Pese a las tensiones con los Fernández, Techint acumula buenos resultados económicos durante este gobierno

Apenas comenzada la cuarentena en marzo de 2020, Techint Ingeniería y Construcción, la constructora del grupo que encabeza Paolo Rocca, despidió a los 1.450 obreros de las obras privadas que venía haciendo. Entonces, el presidente Alberto Fernández reaccionó: “Es uno de los casos que más me conmocionó, no es momento de hacer eso, es una falta de solidaridad enorme. ¿Qué le puede pasar a una empresa que un mes trabaje menos? Que gane un poco menos. Has ganado tanta plata, tenés una fortuna que te pone entre los más millonarios del mundo. Hermano, esta vez colaborá. Y hacelo con los que hicieron grande tu empresa, porque tu empresa es grande por el trabajo de esa gente. No quiero entrar en un ningún debate que nos enoje, es un llamado a la reflexión”. Pero la tensión estalló entre el entonces naciente gobierno del Frente de Todos y Rocca, italiano residente en la Argentina, que figura como el tercer argentino de mayor fortuna en el ranking de la revista Forbes, detrás de Marcos Galperin, de Mercado Libre, y Gregorio Pérez Companc, de Molinos Río de la Plata.

En junio de 2022, hace un año, en la última vez que el presidente compartió un acto con la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner también criticó a Techint. Era el festejo por los 100 años de YPF y la vice se refirió a los tubos que Energía Argentina SA (Enarsa), una empresa estatal dirigida por uno de los suyos, Agustín Gerez, había comprado para el gasoducto Néstor Kirchner a Tenaris, siderúgica del grupo de Rocca, después de una licitación internacional: “Tenemos también que comenzar a exigir, porque quien provee los caños que es una gran empresa multinacional de origen argentino y que la mayor parte de su capital la hizo aquí en Argentina a partir de la privatización de la siderurgia, que también estaba en manos del Estado. Pedirle que la chapa laminada que hacen en Brasil la traigan acá, con línea de producción para hacerla acá. Muchachos: no podemos seguirle dando 200 millones de dólares para que se paguen ustedes mismos en la empresa subsidiaria que tienen en Brasil. Pongan la línea de producción de chapa en Argentina, si han ganado fortunas en la Argentina. El balance, Alberto, del 2021, les triplicó lo del 2020″. Pero Techint no cambió de planes: importó la chapa de su planta brasileña y terminó los tubos en la fábrica de Tenaris en Valentín Alsina.

Pese a las tensiones, que revivieron las viejas rencillas del gobierno de Cristina Kirchner, entre 2007 y 2015, con el grupo de Rocca, a este no le ha ido nada mal durante la era del Frente de Todos. No es que el empresario milanés haya cultivado una buena relación como había logrado en su momento con Néstor Kirchner o Mauricio Macri. No es que los Fernández lo hayan incluido entre sus confidentes ni que haya estrechado lazos como tiene el ministro de Economía, Sergio Massa, con hombres de negocios como José Luis Manzano, Daniel Vila, Marcelo Mindlin, Francisco de Narváez o Jorge Brito.

Sin embargo, el Gobierno no tuvo otra que comprarle a Techint sus tubos para la principal obra de estos cuatro años, el gasoducto Kirchner, no le quedó opción que contratar a su constructora, experta en este tipo de obras, para que en sociedad con la de Mindlin, Sacde, instalaran 440 de los 573 kilómetros de esta cañería. A su vez, la petrolera del grupo, Tecpetrol, es la empresa que más volumen de gas se adjudicó en la licitación al mejor postor (el que ofrece menor precio) para llenar el gasoducto Kirchner, una vez que se inaugure el próximo día 20. Así es que Tecpetrol podrá elevar su producción en Vaca Muerta, donde prevé invertir US$ 2.500 millones. Es decir, que a Techint esta megaobra le cierra como gran negocio por todos lados: proveyó la chapa desde su fábrica en Brasil y con ella elaboró los tubos en la Argentina, fue contratada para construir tres cuartos del gasoducto y es la que más lo llenará con gas para venderlo en el mercado interno y en la exportación, en principio a países vecinos. Todos estos negocios los consiguió por licitaciones transparentes, sin el acomodo de un gobierno con el que mantiene una relación protocolar después de tanto roce verbal.

