Las críticas de Cristina Fernández de Kirchner y su gente contra Martín Guzmán no se detienen, pero el ministro de Economía tampoco frena su tour de las últimas semanas ante los principales empresarios para ratificar su camino intermedio entre el shock redistributivo que pretende la vicepresidenta y el fuerte ajuste que propone la oposición. Esta mañana el Guzmán Business Tour se detuvo en la cumbre anual de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos (Amcham, según sus siglas en inglés) en la Argentina, en el hotel Alvear, ante una mayoría de empresarios a favor de la receta opositora: “Para potenciar la recuperación y hacerla sostenible es necesario construir un sentido común en Argentina sobre qué cosas funcionan y qué cosas no funcionan. Cuando uno dice que va a resolver el problema fiscal de golpe y además bajar impuestos. ¿Es eso serio? ¿Puede la Argentina realmente ir por ahí? Por eso es tan importante construir estabilidad y que el debate público sea serio y constructivo. Hay cuestiones que está claro que no funcionaron ni de un lado ni del otro”. De un lado, la receta que ya aplicaron Carlos Menem, ahora idolatrado por Javier Milei, y Mauricio Macri. Del otro, “la inconsistencia macroeconómica” que ayer achacó al segundo gobierno de Cristina Kirchner, con Axel Kicillof como ministro de Economía.
Minutos antes, el embajador en Washington, Jorge Argüello, de visita en Buenos Aires, ofreció el discurso político de defensa de la administración de Alberto Fernández en el encuentro de la Amcham: “El Gobierno tiene el rumbo claro. Ese rumbo de políticas reales, no de políticas ilusorias. Por eso, soy optimista. Los debates internos que tenemos dentro de la alianza de gobierno, los debates con la oposición, pueden generar confusiones en propios y en extraños, pero no generan confusión en el Presidente, que fue elegido por el voto popular para tomar el timón en tiempos de tormenta y está llevando este barco a buen puerto”. Lo escuchaba un auditorio de una cámara que en los últimos tiempos ha adoptado posiciones públicas duras contra 'el Gobierno por su pelea con la Corte Suprema, contra los controles de precios o la ley de etiquetado frontal de los alimentos.
La mayoría de los empresarios persiste en la duda sobre el rumbo económico, por más que Guzmán y Fernández -que ayer destacó que nunca ocultó los datos de pobreza, en claro contraste con Cristina Kirchner- ahora se atrevan a responder las críticas K. Aún dudan de cuánto tiempo más el jefe de Estado resistirá los embates de la vicepresidenta sin ceder en la receta económica. Por eso, prevén que la inflación continúe alta, aunque sin hiperinflación, hasta las elecciones presidenciales de 2023. Son los que pronostican que el conflicto político y económico se sostendrá hasta el año próximo. A partir de ello, sólo planifican pensando en quién pueda acceder a la Casa Rosada dentro de un año y medio.
Pero una minoría de empresarios, sin ser albertista, celebra que “nació el albertismo” y el “cristinismo es cada vez más marginal” en las decisiones de gobierno. Son los que elucubran dos escenarios posibles: el primero se parece mucho al que imagina la mayoría, pero el segundo consiste en que la inflación baje del 6,7% en marzo al 5% en abril, al 4% en mayo y, después de un junio con aumento de tarifas de luz y gas, se encamine al 3% mensual en el segundo semestre. Claro que hasta bajar al 2% aún será un nivel alto. Sólo reduciendo el índice de precios al consumidor (IPC) Fernández podrá responder con fundamento a las críticas de la vice y de la oposición. “Lo que buscamos es ir construyendo las condiciones para que en la Argentina haya día a día, mes a mes, más certidumbre”, se esperanza Guzmán.
El vicepresidente de la Amcham, Facundo Gómez Minujin, moderó el panel del ministro y le preguntó cuál es la alternativa económica que plantea el otro sector del Frente de Todos -Guzmán expresó la suya, pero no le terminó contestando-, lo interrogó por la efectividad de los acuerdos de precios -el jefe del Palacio de Hacienda aclaró que funcionan si vienen a complementar una política macroeconómica- y por los aumentos salarios de hasta el 80% en algunos municipios del conurbano -el economista de la Universidad de Columbia reivindicó la recuperación del sueldo-. A propósito del “debate de ideas” que propone Cristina Kirchner, sin nombrarla, Guzmán dijo: “Los debates son muy importantes, pero hay ciertos espacios en donde el país necesita alcanzar consensos: la sostenibilidad de las deudas públicas externas es una condición necesaria para cualquier desarrollo económico y social, gobierne quien gobierne. Eso debe ser política de Estado. La sostenibilidad fiscal también es un activo para quien sea, creas cual creas que debe ser el rol del Estado, porque la estabilidad es un activo para el país. La ciencia, la tecnología, la educación, todo eso debe ser política de Estado”. Desestimó las propuestas opositoras de reducir de un día para el otro el déficit fiscal o la emisión monetaria, pero apuntó a ir podándolos en forma gradual.
AR