Un Papa en contra de la economía del “descarte” y en auxilio del medio ambiente

La crítica al sistema capitalista por su impacto en la humanidad y en el medio ambiente ha sido uno de los legados del papa Francisco. Quizás por su origen peronista, su cercanía a los cartoneros y los villeros, y su postura de defensa de lo que él llamaba la “casa común”, el planeta, Jorge Bergoglio enarboló estas causas. No por nada adoptó desde el inicio de su papado el nombre de Francisco por San Francisco de Asís, comprometido con los pobres y la naturaleza. Entre sus principales mensajes al respecto, dejó los siguientes:
- En su encíclica Laudato Si, criticó el modelo económico basado en el consumismo y la explotación sin fin de los recursos naturales porque arrastra al mundo a una crisis ambiental y social sin precedentes.
- Advirtió que el capitalismo promueve la “creación de gente descartada” para después “ocultarla o asegurarse de que no se la vea”. Ya desde sus tiempos de arzobispo de Buenos Aires hablaba de la “cultura del descarte” en sus misas con cartoneros en plaza Constitución.
- Sostuvo que la economía debía ser un “instrumento de servicio”, “que no mata, que no aplasta”, no privilegiando al beneficio económico sino a la dignidad humana y la justicia social.
- “El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre”, escribió en la encíclica Populorum progressio.
- Rechazó que la riqueza estuviera concentrada en pocas manos e invitó a pensar en el bien común.
- Alertó que la deuda externa de los países subdesarrollados “se ha convertido en un instrumento de control”.
- Propuso usar un porcentaje del presupuesto de armamento en “un fondo mundial que elimine el hambre y facilite en los países pobres actividades educativas también dirigidas a promover el desarrollo sostenible”.
- Aunque destacó que “el desarrollo de la inteligencia artificial tiene el potencial de contribuir de manera positiva al futuro de la humanidad”, se preguntó: “¿Pueden nuestras instituciones nacionales e internacionales responsabilizar a las empresas de tecnología por el impacto social y cultural de sus productos?”.
- Senaló que el modelo económico actual depreda la naturaleza y propuso un cambio en la economía, las personas y las empresas en su relación con el medio ambiente.
- “Sabemos que la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes –sobre todo el carbón, pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas– necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora”, decía la encíclica Laudato Si.
- Habló de “ecocidio” y lo definió como “la contaminación masiva del aire, de los recursos de tierra y agua, la destrucción a gran escala de la flora y la fauna, y cualquier acción capaz de producir un desastre ecológico o destruir un ecosistema”.
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