Incrementos de costos, pero más ganancias

En la licitación de los tubos, en marzo de 2022, Tenaris fue el único oferente. Es el único productor argentino, es cierto. Pero tampoco hubo competidores internacionales. Toda la siderurgia mundial estaba entonces bajo stress no sólo por la recuperación económica global pospandémica sino por la guerra de Ucrania, que había comenzado un mes antes de la subasta. El país invadido era uno de los principales fabricantes de planchones de acero como los que Techint elabora en Brasil. Sólo el grupo de Rocca podía ofrecer los tubos con la urgencia que tenía el Gobierno para poner en marcha, después de seis años de demoras, el ducto necesario para reducir importaciones de gas encarecidas por la invasión rusa y para exportar quizás a partir de 2025 a Alemania y otros países europeos que dejaron de recibir el suministro del gobierno de Vladimir Putin.

En la licitación de la construcción, en julio pasado, no había otra constructora con más experiencia en gasoductos de esta envergadura que Techint, que había instalado, por ejemplo, los 716 kilómetros que unen el megayacimiento de Camisea, en Perú, con Lima, a través de la Amazonia. De todos modos, se presentó en alianza con Sacde, otra de las principales constructoras de la Argentina. Había que tener expertise para construir el ducto en tiempo récord para lo que es la Argentina, de septiembre pasado a este junio, en nueve meses, en lugar de los 20 que hubiera demorado una obra similar. La clave fue que las soldaduras fueron automáticas, no manuales, y para eso trajeron expertos de Turquía.

En la subasta para garantizar el llenado del gasoducto, en diciembre pasado, Tecpetrol se adjudicó el mayor volumen pero también es el segundo mayor productor en Vaca Muerta, detrás de YPF. A la hora de nutrir el tubo, Pampa Energía, de Mindlin, será la segunda que más le suministre, seguida por Pan American Energy (PAE), propiedad de la británica BP, la china CNOOC y los Bulgheroni.

Tecpetrol comenzó a producir en enero de 2017 en Vaca Muerta, en su yacimiento Fortín de Piedra, con un plan de subsidios que lanzó Macri. Para marzo de 2017 ya extraía 0,6 millones de metros cúbicos por día. En marzo de 2018 sacaba 4,1. Un año después, estaba en 15,2. Pero en enero de 2019 el entonces presidente recortó las subvenciones a Vaca Muerta como parte de su plan de ajuste fiscal y por eso la petrolera de Techint inició una demanda judicial que aún continúa. A eso se sumó la devaluación de agosto de 2019, tras las primarias que ganaron los Fernández, y entonces en noviembre de aquel año bajó la producción a sólo 8,5. En marzo de 2020 extrajo 10,4.

A fines de ese año, Fernández, el entonces ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el entonces subsecretario de Hidrocarburos, Juan Carbajales, lanzaron el nuevo Plan Gas.Ar para recuperar la producción. En marzo de 2021, Tecpetrol subió su extracción en Vaca Muerta apenas a 10,8, pero un año después volvió a 15 y en marzo último sacó 13,5. Cuando se inaugure el gasoducto Kirchner dentro de tres semanas, en un acto a todo trapo, la petrolera de Techint batirá su pico de producción en Fortín de Piedra.

En una de las principales sociedades bursátiles de la Argentina, un analista que sigue las acciones de Tenaris y Ternium, la otra siderúgica de Techint, la que elabora chapas, analiza que “para el gasoducto el Gobierno no es que contrató a Lázaro Báez sino a una de las principales empresas de servicios petroleros del mundo”. Se refiere a Tenaris. “Es líder en Estados Unidos, en México, y es la única empresa que hace estos tubos en la Argentina. Los tubos para un gasoducto no tienen mucho valor agregado, son sencillos, van sobre tierra, no tiene grandes especificaciones. Pero Tenaris tiene tecnología para hacer tubos para shale”, alude a los hidrocarburos de esquisto, que se extraen mediante fracking o fractura hidráulica, con caños que se hunden hasta 2.000 metros de profundidad y después se tuercen para avanzar en forma horizontal a la superficie, formando como una L. “También hace tubos para deep water (para extraer offshore en el mar), productos mucho más complejos. Para Tenaris, el negocio de la Argentina es marginal. A Tenaris le va bien, pero no por esta obra que le dio el gobierno argentino sino porque no tiene deuda, está en todo el mundo, le va bien porque subió el precio del petróleo”, analiza el experto, que prefiere resguardar su nombre.

