El gobierno de Javier Milei se excusó durante 2024 en la prórroga presupuestaria para justificar algunos recortes, entre ellos el efectuado contra las universidades públicas. Sostenían que los recursos asignados a la educación superior debían discutirse en el marco del presupuesto 2025. Ese debate se está dando en estos días en la Cámara de Diputados. Varios funcionarios asistieron esta semana a defender lo indefendible: la consolidación del ajuste perpetrado este año en materia de educación. El jueves fue el turno del secretario del área, Carlos Torrendell, dependiente del Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, que asistió acompañado del Subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez.
¿Qué implica en materia educativa el presupuesto 2025? En primer lugar, consolida el desfinanciamiento producido en 2024, ya que prevé una inversión en educación 43,3% menor en términos reales que en 2023. Asimismo, como muchas de las partidas, las educativas quedarán a discreción del Ejecutivo: la regla fiscal implica que si las previsiones presupuestarias fallan, o se recauda menos de lo estimado, o si los compromisos de deuda se incrementan, el presupuesto de educación quedará sujeto a un recorte mayor.
Además, se suspende la obligación del Estado consagrada en la Ley 26.206 de invertir el 6% del PBI en educación entre Nación y Provincias, así como la obligación estipulada por la Ley 26.058 de invertir el 0,2% de los ingresos del Sector Público Nacional en educación técnica. En este área, al ajuste previsto en 2024 (59%) lo profundizan (-68,4%) respecto a 2023.
En partidas específicas, el ajuste se repite. Los programas Conectar Igualdad, Fonid (Fondo Nacional de Incentivo Docente) desaparecen (-100%) así como la actividad “Fortalecimiento de la Educación Sexual Integral”. En el caso de la ESI, implica una violación de la Ley 26.150, que desde 2006 consagró la educación sexual integral como un derecho de pibes y pibas que ha demostrado ser fundamental para prevenir y detectar abusos en la infancia por ejemplo. Pero no es de extrañar en el contexto actual: en 2024 su ejecución es de solamente 2% y se convocó a organizaciones ultracatólicas para su promoción.
En lo que respecta al Fonid, tampoco es de extrañar su eliminación ya que desde principios de año que el Gobierno decidió interrumpirlo, reduciendo nominalmente el salario de todos los docentes del país. En el caso del Conectar Igualdad, Torrendell sostuvo que se mantiene, pero se reduce más de 40% la cantidad de computadoras que estiman entregar. También señaló que ya no va a ser ARSAT el proveedor de las escuelas, sino que abrió la posibilidad a que se tercerice y mencionó explícitamente a Starlink, la empresa de Elon Musk, al igual que había hecho Milei en su discurso de presentación del DNU 70/2023 que continúa vigente.
La situación no es mejor para quienes cobran la beca Progresar, destinada a los pibes y pibas que quieran terminar la secundaria, o la universidad, o formarse para un oficio. En el presupuesto 2025 no se plasma un recorte en cantidades de becas pero en monto se estima un desplome adicional de 21% vs 2024, consolidando un derrumbe de 66% respecto a 2023. Además, si dividimos el monto de 2025 ($431.154 millones) en 1,52 millones de becarios que estiman alcanzar, el monto por mes ($23.638) es muy inferior al monto actual de la beca ($35.000). Algo no cierra.
Sobre el principal programa de la Secretaría, vinculado al financiamiento a las Universidades Nacionales (66,6% del total del presupuesto), se prevé en 2025 mantener el nivel de desfinanciamiento actual: -33,8% respecto a 2023 en términos reales.
El subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, intentó ocultar lo evidente: sostuvo que “no hubo recorte de salarios, lo que hubo es una actualización salarial que no siguió la pauta inflacionaria”. Terminó confirmando lo que venimos sosteniendo: el ajuste recae sobre los salarios docentes, y en 2025 no mejorará, ya que la partida destinada específicamente para ese fin caerá 38,8%. Continuará así con la situación de 2024: mientras que los salarios crecieron 102% desde noviembre, la inflación fue de 161% -estimando en octubre 3,3% del REM-BCRA-, consolidando una pérdida enorme del poder adquisitivo de 22,6%.
CB/JJD