Más de 1.000 chicos viven en pensiones de clubes de fútbol argentino dispuestos a recorrer un camino largo, espinoso y desconocido para llegar a Primera. En marzo de 2018, la denuncia por abuso sexual a juveniles que vivían en la pensión de Independiente puso en agenda uno de los temas menos abordados del deporte.
La Superliga, que en ese entonces era el organismo a cargo, tomó una medida tan simple como inédita en la historia del fútbol juvenil: un relevamiento de las 24 pensiones. El trabajo de campo se llevó a cabo entre marzo y septiembre de 2019 por tres especialistas ad honorem, se presentó internamente en abril de 2020 y, pese a los alarmantes datos recabados, hasta el momento no se avanzó en regulaciones, controles ni sanciones. Tampoco se conocen los resultados del “protocolo del procedimiento” en caso de abuso ni se conformó la secretaría que Claudio Tapia, presidente de AFA, anunció en aquel entonces. ElDiarioAR tuvo acceso exclusivo al documento que la AFA, actual organismo competente, tiene en sus manos. Dante Majori, quien preside la Comisión de Fútbol Juvenil, no respondió ante la consulta para esta nota.
Datos escalofriantes
De las 24 pensiones recorridas, hay cuatro donde los juveniles a la noche se quedan sin un responsable adulto a cargo y solo con la vigilancia del predio. En dos pensiones no están necesariamente escolarizados y en una la explicación que dieron fue que “como algunos son mayores, no se los puede obligar”. También hay cinco donde no se realiza un seguimiento de los estudios.
En materia de infraestructura, el informe, que no individualiza a los clubes, consigna algunos de los datos más alarmantes: por ejemplo, una pensión tiene dos baños, dos inodoros y una ducha para 22 jóvenes. En otra, hay habitaciones con calefactores y estufas eléctricas junto a tenders repletos de ropa. Un club reúne a 16 chicos de entre 12 y 18 años en una misma habitación. Algunos jóvenes, a la hora de comer, tienen que atravesar tribunas, canchas de otros deportes o largos tramos a la intemperie. Los jugadores lesionados, también se trasladan de esta manera, muchas veces con muletas o botas walker.
Juan Brasesco, titular de la Comisión para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil de la Provincia de Buenos Aires (COPRETI) y quien desde hace un tiempo sigue de cerca el tema, afirma: “Hay grises en los criterios para determinar el trabajo deportivo adolescente, no obstante, en la Argentina quedan plausibles de infracción a las leyes laborales todas las actividades donde las condiciones de trabajo sean insalubres”.
También cita la recomendación del Consejo del Mercosur donde se establece que “los adolescentes podrán ser alojados en pensiones deportivas que tengan una infraestructura adecuada y donde esté garantizado el contacto permanente con las familias”.
Respecto a la salud, hay cinco pensiones que no cuentan con ningún tipo de plan. También hay nueve que se desentienden de la organización de espacios recreativos, como talleres, eventos o cumpleaños. En algunas los juveniles abonan su traslado a los entrenamientos.
Irregularidades
La falta de registros del fútbol argentino no es solo de la AFA, sino de los propios clubes: hay 8 que no tienen la firma de los padres para autorizar la estadía y en otros no se controlan las entradas y salidas de la pensión de los chicos. Durante el relevamiento se identificó que algunos encargados no cuentan con datos relevantes ni contacto con los padres de los menores de edad que tienen a cargo. En un caso, el responsable de la pensión no supo responder cuántos jóvenes vivían. En contraposición, una de las personas responsables de la pensión de un club grande que prefiere no ser identificada, cuenta: “El control es fundamental. Yo a los padres les hago firmar cinco documentos a principio de año. Durante los fines de semana sólo se pueden ir acompañados de un mayor autorizado y para cruzar al supermercado les tienen que avisar al conserje”.
Estuvieron a cargo del informe Cecilia Contarino, psicóloga de Racing, María José Suárez, psicóloga de Huracán, y Carolina Ramenzoni, de la Fundación El Futbolista de Futbolistas Agremiados. Durante 8 meses se reunieron con coordinadores de pensión, coordinadores de las inferiores, dirigentes, directores deportivos, psicólogos, trabajadores sociales, tutores académicos, conserjes, encargados de predios, administrativos, cocineros y responsables del Departamento de Cultura de los 24 clubes de Primera (Platense y Central Córdoba todavía no habían ascendido).
El objetivo del informe fue hacer un diagnóstico para luego crear un reglamento. Un año después, el proyecto quedó estancado, aunque con menos juveniles en las pensiones por la pandemia. “Es preocupante la poca bola que le da la dirigencia del fútbol a este tipo de temas. Vos podés hacer regulaciones de pensiones, pero si no hay un control, un régimen con gente que vaya, evalúe y que pueda hacer una evaluación de desempeño no sirve de mucho”, explica una persona que trabajó en el Fútbol Juvenil durante más de 5 años.
Durante este tiempo, los clubes empezaron a trabajar en los protocolos y los cuidados para combatir el Coronavirus y el mencionado reglamento de pensiones quedó en el olvido. “Creo que fue una respuesta que trató de dar la AFA como un manotazo de ahogado”, agrega el mismo protagonista cuando se le consulta por aquel anuncio. Sin una regulación, las condiciones de vida de los juveniles están supeditadas a la voluntad de los clubes. La diferencia es que luego del informe ya nadie puede decir que no sabía lo que pasaba.
El informe completo
* Pedro Molina y Panqui Molina son periodistas y hermanos. En 2018 publicaron “Alerta Rojo ¿A quién le importan las Inferiores?”, un libro de investigación con el caso Independiente como objeto de estudio. Para más información: www.libroalertarojo.com.ar
PM