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Georgieva hace campaña, sus técnicos se preocupan por el dólar y el empresariado ve el vaso medio lleno

Luis Caputo y la titular del FMI, Kristalina Georgieva, se reunieron este miércoles 23 de abril en Washington. Los acompañaron Santiago Bausili (Banco Central), Pablo Quirno (Finanzas), José Luis Daza (Política Económica) y Vladimir Werning (BCRA).
25 de abril de 2025 06:57 h

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Primero intentaron conducir un programa de streaming del Ministerio de Economía y duraron tres ediciones, una por mes, de agosto a octubre pasados. Ahora, Federico Furiase, director del Banco Central, Martín Vauthier y Felipe Núñez, directores del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), volverán a probar suerte pero en el canal youtubero facho Carajo, propiedad del médico santiagueño Daniel Parisini, alias Gordo Dan (30%), el multifacético Cale Group, de Augusto Marini, (55%) y la consultora MediaHub, de Patricio Lessa, Sebastián Tabakman y Sebastián Fernández Spedale (15%). Son casi los mismos accionistas del canal progre Blender: 70% de Cale, 25% de MediaHub y 5% de Iván Liska, director creativo del streaming. Pero más allá de las experiencias audiovisuales de los tres asesores del ministro de Economía, Luis Caputo, los tres viajarán este viernes acompañados por el jefe de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), Juan Pazo, para un acto simbólico en la Bolsa de Comercio de Rosario, el remate del primer lote de soja de la cosecha, pero tratarán con los principales ejecutivos de las cerealeras una cuestión que les interesa sobremanera: el bajo ritmo de liquidación de exportaciones.

Javier Milei y Caputo necesitan de esos dólares del campo para seguir domando el tipo de cambio semilibre —el cepo se levantó para personas, no para empresas— y, por ende, la inflación. Antes de que la semana pasada se eliminara parcialmente el control cambiario, los exportadores recibían un dólar blend, de $1.128 en su última cotización. Ahora cobran al mayorista, de $1.174, más cerca de la franja inferior de la nueva banda cambiaria que de los $1.400 del tope. Esta semana llegó a descender a $1.060, con celebración incluida de parte del ministro, pero en ese momento se tiraron de cabeza a comprar dólares los importadores y lo hicieron rebotar, sin volver tampoco a los $1.200 de los dos días posteriores a la apertura del cepo. Se puso de moda sobrestockearse de productos importados por las dudas de qué sucederá tras las elecciones legislativas de octubre. Por ejemplo, una autopartista ya adquirió todo lo que necesitará hasta los comicios.

Se puso de moda sobrestockearse de productos importados por las dudas de qué sucederá tras las elecciones legislativas de octubre. Por ejemplo, una autopartista ya adquirió todo lo que necesitará hasta los comicios

Si bien la liquidación de marzo último fue 20% mayor que en el mismo mes de 2024 por la baja temporaria de retenciones, es 58% menor al de 2022 y 47% inferior al de 2021. No tomemos en cuenta marzo de 2023 por la sequía histórica. Así como el tipo de cambio atrae a los importadores, espanta a los exportadores. Así como desalienta la inflación y apunta a bajar del 3,7% del mes pasado al 1% mensual para las elecciones nacionales, también destruye el empleo de quienes producen bienes o servicios que compiten con el exterior porque los precios de sus productos aumentan en pesos pero aún más en dólares.

En la actualidad, los exportadores de granos tienen 90 días de plazo para ingresar las divisas. El Gobierno quiere que lo hagan en 15 para adelantar la entrada y seguir en su rol de domador. Las cerealeras retienen cereales en sus silos de metal como refugio de valor, como así también los agricultores en sus silobolsas, aunque los más pequeños no tienen espaldas y deben vender rápido lo que cosechan para pagar insumos (fertilizantes, semillas y agroquímicos, que aumentaron 5% tras la salida parcial del cepo) y alquileres —el 75% de la soja se cultiva en campos arrendados—.

Tres cerealeras concentran casi el 40% de las ventas externas de cereales, oleaginosas y sus subproductos, harinas y aceites: la neerlandesa Viterra, la estadounidense Cargill y la china Cofco. Detrás aparecen la norteamericana Bunge, Aceitera General de Deheza (AGD, de los Urquía), la neerlandesa Louis Dreyfus Company (LDC), la estadounidense ADM, Asociación Cooperativa Argentina (ACA) y Molinos Agro (de los Perez Companc).

Ya no aparece la concursada Vicentin, de la familia homónima, los Buyatti, los Padoán, los Nardelli y los Boschi, cuyo directorio fue intervenido y su acuerdo con los acreedores fue rechazado esta semana por la Justicia. Sus 1.500 empleados esperan cobrar sus sueldos. Dos de sus exdirectivos están presos desde hace un mes, Daniel Buyatti y Roberto Gazze, mientras otro está prófugo, Omar Scarel. En cambio, no avanzó la causa contra el expresidente del Banco Nación Javier González Fraga y de su exvice Lucas Llach por el crédito que la entidad estatal le dio a Vicentin en 2019, pocos meses antes de presentarse en convocatoria de acreedores en 2020.

