“Yo fui parte de boicotear al gran hijo de puta de [Martín] Guzmán para poner al genio de Sergio Massa y no sé si eso estuvo bien”, confesó en diciembre pasado, apenas comenzaba el gobierno de Javier Milei, el dirigente social Juan Grabois sobre los exministros de Economía del Frente de Todos. Grabois había estado del lado del diputado Máximo Kirchner en el rechazo al acuerdo que Guzmán firmó con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar la deuda récord que dejó la administración de Mauricio Macri. Y sigue repudiando ese pacto. Pero después de su autocrítica Grabois recibió un mensaje de Guzmán y se reencontraron en enero pasado. “Los une la honestidad intelectual y la integridad ética”, comenta uno de sus asesores. Pero también los junta el papa Francisco y otro dirigente social, Eduardo “Gringo” Castro, esposo de la intendenta de Moreno, Mariel Fernández.
Después de casi un año de reuniones privadas y alguna aparición conjunta en C5N, este miércoles, el abogado militante de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y el doctor en economía y profesor de La Plata y Columbia, ambos con aspiraciones presidenciales, el primero confesas y el segundo íntimas, compartieron una charla sobre “cómo conciliar estabilidad macro y desarrollo humano integral”.
Aunque estaba planeada hace tiempo, la juntada de estos dos políticos que se perciben como renovadores del peronismo en tiempos en que hay que derrotar a un outsider ocurre justo cuando la jefatura del Partido Justicialista (PJ) se disputa entre las dos veces presidenta y una vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el gobernador riojano, Ricardo Quintela, exponente de la vieja escuela del movimiento. El escenario fue la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde estudió Grabois, pero en la Facultad de Ciencias Económicas, donde en teoría Guzmán jugaba más de local aunque el público lo aportó más que nada el primero.
De fondo se oía la protesta estudiantil contra los diputados que ratificaron el veto de Milei al aumento del presupuesto universitario. Entre el público estaba desde la socióloga Paula Abal Medina, compañera de fórmula de Grabois en las primarias presidenciales de 2023 contra Massa, hasta la economista Marina Dal Poggetto, que escribió un libro, 'Tiempo perdido', donde criticó tanto a Macri como a Guzmán y que el año pasado acompañó a Facundo Manes cuando quería aspirar a la Casa Rosada.
Grabois conoció al entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, en 2008 en una misa por los cartoneros, que el exprecandidato presidencial siempre defendió. Guzmán lo vio por primera vez en 2019, cuando él acompañó al Nobel Joseph Stiglitz en una visita a Roma a quien ya llevaba seis años como Papa, medio año antes de llegar a ministro de Economía. Así como siempre se dijo que el abogado militante de la UTEP era amigo de Francisco, el economista también frecuentó desde entonces al sumo pontífice, como ministro y más aún después. Pero más allá de que el Papa los une, un hombre de confianza de ellos considera que los aglutina “el peso de la gravedad”. “Guzmán le aporta racionalidad económica a Grabois y Grabois le aporta militancia social a Guzmán”, razonaba entre el público. Sin embargo, mantienen sus diferencias.
El dirigente social mantiene su alianza con Cristina Kirchner, que siempre critica la gestión del exministro, aunque no tanto como su hijo. Busca la unidad. De todos modos, Grabois le pidió a Guzmán que contara por qué, según su parecer, las mejoras sociales del kirchnerismo se agotaron en 2014, un año antes de terminar sus 12 años de gobierno. “La línea de la pobreza obviamente empieza a subir en 2014, en el gobierno de Cristina —reconoce el dirigente social—. Yo le empiezo a preguntar a distintas personas por qué empezó en 2014. Le pregunto a él (por Guzmán) y me dice: 'Fundamentalmente el problema era el déficit energético, el déficit fiscal y el déficit comercial, y todo eso era producto de que se sobresubsidiaban las tarifas”, admitió.
