tradición musical. Me encantaría que los percusionistas folclóricos locales y la comunidad de djembe de Buenos Aires se unieran a nosotros en el escenario. Estoy seguro de que volveré.