En 2022, Tenaris ganó en el mundo US$ 2.549 millones, un 142% más que un año antes, al calor de la guerra de Ucrania que elevó las cotizaciones de los hidrocarburos, a cuya producción asiste con sus caños. Superó por tres veces al mejor año que tuvo en el gobierno de Macri, 2018, con beneficios por 874 millones. Claro que ni hace cinco años ni ahora esta acerera dependió tanto de la Argentina, aunque sus resultados locales tienen alguna influencia. No por nada en la publicación de resultados de 2022, Tenaris destacó: “La actividad en tuberías también está avanzando a fin de respaldar los desarrollos de petróleo y gas, especialmente en Argentina y Medio Oriente”, “en América del Sur las ventas aumentaron un 34% secuencial, principalmente debido al comienzo de los despachos para un gasoducto -se refiere al Kirchner- y mayores ventas de productos OCTG (tubos de uso petrolero) en Argentina”, “las ventas y el resultado operativo mejoraron principalmente debido a mayores ventas y resultados de nuestro negocio de servicios petroleros en Argentina, que ofrece servicios de fractura hidráulica y coiled tubing (tubería flexible)”, “las ventas aumentaron en todas las regiones, principalmente en América del Norte, donde se registró una recuperación de los volúmenes y precios en toda la región, impulsada por el mercado onshore de los Estados Unidos, y en América del Sur, principalmente debido a mayores ventas de productos OCTG en la región y entregas para un gasoducto en Argentina”.

En cambio, en los resultados de 2019, Tenaris advertía sobre el impacto negativo de la devaluación de agosto de ese año y la consecuente caída en la producción de hidrocarburos en la Argentina del último cuatrimestre. También alertaba sobre el nuevo gobierno: “La actividad de perforación en las formaciones de shale en Argentina, que disminuyó notablemente hacia fines de 2019, es improbable que se recupere rápidamente ya que la incertidumbre constante acerca del clima de inversión ha llevado a las petroleras a postergar las nuevas inversiones”. Pero el sector se recuperó para 2021. No es que haya habido lluvia de inversiones en toda la Argentina, ni que los empresarios estén enamorados de este gobierno, pero en Vaca Muerta sí aumentan los desembolsos y por eso se produce cada vez más.

Por más que el secretario de Industria, José Ignacio de Mendiguren, suela enfrentarse públicamente con Techint por su influencia en la Unión Industrial Argentina (UIA), como cuando en diciembre pasado dijo que “hay algunos que, por ideología o por política, nos quieren llevar a conflictos” o “hay empresas grandes que tratan de hacer prevalecer sus intereses sobre el resto”, el Gobierno no sólo contrató los tubos de Tenaris sino que acaba de defender sus intereses ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). La Cancillería, con Santiago Cafiero a la cabeza y Cecilia Todesca Bocco a cargo de las relaciones económicas, inició a fines del mes pasado un reclamo contra Estados Unidos en la OMC por barreras antidumping de la superpotencia contra tubos que elabora Tenaris en Campana, en lo que se llamaba Siderca.

“En cuanto a Ternium Argentina (la ex Siderar, heredera de la privatizada Somisa), le va siempre igual en ventas, produce siempre lo mismo, si un año no vende mucho acá, exporta un poco más, no ha invertido en expansión desde hace 20 años, sólo hace obras de mantenimiento en la fábrica de San Nicolás”, comenta el analista de la acción. “Porque la que invierte es Ternium, sobre todo en México y Brasil”, se refiere a países con mucho mayor consumo per cápita de acero porque cuentan con más desarrollo industrial y de la construcción que la Argentina. “Ternium tiene márgenes siempre positivos, relativamente estables, sin deuda. Pero la Argentina tampoco es lo principal de Ternium. Distinto es Tecpetrol, que tiene acá fuerte inversión en Vaca Muerta”, aclara el broker.

En 2022, Ternium ganó US$ 2.093 millones, la mitad que en 2021, pero no por culpa de la Argentina sino por el “incremento en el costo por tonelada, principalmente como resultado de mayores costos de planchones comprados, materias primas, energía y mano de obra”, según la publicación de sus resultados. Igualmente, fue más ganancia que en el mejor año de la era Macri (2018, con 1.662 millones). En los resultados 2022 se refieren al país cuando sostienen: “Pese a que en Argentina la actividad en el sector de la construcción y la demanda de productos industriales se mantuvieron en línea, en 2022 hubo una moderación de las ventas de acero en el país reflejo de un relajamiento del exceso de demanda inducida por la pandemia el año anterior. Adicionalmente, los despachos disminuyeron año contra año en otros países en la región dado que la compañía redujo sus exportaciones desde Argentina”. En otra parte se señala: “En Argentina, los clientes de la compañía de la industria y el sector de la construcción están teniendo un buen desempeño y manteniendo un buen nivel de actividad de compra. Sin embargo, Ternium espera una disminución secuencial moderada de despachos de acero en el primer trimestre de 2023 debido a una disminución estacional en los pedidos de clientes. Adicionalmente, la incertidumbre macroeconómica en Argentina podría afectar negativamente la actividad y la demanda de acero en este mercado en 2023”. De todos modos, la empresa destaca que invertirá US$ 1.100 millones en 2023 en este país, de los cuales 160 millones corresponden a la creación de un parque eólico.

AR