Las exportadoras son también aceiteras y están también en conflicto con el Gobierno por la remarcación del aceite en el mercado interno tras el levantamiento parcial del control cambiario. Sólo Molinos dio marcha atrás con la suba.

En cuanto a los productores agropecuarios, que estaban muy entusiasmados con el discurso libertario de Milei en la campaña electoral de 2023, ahora cobijan una mezcla de sensaciones, según uno de los principales dirigentes de la Mesa de Enlace.

Por un lado, apoyo a la motosierra fiscal, el combate a la inflación, la liberalización de mercados, la quita de aranceles y burocracia, la unificación cambiaria y el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Por otro, mantienen esperanzas de rebaja definitiva de retenciones, como deja entrever el pacto con el FMI, pero no antes de los comicios. Pero también sienten desazón porque esta no se concreta y encima el presidente les advirtió que volverá a subirlas en julio, como modo de apurarlos a liquidar ahora. Los sojeros sostienen que ya no pueden bajar más sus costos, que algunos ganaron pocos y otros perderán, depende de la región del país y del tamaño de su campo.

Que Milei y Caputo levanten la bandera del dólar bajo para castigar a los que especulaban con devaluaciones, que el Banco Central compre dólares a $1.000, se abaraten importaciones y se controle la inflación preocupa a los técnicos del FMI que negociaron con ellos el reciente acuerdo.

Ellos están inquietos por que se incumplan las normas de intervención cambiaria del Banco Central que se pactaron hace apenas semanas. “El BCRA garantizará el cumplimiento de la banda mediante la compra de divisas ofrecidas en su mínimo y la venta de divisas en su máximo. Dentro de la banda, el BCRA comprará divisas a su discreción, incluso ante grandes liquidaciones de divisas, y de acuerdo con los objetivos del programa, incluyendo las metas de acumulación de reservas. No se prevén ventas de divisas dentro de la banda”, reza el convenio.

Más turbados estarían los técnicos del Fondo si escucharan lo que algunos funcionarios de Economía comentan con inversionistas: que ahora que recibieron todo lo que pretendían, unos US$12.000 millones del primer desembolso del nuevo endeudamiento, harán lo que se les cantan. Saben que para cumplir la meta de acumulación de reservas al 30 de junio deben juntar US$4.500 millones, pero 3.000 millones serán aportados por los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo (BID). Por tanto, sólo tienen que comprar 1.500 millones en el mercado.

Algunos funcionarios de Economía comentan con inversionistas que ahora que los funcionarios del gobierno del tándime Javier Milei-Luis Caputo recibieron todo lo que pretendían, unos US$12.000 millones del primer desembolso del nuevo endeudamiento con el FMI, harán lo que se les cantan

La directora gerenta del FMI, Kristalina Georgieva, no se inmuta como sus funcionarios. Ella es economista, pero también política y así como antes coqueteaba con Joe Biden y el papa Francisco, ahora lo hace con Donald Trump y su baja de línea política en el organismo donde Estados Unidos más pesa. Por algo, en plena reunión semestral del Fondo y tras verse con Caputo, Georgieva se metió en política interna de la Argentina: “El país va a elecciones en octubre. Es muy importante que la voluntad de cambio no se descarrile. Hasta ahora, no vemos que ese riesgo se materialice. Pero yo le pediría a la Argentina que mantenga el rumbo”. Sus palabras coinciden con un momento en que Trump amenaza con salirse del FMI y del Banco Mundial, como se fue hace poco de la Organización Mundial de la Salud o el Acuerdo de París contra el cambio climático. En este caso, con el argumento de que no le sirven a Estados Unidos y financian políticas de género y contra el negado calentamiento global.

Ahora es el tiempo de la cosecha de soja y maíz y es posible que logren el objetivo, por más que el tipo de cambio sea bajo para los exportadores, el menos atractivo desde el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Pero en tiempos de banda cambiaria, cuando pase la recolección de granos, habrá que ver cómo hace el Gobierno para domar el dólar antes de las elecciones de octubre. Siempre hay volatilidad preelectoral. Sobre todo, si el 18 de mayo en los comicios locales de la ciudad de Buenos Aires vence Leandro Santoro y el PRO relega a La Libertad Avanza (LLA) al tercer puesto. Ya los libertarios se comieron un tercer lugar en la constituyente de Santa Fe.

