La Argentina llega a las urnas con las peores condiciones económicas de las últimas seis elecciones, si se toman en cuenta algunas de las variables que más inciden en el humor social como el empleo y los salarios reales. Sobre este escenario, ya de por sí endeble, las PASO sumarán ruido y sus resultados impulsarán reajustes en las estrategias tanto del Gobierno como de los mercados. De la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) al precio del dólar y la magnitud del déficit fiscal, todo podría sufrir cambios post domingo electoral, aunque las grandes definiciones quedarán para noviembre.
Para Francisco Mattig, analista de Consultatio, es evidente que el mercado de acciones y bonos seguro le prestará mucha atención al resultado del domingo porque, de hecho, ya ha estado reaccionando a la dinámica que mostraron las encuestas en los últimos días, incluso a pesar del gran fallido de los pronósticos en 2019. “Si entendemos las PASO como una gran encuesta, es lógico que acciones, riesgo país y tipo de cambio implícito se muevan dependiendo de los resultados. Dicho esto, desde un punto de vista más de mediano plazo y fundamental, no veo que estas elecciones sean muy gravitantes”, matizó.
Según su perspectiva, la composición del Congreso difícilmente cambie demasiado y, por otro, las elecciones de medio término no suelen ser buenas predictoras de la presidencial siguiente, que sí será clave. “Hay un evento mucho más importante para el destino económico del país que es el acuerdo con el Fondo que, por una ley sancionada por el propio Gobierno, debe ser aprobada por el Congreso y, por ende, será negociada con todo el espectro político. Justamente por eso, y por las características del acuerdo, creo que es bastante independiente de la elección y será lo que moldee la macroeconomía de 2022 en adelante”, apuntó.
Efectivamente, uno de los temas centrales a resolver es la negociación con el FMI, que se espera que tome forma luego de las elecciones generales de noviembre, sobre todo de cara a la alta carga de vencimientos previstos para 2022. Adrián Yarde Buller, economista jefe de Facimex Valores, consideró que el grado de apoyo que reciba el Gobierno en las urnas va a determinar el margen de maniobra para introducir, dentro de esta discusión, reformas con alto costo político. “Bajos niveles de apoyo podrían llevar a que el acuerdo con el FMI se enfoque en reformas de ‘baja calidad’, especialmente si el oficialismo no encuentra mecanismos para compartir el costo político con la oposición”, dijo.
Respecto de los movimientos del dólar, María Castiglioni anticipó que “el Gobierno no dejará que el tipo de cambio se dispare”. Según explicó, en los últimos días ya se vio al Banco Central vender reservas para controlar el dólar y, si bien no considera que el organismo que conduce Miguel Pesce tenga “abundancia de divisas”, sí cree que cuenta con las reservas suficientes para sostener la estrategia hasta las elecciones. Algo que, prevé, hará “a toda costa” y a pesar de las tensiones que pueda desatar en el mercado.
Castiglioni consideró que si al Gobierno “le va bien” en las PASO interpretará eso como un respaldo a su rumbo económico, pero si “le va mal” probablemente busque revertir el resultado aplicando políticas expansivas para apuntalar el voto en las generales del 14 de noviembre, donde se define el nuevo reparto de las bancas. “Esto sin dudas va a implicar más presiones sobre las cuentas públicas y más estrés financiero”, señaló.
Yarde Buller coincide: si el oficialismo no obtiene los resultados que espera en las primarias, es probable que busque “profundizar los estímulos fiscales y sostener el ancla cambiaria” apostando por mejorar su desempeño. “Mucho puede cambiar entre septiembre y noviembre y, en este sentido, es clave recordar la experiencia de Juntos por el Cambio en 2019 cuando logró subir 8 puntos entre las primarias y las generales”.
Pero no todos los analistas lo ven de la misma manera. Guido Lorenzo, director de LCG, no considera una aceleración prominente del gasto como una alternativa plausible “dado que generaría más inestabilidad cambiaria que aumento de la actividad”. “Sería contraproducente”, anticipó.
Respecto del optimismo de los mercados, que se entusiasman con un escenario en que la oposición gana la provincia de Buenos Aires o pierde por menos de cinco puntos y ven ese resultado atado a una mejora en el precio de los activos, Lorenzo señala que no le parece “bien fundado”. “Las condiciones de fondo no cambian —señaló—. Argentina con este gobierno o con otro tiene problemas muy difíciles que afrontar. Nuestra economía está estancada hace 10 años, hay que bajar la inflación, hacer una convergencia fiscal y recuperar la confianza en la moneda doméstica”.
DT