Contra las críticas internas que recibió a lo largo de su gestión en el Palacio de Hacienda, que recrudecieron luego de la derrota del Frente de Todos en las PASO directamente de la boca de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, el ministro Martín Guzmán reivindicó este martes el “camino de reducción del déficit”. “Es importante que vayan reduciéndose las presiones que la emisión impone sobre el tipo de cambio, sobre la demanda de divisas. Poder continuar con este sendero es importante para la buena salud de la economía”, insistió.
En la convención anual de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco), el ministro dijo que la política fiscal apunta a potenciar la recuperación económica con el Estado jugando un rol expansivo “dentro de las limitaciones de instrumentos que tiene”. En ese sentido, consideró que no solo es necesario invertir recursos con la mira en la recuperación de corto plazo, sino en un mediano plazo en que no se vuelva a “chocar” con los problemas de balanza de pago, de crisis cambiaria. “Que sea una economía que privilegia aquello que efectivamente va agregando valor y generando trabajo” sumó frente a un auditorio de empresarios y sindicalistas, en La Rural.
Guzmán habló inmediatamente después de su mentor, el premio Nobel Joseph Stiglitz, y aseguró que la Argentina vive una época “en la que sin el Estado no se puede, pero con el Estado solo no alcanza”, parafraseando la ya famosa frase del presidente Alberto Fernández sobre Cristina. “El Estado puede y tiene que jugar un rol que apuntale la recuperación económica, pero es fundamental que venga acompañado por los niveles de inversión privada. En un contexto en el que el Estado tiene fuerte limitaciones a la capacidad de financiamiento se hace aún más fundamental”, dijo. Esa idea apareció varias veces en su discurso: la de las “limitaciones” del Estado.
Por otra parte, el funcionario se refirió a la inflación y señaló que su reducción es “el objetivo más importante de la política económica”. Según su repaso, la cartera que conduce ya había anticipado que marzo de 2020 sería el mes con mayor tasa de inflación intermensual (algo que se concretó, con un pico de 4,8%), derivada de el impacto de la pandemia y la valorización de los commodities a nivel global, que impulsó el precio de los alimentos. “Dijimos que desde entonces habría una tendencia decreciente, con algún vaivén por cuestiones estacionales y actualización de precios regulados”, continuó.
Guzmán proyectó que a partir de octubre se verá “una reducción de la tasa de inflación interanual”, que en agosto de 2021 fue de 51,4% en comparación con agosto e 2020. Sin embargo, evitó lanzar certezas y ató su objetivo a la posibilidad de seguir “ordenando” la macroeconomía. “Esperamos que la Argentina siga un sendero de reducción de la tasa de inflación a la velocidad que se pueda en función de la velocidad a la que se vayan resolviendo los desequilibrios que importan a la determinación de los precios: escasez de divisas, situación del déficit público”, insistió.
Con el objetivo de bajar la inflación, dijo que también se trabaja en políticas que permitan reducir la inercia y “administrar el conflicto distributivo”. “El Gobierno nacional está haciendo y seguirá haciendo todo para que haya un crecimiento del salario real, que además continúe en los años por venir”, dijo. Guzmán consideró que es un objetivo “justo” —y aprovechó a recordar la caída de 20 puntos porcentuales que se registró entre 2015 y 2019—, además de “necesario” para la economía, por el impulso que otorga a la demanda agregada.
En su pasaje más optimista, el ministro aseguró que “la Argentina está viviendo un proceso de recuperación económica”, y que el desafío es que esa recuperación sea menos heterogénea que como fue hasta ahora. Señaló dos medidas que intentan orientarla en esa dirección. Por un lado, el “relajamiento” de las medidas sanitarias que se dispuso hace 11 días, que permite un mayor actividad en el sector servicios (crea empleo en los sectores menos entrenados y en el segmento no registrado). Por otro, el aumento del salario mínimo por encima del 50%, que “altera la estructura salarial general”.
DT