La inversión extranjera directa (IED, que excluye la especulativa y se circunscribe a la compra de empresas y la radicación de nuevas líneas de producción) batió un récord en toda Latinoamérica en 2022 y la Argentina también se benefició al alcanzar su mayor nivel desde 2003, año en que comenzó a medir la variable la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). Pese al cepo cambiario y por impacto de la minería y los servicios de software y tecnologías de la información, nuestro país recibió el año pasado US$ 15.408 millones, con lo que superó el pico de 15.325 millones alcanzados en 2012.
Casi todos los países de América Latina y el Caribe recibieron más inversión extranjera directa en 2022. Lidera la lista Brasil (que recibió un 41% del total regional y que figura como quinto destino de la IED mundial), seguido de México (17%), Chile (9%), Colombia (8%), la Argentina (7%) y Perú (5%). Es decir, nuestro país está por debajo de Chile y Colombia, pese a que tiene un PBI mayor que ambos, lo que indica que se encuentra aún por debajo de su potencial de captación de inversiones. “A 2022, el acervo de IED en la región totalizó 2,86 billones de dólares y está concentrado en el Brasil (36%), México (25%), Chile (10%), Colombia (8%), el Perú (5%) y la Argentina (4%)”, indica el informe de la CEPAL.
En cuanto a nuestro país el año pasado, “la mayor parte de la IED correspondió a préstamos entre empresas (57%) y en segundo lugar a la reinversión de utilidades (37%), y ambos recibieron más capital que en 2021”. “Los aportes de capital, por lo tanto, tuvieron una participación pequeña (5%) y el monto recibido fue levemente inferior al de 2021 (-3%).”
Entre las principales fusiones y adquisiciones de la Argentina el año pasado figuran la compra del unicornio Technisys por US$ 1.100 millones por parte de la norteamericana SoFi Technologies. Technisys es un proveedor de plataformas bancarias basadas en la nube, cuyas acciones cotizan en el Nasdaq. Esa operación fue seguida por la venta de la litiera Lithea a la china Ganfeng Lithium por 962 millones, el proyecto de litio Rincón a la angloaustraliana Rio Tinto por 825 millones y la mina de cobre sanjuanina Josemaría a la canadiense Lundin. “El objetivo de Ganfeng, el mayor productor chino de compuestos de litio y proveedor clave de Tesla, la empresa estadounidense productora de automóviles eléctricos, es acceder a las reservas de litio de la provincia de Salta para producir materiales esenciales para baterías”, apunta la CEPAL a la firma asiática que abastecerá al grupo de Elon Musk. También se refiere al yacimiento de litio de Rincón, en la misma provincia: “Se espera que el proyecto sea de larga duración y con bajas emisiones de carbono, gracias a una innovadora tecnología aplicada por Rio Tinto para la extracción del metal, que tiene el potencial de aumentar su rendimiento de recuperación. En la región ya hay una planta piloto en funcionamiento, y la empresa tiene previsto invertir aproximadamente 100 millones de dólares en los próximos dos años para seguir explorando el potencial del proyecto, con otros 1.000 millones de dólares previstos para la construcción de una planta comercial”.
La CEPAL destaca que la inversión minera en Latinoamérica se recupera por el interés de las transnacionales en el litio de la Argentina, donde tributan menos que en Chile. Bolivia grava aún más a las empresas, pero por ahora no ha conseguido mucha inversión y ahora intenta convencer a China y Rusia de que desembolsen en sus salares. “La empresa estadounidense Livent anunció una inversión de 510 millones de dólares para expandir su operación de litio en la Argentina, y por la otra, la corporación china Zijin Mining Group anunció que invertirá 380 millones de dólares en su operación de litio en el país”, reseña el organismo de la ONU.
“Otro de los sectores con importantes proyectos de inversión en la Argentina es el de hidrocarburos, concentrados en la formación de petróleo y gas no convencional de la cuenca de Vaca Muerta”, señala el reporte. “Dadas las propiedades del gas natural como hidrocarburo versátil y menos contaminante, su uso privilegiado como fuente de energía no renovable en el contexto de la transición energética hace atractivas las inversiones en sus reservas en la Argentina, en Vaca Muerta, y en aguas profundas del Brasil”, agrega. Entre diez mayores anuncios de proyectos transfronterizos en el sector de energías no renovables desde 2015 figura el de la malaya Petronas con YPF en 2018 por US$ 2.300 millones y el de la británica BP, controlante de Pan American Energy (PAE), donde es socia de los Bulgheroni, por 1.500 millones en 2020. El documento destaca cómo la inversión de Vaca Muerta ha impactado favorablemente en pymes proveedoras del sector metalúrgico de Córdoba y Mar del Plata.
El informe se refiere a las energías renovables: “La penetración de la energía solar y eólica en la región todavía está concentrada en unos pocos países: el 71% del total de la capacidad instalada a nivel regional se encuentra en la Argentina, el Brasil, Colombia y México. En Chile, la Argentina, el Brasil y México, por ejemplo, hay un gran potencial”. Además comenta sobre biocombustibles y la energía generada a partir de materia orgánica: “El desarrollo de la bioenergía y la biomasa también ha desempeñado un papel fundamental en las estrategias energéticas de algunos de los países de la región y, en particular, en las del Brasil, la Argentina y Colombia, aunque su peso en los anuncios de IED sea bajo”.
“También se destacó el crecimiento de las inversiones de las transnacionales de la Argentina hacia el exterior (35%), con niveles muy superiores a los registrados en la última década”, señaló el documento. Son las empresas argentinas que buscan dólares en el exterior. Invirtieron fuera US$ 2.076 millones. Uno de los destinos fue México, donde el grupo Techint apuesta a aumentar su producción siderúrgica. Allí también invierte Hokchi Energy, de PAE, para extraer petróleo y gas natural en aguas poco profundas.
AR