Siempre hay volatilidad preelectoral. Sobre todo, si el 18 de mayo en los comicios locales de la ciudad de Buenos Aires vence Leandro Santoro y el PRO relega a La Libertad Avanza (LLA) al tercer puesto

Uno de los dueños de las mayores fortunas de la Argentina está disgustado con las formas de Milei y su silenciamiento de toda crítica empresaria bajo apercibimiento de escrache en las redes sociales, pero espera que LLA logre una elección “digna” para emprender en 2026 las tres reformas comprometidas con el FMI: rebaja tributaria, retraso de la edad jubilatoria de los 65 a los 70 años y reforma laboral para disminuir las contribuciones patronales. “El empresario apoya las ideas de la libertad, que te saquen la pata del Estado de encima. [Milei] logró un superávit fiscal que nadie había logrado; eso es condición necesaria, pero no suficiente. Está buenísimo el acuerdo con el Fondo, que hayan sacado el cepo, pero todos esperaban el dólar a $1.300, no a 1.000, que te deja un problema de competitividad tremendo. Punta del Este estaba más barato este verano que Buenos Aires, y eso que Uruguay es un país caro. Ahora fuerzan a bajar los precios, ponen techo a las paritarias, pero en julio, cuando termine la cosecha, ¿saltará el dólar?”, se pregunta el empresario en modo de advertencia.

“Hoy se sienten fuertes, con la inflación volteada para llegar a las elecciones, aunque la economía no va a volar, pero las tasas de interés que van a empezar a bajar en 60 días. El problema es si esto no resulta bien”, continúa el magnate. “Se vendría un quilombo fenomenal. Es el abismo”, alerta. ¿Por qué puede salir mal? “El Gobierno está jugado al superávit fiscal, pero esa es la base para sostener otras reformas el año próximo. Tenés que bajar costo argentino. Porque si no, podés bajar la inflación, pero, como en el final del gobierno de [Carlos] Menem y en el de [Fernando] de la Rúa vas a tener un cementerio. Necesitás seguir ajustando el Estado para bajar impuestos: por ejemplo, las legislaturas provinciales están llenas de ñoquis. Los que tenemos empleados en blanco aportamos mucho porque otros muchos no aportan. Y así no es posible bancar las jubilaciones ni el sistema de salud. Pese a las reformas, siguen los juicios laborales y de accidentes de trabajo.

Podés bajar la inflación, pero, como en el final del gobierno de [Carlos] Menem y en el de [Fernando] de la Rúa vas a tener un cementerio

Un importante empresario consultado por elDiarioAR

Otros millonarios de la Argentina no opinan muy distinto, pero cada uno atiende su juego. Paolo Rocca, dueño del grupo Techint, sigue dominando la Unión Industrial Argentina (UIA) y promovió que el próximo martes asuma como presidente un industrial con fábricas propias, Martín Rappallini, que sabe lo que es la competencia china, pero no atendió los reclamos de jóvenes ni de mujeres por más espacios en el comité ejecutivo.

Menos diplomático que el jefe saliente de la UIA, el abogado laboralista Daniel Funes de Rioja, Rappallini es igualmente un componedor, pero que ante el actual retroceso industrial buscará imponer la agenda de reformas tributaria y laboral, entre otras. No es sólo el representante de Techint sino de muchos sectores y regiones. De los que andan bien como los proveedores de Vaca Muerta o el campo, que igual también temen por la habilitación de importaciones de maquinaria usada, y también de los muchos que andan mal y están despidiendo personal a cuentagotas para evitar polémicas sindicales. De todos modos, también hay jóvenes operarios a los que echan y que ni reclaman al gremio sino que se van ilusionados de que con la indemnización podrán armar su emprendimiento propio... ilusiones de la era libertaria... ya ocurrió con Menem en los 90, fueron remiseros y terminaron piqueteros.

En los supermercados, mientras tanto, cunde la desesperación por la caída de ventas. Milei dice que es porque los argentinos ahora compran más por Mercado Libre, pero ahí no hay comida fresca, ni leche, ni carne, ni verduras, ni frutas, sino marcas, mayoristas y revendedores que venden cada vez más, es cierto, artículos de limpieza, higiene y productos del hogar, bebidas y alimentos secos. Pero mientras Marcos Galperin se relame, Francisco de Narváez, dueño de Changomás, le robó toda la plana gerencial a Alfredo Coto a ver si así levanta la facturación y la ganancia.

En el sector energético, en cambio, están de parabienes. Por ejemplo, Jaime Barba, de Camuzzi, acaba de ser reelecto presidente de la Asociación de Distribuidoras de Gas (Adigas) en las vísperas de una revisión quinquenal de tarifas que fijaría ingresos y obligaciones de inversión para los próximos cinco años. “Sería la normalización total del sector después de décadas”, festejan en el rubro.

Quien, en cambio, no está para celebrar es Eduardo Eurnekian, pese a que le va bien con Aeropuertos Argentina 2000 y la petrolera CGC. Es que era uno de los empresarios más cercanos al papa Francisco. Lo veía cuatro o cinco veces por año, cada vez que viajaba Italia a ver sus aeropuertos de allá. No voló esta vez para el funeral. Queda vigente su mensaje a los empresarios: “Cuando pienso en los líderes empresariales, la primera palabra que me viene a la mente es el bien común. Pero los empresarios son actores clave del desarrollo y el bienestar. Son un motor esencial de riqueza, prosperidad y felicidad pública. Cada nuevo puesto de trabajo creado es riqueza compartida, que no acaba en los bancos para generar intereses financieros, sino que se invierte para que nuevas personas puedan trabajar y hacer su vida más digna”.

AR/JJD

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