Fue el primer mensaje que el presidente Alberto Fernández dio al bajar del avión que lo trajo de su gira por Europa: “Vengo decidido a atacar la suba de precios”, dijo. Es que si bien lo que ocurra en las negociaciones con el FMI y el Club de París será determinante para la suerte del país, la preocupación principal de millones de familias argentinas hoy pasa por un desafío mucho más concreto: poner un plato de comida sobre la mesa.
La escalada de precios alarma no solo porque supera mes a mes los pronósticos más pesimistas, sino porque se ensaña especialmente con los alimentos, que en los que va de 2021 aumentaron 18,7%, más de un punto porcentual por encima de la inflación general.
Si bien el promedio arrojado por Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) puede dar una sensación de homogeneidad, la inflación no se reparte equitativamente en todas las regiones geográficas del país, donde las canasta de consumo tiene configuraciones propias y, por lo tanto, los aumentos impactan de manera diferente. Por ejemplo en el Noreste del país, donde se registra la mayor inflación interanual (52,3%, contra 43,2% en el Gran Buenos Aires) la carne representa el 12,5% de la canasta, mientras que en el Gran Buenos Aires ese porcentaje es del 7%.
La inflación no se reparte equitativamente tampoco en los distintos estratos sociales de una misma zona geográfica. Mientras que en los centros urbanos es posible encontrar productos a precios regulados en los grandes supermercados, es difícil que los programas oficiales como Precios Cuidados y Precios Máximos lleguen a los barrios periféricos y sus pequeños comercios. Algo que la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, buscará revertir con una nueva canasta a partir de junio.
Cuáles fueron los alimentos que más aumentaron
Si se mira solo la variación de abril respecto del mes anterior se advierte que el producto que más aumentó —según el Indec— fue el dulce de leche, que en su presentación de 400 gramos saltó 22,4% en el mes y pasó de $102 a $124. En segundo lugar se ubicó la manteca de 200 gramos, que aumentó 18,2% sólo en un mes, al pasar de $141 los 200 gramos a $167. Estos dos productos subieron en un solo mes por encima de la inflación general acumulada en lo que va de 2021, que fue 17,6%.
También registraron saltos pronunciados la lechuga (17,9%), la sal fina (16,3% en abril), el queso sardo (14,2%), el kilo de naranja (13,6%), el queso pategrás (12,6%) y la leche en sachet (9,8%).
En una mirada de más largo plazo, que abarque los últimos 12 meses, los alimentos que más elevaron su precio pueden agruparse en tres categorías: frutas y verduras, carne y algunos productos puntuales de almacén.
De acuerdo con el Indec, las frutas aumentaron 69,3% interanual en el Gran Buenos Aires y llegaron al 84,7% en el Noreste. El mercado de las frutas y verduras tiene la característica de estar muy atomizado, lo que complejiza el control y limita las posibilidades de generar a un acuerdo de precios con los productores, donde no hay interlocutores claros. Además, se suma el factor de la estacionalidad, que genera una gran volatilidad en los precios.
De acuerdo con un monitoreo del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), que toma los precios mayoristas de los principales productos del Mercado Central de Buenos Aires en abril y los compara con el mismo mes de 2020, el promedio de variaciones interanuales de frutas y verduras se ubicó en 51% (para el Indec, la inflación acumulada de ese período es de 46,3%). Los principales incrementos se dieron en la manzana (107%), la cebolla (106%) la lechuga (103%), la naranja (85%), el zapallo (71%) y la papa (68%).
Según un relevamiento de comercios barriales hecho por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política (Isepci) en lo que va del año el rubro de las carnes continúa liderando los incrementos de precios. Desde diciembre pasado los productos de verdulería aumentaron 8,20%, los de almacén 14,88% y las carnes 25,72%. “Aún cuando hace pocos días la Secretaría de Comercio prorrogó los precios máximos para los cortes populares establecidos desde enero, estos siguen ausentes en los negocios de cercanía de los barrios populares”, señala Isaac Rudnik, titular de ese centro de estudios.
De acuerdo con el relevamiento de CEPA, basado en datos de la Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), la variación de los precios nominales de la carne entre abril de 2021 y abril de 2020 fue 66,1%, lo que indica que se movió muy por encima de la variación de precios del período. A la cabeza de los aumentos sobresalen cortes de alto consumo popular como el asado (81,5%), matambre (76,6%) y vacío (74,9%).
Por otro lado, y según datos del Indec, en el último año se desatacó el aumento de la categorías “aceites, grasas y manteca” (39% en el Gran Buenos Aires y 79,4% en el Noreste). De hecho, el aumento de la grasa y la margarina es señalado en las panaderías como la razón detrás del fuerte suba en el precio del pan. También se destaca la suba del rubro “café, té, yerba y cacao” (37,9% y 54,3%, respectivamente) y de la leche y los productos lácteos (34,9% y 39,4%, respectivamente).
De acuerdo con el relevamiento hecho en los comercios barriales por el Isepci, en el rubro almacén en este primera cuatrimestre los mayores incrementos estuvieron en el aceite mezcla 34,78%, queso cuartirolo 32,43%, yerba 20%, lentejas 14,29%, mayonesa 12,89% y dulce de batata 11,11%.
Esta suba del precio de los alimentos afecta especialmente a las familias de menores recursos, que destinan mayor parte de sus ingresos a este concepto. Y, dado que la infancia está sobrerrepresentada en la pobreza (mientas que el índice es de 42% para el total de la población se eleva a 57,7% en el caso de los menores de 15 años, según los últimos datos oficiales), golpea especialmente a niños, niñas y adolescentes.
El 42,1% de los niños, niñas y adolescentes de entre 2 y 18 años que asisten a comedores y merenderos presentan malnutrición
De hecho, según el Indicador Barrial de Situación Nutricional, realizado a principios de este año en 1066 comedores y merenderos de 20 provincias del país, el 42,1% de los niños, niñas y adolescentes de entre 2 y 18 años que asisten a comedores y merenderos presentan malnutrición, lo que representa un empeoramiento de 5,4 puntos porcentuales respecto de 2019.
“Mientras el Gobierno siga sin tomar las medidas indispensables para imponerle límites a los formadores de precios de las diferentes ramas de la economía que con distintas excusas los aumentan desproporcionadamente, todos los esfuerzos del fisco para ayudar a paliar la emergencia alimentaria que atraviesan los sectores más vulnerables, seguirán escurriéndose por la canaleta de la inflación”, dijo Rudnik.
DT