“¿Se entiende? Hasta ahí vale”, siguió Grabois. “Le pregunté a Cristina. ¿Sabes lo que me dijo? Lo mismo. El problema fue que nos zarpamos con las tarifas y eso genera devaluación. O sea, hay todo un caminito entre el subsidio de las tarifas y la devaluación, que no sé cuán directo, pero pareciera ser bastante directo. De hecho, hubo una discusión entre ellos (por Fernández de Kirchner y Guzmán) y la devaluación no, la devaluación sí. Es decir, hay muchos equívocos en la política que son, por ejemplo, que uno piensa que piensa algo y que el otro piensa otra cosa, pero en realidad piensan lo mismo pero después se pelean.
“¡Qué pena que esa charla no la tuviste unos años antes!”, le comentó Guzmán, recordando sus peleas en 2021 y 2022 con la entonces vicepresidenta por el aumento de tarifas que él proponía. El público se rió y Grabois bromeó: “Sí, bueno, pero ahora vamos a hacer un careo. Ahora voy a ser abogado de Cristina porque si me la chicanean a Cristina...”. Algo le comentó el exministro por lo bajo y el dirigente social respondió: “Yo no fui ministro de nada, amigo. Cuando sea ministro, vas a ver cómo va a ser esto, muy distinto”. Sonrieron. “Pero es cierto que hubo una discusión. Pero cuando él estaba de ministro, también es culpa de él. Es cierto que cuando él estaba de ministro no se dieron las condiciones para segmentar las tarifas, lo cual fue una gran cagada”, le dio la derecha.
Yo no fui ministro de nada, amigo. Cuando sea ministro, vas a ver cómo va a ser esto, muy distinto
“Mi discusión más fuerte con Guzmán fue por acuerdo con el FMI”, recordó Grabois, y en cierta forma la diferencia continúa. El dirigente recordó que en 2018 en un grupo de Whatsapp con Máximo Kirchner y el actual gobernador bonaerense, Axel Kicillof, ahora enfrentados, decidieron escribir una carta contra una eventual renegociación del préstamo que Macri tomó del FMI porque el organismo, en su visión, violó sus propios estatutos al otorgarlo. Se trató un crédito desmesurado sin un plan económico sólido detrás y bajo el interés político del entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de apoyar a Macri, según diversos testigos. “Si llego a presidente, eso lo que voy a hacer: no se negocia dentro del estatuto del Fondo, es patria o muerte, venceremos. Si él quiere ser ministro de eso...”, le ofreció Grabois entre sonrisas. Pero Guzmán también cobija su ambición de llegar a la Casa Rosada, aunque no la manifieste.
Guzmán advirtió que sin un acuerdo, se hubiera caído en un default con el FMI: “Por ahí también la sociedad tiene que hacer un ajuste porque eso tiene consecuencias sobre otras fuentes de crédito. Es lamentable, pero es así. Nada es tan fácil”. Más adelante, Grabois insistió con su postura de que la Argentina debería haber renegociar capital e intereses aunque el estatuto del organismo no lo permite: “Si es tanta (deuda) e injusta, la pelea que nosotros tendríamos que haber dado... vos decís que no fue el mandato (de Alberto Fernández) y vos no lo hubieses hecho porque no estabas de acuerdo...”. Guzmán lo interrumpió por sorpresa: “No, yo lo hubiese hecho... Si era el mandato, lo hubiese hecho. Y creo que estoy en condición de hacerlo”. “Interesante -respondió el dirigente-. Escucha lo que está diciendo elsSeñor. Ya está arruinando su carrera. Nos está diciendo: 'Si a mí me hubiesen dado el mandato de decir yo no voy a pagar el capital y los intereses de acuerdo al estatuto del Fondo, porque ustedes nos cagaron, yo hubiese hecho eso y lo hubiese hecho bien”, volvieron a reír a sala llena. Quedaron en público en que seguirán compartiendo espacios comunes.
AR/JJD